El Idomeni de Ana Barquero… en busca de un mundo mejor

9. junio 2016 | Por | Categoria: Destacado, Hablamos de...

Ana Barquero en Idomeni

Ana Barquero González, es enfermera y profesora honoraria de la Universidad de Huelva en la Facultad de Enfermería. Hace un mes que regresó del campo de refugiados de Idomeni, en  Grecia. Hace una semana que éste  ha sido  desalojado y desmantelado. Según cifras del gobierno griego, son aproximadamente 8.500 personas las que han sido trasladarlas a otros campamentos oficiales habilitados por el ejército.

Ana  Barquero nos cuenta cómo está viviendo esta experiencia, y nos invita a reflexionar sobre el tema e intentar ayudar.

 ¿Cómo me embarco en esta aventura?

Mi preocupación por la crisis de los refugiados que están llegando a Europa, y las noticias en las condiciones que llegan, las muertes en el Mediterráneo y la manera en la que están siendo tratados por la Unión Europea, me impulsó a colaborar con la Asociación de Ayuda al Refugiado (AYRE), Organización No Gubernamental, sin ánimo de lucro e independiente de toda organización política, sindical o religiosa.

Durante nuestra estancia, nuestro principal objetivo ha sido el de ayudar a subsanar aquellos problemas relacionados con la salud que aquejaban a los refugiados, teniendo en cuenta las condiciones inhóspitas, insalubres y de precariedad en las que estaban viviendo, hacinados en tiendas de campaña, rodeadas de barro, empapados por la lluvia o abrasados por el sol durante meses.

¿Dónde llevábamos a cabo nuestra asistencia?

La atención sanitaria se dispensaba en una tienda de campaña (Yellow Tent) instalada y proporcionada por la ONG de Bomberos en Acción.

El equipo estaba conformado por tres médicos, dos enfermeras y un fisioterapeuta de Huelva. Posteriormente se nos unieron otros médicos, enfermeras de diferentes provincias españolas y bomberos de la ONG de Bomberos en Acción.

La tienda contaba con tres boxes donde se pasaba consulta, uno de ellos lo adaptamos para atender a los niños. En la parte posterior de la tienda estaba instalada la farmacia. Teníamos establecidos dos turnos de trabajo, de 10 a 15 h el primer turno, y de 15 a 20 h el segundo. Cada uno de ellos estaba compuesto por dos médicos y dos enfermeras y una cooperante, que se encargaba del orden y de los pedidos de farmacia.

En horario de mañana, otro grupo de sanitarios compuesto por médico, enfermera y bomberos se desplazaba en una furgoneta (la cual se adaptó para visitar a los pacientes) a unas gasolineras cercanas donde también estaban asentados numerosos refugiados para dar asistencia sanitaria.

La patología atendida era parecida a la que aquí se trata en Atención Primaria (afecciones respiratorias, conjuntivitis, quemaduras, heridas, sarna, toma de tensión, test de embarazo, etc.), pero la mayoría lo que más demandaba era la escucha y la atención humana.

Dar estos servicios era posible gracias al material que no escaseaba, sino al contrario, era el necesario para ofrecer una buena asistencia.  Tanto las ONGs españolas como la ciudadanía en general han sido muy generosas y han donado medicación, ropa, zapatos, alimentos, etc.

¿Qué otras acciones llevábamos a cabo?

Cuando no estábamos trabajando como sanitarias, ayudábamos a otras ONGs en diferentes tareas como bañar niños (se aseaban y desparasitaban unos 140 niños diarios), repartir comida, o leña con los bomberos, ordenar lo donado (medicación, ropa y demás donaciones), etc.

¿Cómo transcurre la vida en un campamento improvisado de estas características?

La vida de estas personas se ha visto reducida durante muchos meses a dormir y esperar. Los refugiados se sienten en la mayoría de los casos abandonados. Salieron de un país en guerra buscando un mundo mejor, para ello, tuvieron que vencer todo tipo de dificultades, poniendo su vida en peligro para llegar a Europa, soñando con ser acogidos y esperando comenzar una vida digna. Se han encontrado con unos gobiernos que los han hacinado en campos de refugiados inhóspitos, insalubres, viviendo en condiciones infrahumanas, con familias destrozadas, fragmentadas,  con toda especie de trabas para pedir asilo político, y explotados por las mafias.

Europa les ha dado la espalda y se lava su conciencia enviándolos a Turquía, para lo cual le pasa un dinero. Mientras, los políticos debaten inútilmente la cantidad de cifras que a cada país le correspondería aceptar, como si de ganado se tratara.

Esta situación cuando la vives con ellos,  principalmente lo que te produce  es impotencia, dolor, mucho dolor y rabia. Pero, el antídoto contra estos sentimientos es seguir luchando por los derechos humanos de estas personas.

¿Qué es lo que pedimos?

En primer lugar, es urgente que las autoridades griegas autoricen seguir prestando asistencia a las ONGs y voluntarios en estos nuevos campos, de lo contrario el drama se irá agravando ya que hasta ahora, la situación para estas personas había sido más llevadera gracias a la labor llevada a cabo por dichas ONGs y  voluntarios. Si se les deniega el acceso a ellos creo que estos campos se verán desbordados ya que, según las fotografías que nos envían algunos de los refugiados y las condiciones de vida que nos relatan relacionadas con las infraestructuras dejan mucho que desear, no hay personal suficiente para asistirlos y la comida es insuficiente y de mala calidad.

Es fundamental el respeto y el cumplimiento de los derechos de los refugiados para ello,  hay que proporcionarles condiciones de habitabilidad digna, con casas, escuelas, centros de asistencia sanitaria… No se puede tener a estas personas viviendo en tiendas de campaña rodeadas de barro, empapados por la lluvia o abrasados por el sol,  como han estado, separadas de sus familias y cuya actividad diaria ha sido esperar en la cola para la comida, esperar para ir al baño, esperar para cargar los teléfonos, y esperar que la llamada a través de Skype sea atendida con la esperanza de poder solicitar asilo político.

Otra de las principales acciones a realizar desde los distintos gobiernos sería poner en marcha gabinetes de abogados para facilitar el asesoramiento a los refugiados sobre las diversas situaciones que están viviendo, para poder agilizar los trámites en la solicitud de asilo, la reunificación familiar o la reubicación, con el fin de que su vida se normalice más pronto que tarde.

Es urgente que se cambie el actual sistema instaurado, que sólo permite hacer peticiones de asilo a la oficina de asilo griego  a través de una llamada de Skype que nunca es atendida, y que se sustituya este por un servicio de atención  personal en los campos de refugiados.

No más muertes de niños y personas tratando de alcanzar nuestras fronteras. Son las autoridades europeas las que deben atajar de una vez por toda esta situación. El problema principal para erradicar dicha situación, no está en la insuficiencia de recursos, el problema desde mi punto de vista está en la voluntad política de querer solucionarlo, que por razones principalmente políticas y de intereses económicos (no olvidemos que Siria es un país rico en petróleo y gas natural) no se están llevando a cabo.

No le demos la espalda, nosotros somos sus ojos y su voz, si no lo hacemos ellos, no podrán salir solos de esto.

Nushun, un compañero refugiado nos ayudaba traduciendo del sirio al inglés el día que desmantelaron el campo escribió diciendo: “Idomeni está muriendo como nuestros sueños. Idomeni está siendo destruida como nuestro hogar”.

Voluntarios de Ayre en Idomeni

 

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2 Comments to “El Idomeni de Ana Barquero… en busca de un mundo mejor”

  1. Felicidades por llevar a cabo una labor social y humanitaria para los refugiados en Europa, para realizar este trabajo se necesita verdadera vocación de servicio, empatía y amor por los demás, son estas acciones las que ayudan a construir una mejor sociedad, buscar estrategias para resolver problemas y generar oportunidades para la gente.

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