
58
Pablo Alberto Baisotti
RIESISE, 5 (2022) pp. 49-71 ISSN: 2659-5311
de los cultivos anuales, la articulación de los actores en redes (por cadenas
y territorios) y el fomento del comercio digital y otras opciones de circuitos
cortos (Cepal/Fao 16 de junio de 2020, 25).
Una de consecuencias inmediatas es el crecimiento de las tasas de
informalidad, aumento del trabajo por cuenta propia y brechas en el acceso
a la protección social contributiva. Para 2019 solamente en Argentina,
Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Uruguay los trabajadores del sector
formal tenían seguro de desempleo (Cepal 3 de abril de 2020, 12). Debe
recordarse que la ESS se compuso prevalentemente por desempleados
y trabajadores informales, que impulsaron y formaron emprendimientos
colectivos organizados sobre la base de principios cooperativos, solidarios
y éticos, mediante la participación democrática en las relaciones de
producción y organización del trabajo en múltiples formas (Ruggeri 2009,
221). Existen actualmente tres grupos económicos afectados en diverso
grado por la pandemia: i) Los menos afectados: agricultura, ganadería,
caza, silvicultura y pesca; ii) Los medianamente afectados: explotación de
minas y canteras, industrias manufactureras, suministro de electricidad, gas
y agua, construcción, intermediación financiera, inmobiliarias, servicios
empresariales y de alquiler, administración pública, servicios sociales y
personales; iii) Los más afectados: comercio al por mayor y al por menor,
reparación de bienes, hoteles y restaurantes, transporte, almacenamiento y
comunicaciones, servicios en general (Fao 2020, 22, 23, 25).
Con distinto ímpetu se distinguen países como Costa Rica, Uruguay,
Honduras, Bolivia y República Dominicana que decididamente lograrán
una sustancial recomposición laboral; mientras que Argentina, Brasil, Chile,
Ecuador y México presentarán ritmos más moderados. Por último se ven las
tendencias de Colombia y Nicaragua que son casi insignificantes y, en el
caso de Perú, el panorama continúa ensombreciéndose.
3.3. POBREZA
Los efectos del covid-19 en América Latina podrían llevar a la pérdida
de ingresos del 5 por ciento de la población económicamente activa y
consecuentemente la pobreza se incrementaría en un 3,5 por ciento, y
la pobreza extrema un 2,3 por ciento alcanzando al 13,5 por ciento de la
población de la región. Ello implica que 15,9 millones de personas más
podrían caer en la pobreza extrema, con lo que afectaría a 83,4 millones de
personas en 2020. La pobreza y la pobreza extrema son más elevadas en
las zonas rurales, pero también la informalidad del empleo y el bajo acceso
a redes de protección social.
En parte se debe a la existencia de un gran contingente de pequeños
productores agrícolas de baja productividad, con poca tierra y de baja
calidad, y un acceso limitado a bienes públicos. Aunque no existen cifras
actualizadas, se estima que este sector se compone de cerca de 16 millones
de explotaciones, a las que hay que agregar alrededor de 2 millones de
pescadores artesanales. La agricultura familiar representa, por lo general,
más del 90 por ciento de las explotaciones agropecuarias de la región, pero
solo el 23 por ciento de los trabajadores poseen tierras. En Centroamérica y