Revista Iberoamericana de
Economía Solidaria e
Innovación Socioecológica
RIESISE
Vol. 4 (2021), pp. 149-170 • ISSN: 2659-5311
http://dx.doi.org/10.33776/riesise.v4i1.5185
R
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS) ponen de manifiesto que el sistema ac-
tual de producción y consumo, considerado
lineal, tiene deficiencias desde una perspec-
tiva medioambiental, social y económica que
amenazan su sostenibilidad a largo plazo. El
presente trabajo realiza un análisis comparativo
entre el modelo lineal, las “erres” (reciclar, reu-
sar, etc.) y la Economía Circular (EC), a lo largo
de las etapas del proceso productivo, con el
objetivo de identificar las aportaciones de estas
estrategias productivas a la sostenibilidad. Las
conclusiones muestran las limitaciones del pro-
ceso de producción y consumo lineal, y las ca-
rencias de las estrategias parciales. Asimismo,
muestra que la EC no es una mera agregación
de técnicas sostenibles; es un planteamiento in-
tegrador que repiensa el entramado industrial
y productivo para conseguir un modelo econó-
mico sostenible alineado con la Agenda 2030.
A
The Sustainable Development Goals
(SDGs) show that the current system of pro-
duction and consumption, considered as li-
near, has weaknesses from an environmental,
social and economic perspective that threaten
its long-term sustainability. This paper conducts
a comparative analy sis between the linear mo-
del, “The R’s” (recycle, reuse, etc) and Circular
Economy (CE), along the stages of the pro-
ductive process, with the aim of identifying the
contributions of these productive strate gies to
sustainability. The conclusions show the limita-
tions of the linear production and consumption
process, and the shortcomings of the partial
strategies. Likewise, it shows that the CE is not
a recompilation of different sustainable tech-
niques but a global proposal that redefine the
industrial and productive structure held by the
lineal model to achieve an economic sustaina-
ble strategy aligned with the 2030 Agenda.
LA APORTACIÓN DE LA ECONOMÍA CIRCULAR A LOS ODS
FRENTE A LAS LIMITACIONES DEL SISTEMA LINEAL
THE CONTRIBUTION OF THE CIRCULAR ECONOMY TO THE
SDGS VERSUS THE LIMITATIONS OF THE LINEAR SYSTEM
Laura Santurde Rubio
Universidad Rey Juan Carlos y Universidad Politécnica de Madrid
lsanturderubio@gmail.com
Rosa Belén Castro Núñez
Universidad Rey Juan Carlos
belen.castro@urjc.es
P 
Sistema lineal; Economía Circular; Soste-
nibilidad; Objetivos de Desarrollo Sostenible;
Erres.
K
Linear system; Circular Economy; Sustai-
nability; Sustainable Development Goals; “The
R’s”.
Códigos JEL
: O14, O35, O44, Q01, Q56, P28.
Fecha de recepción: 16/02/2021 Fecha de aceptación: 04/04/2021
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1. INTRODUCCIÓN
Los profundos avances tecnológicos en las esferas productivas,
industriales y sanitarias, acontecidos a lo largo del siglo XX, así como en
siglos anteriores, han supuesto importantes impactos en la sociedad,
el medio ambiente y la cultura. Han conseguido aumentar la esperanza
y calidad de vida de muchas personas, si bien los efectos sobre las
desigualdades existentes en el mundo, sobre todo tras las recientes décadas
de globalización, continúan siendo objeto de debate (Rodrik, 2013).
Pero paralelamente, sobre todo en la segunda parte del siglo XX, ha
surgido una creciente preocupación por la sostenibilidad a largo plazo
del modelo productivo existente. El pionero informe “Los límites del
crecimiento económico”, elaborado por el Club de Roma (Meadows et al,
1972), puso sobre la mesa que las tendencias existentes en el crecimiento de
la población y de la producción, y el asociado uso de los recursos naturales,
mostraban un claro límite de la tierra para soportar dichas tendencias. Casi
50 años después, esta preocupación continúa vigente, sobre todo en el
contexto de la globalización iniciada a finales del siglo XX.
A las preocupaciones sobre la sostenibilidad medioambiental se
añade la dimensión social, derivada de las tendencias en términos de
desigualdades sociales y calidad del empleo generado (ILO, 2008). Todo
ello se ha visto reflejado en los objetivos y las estrategias diseñadas tanto
a nivel internacional como nacional. En particular en 2015 las Naciones
Unidas aprobaron su estrategia para desarrollo a largo plazo, la Agenda
2030, donde se establecieron 17 ODS (Naciones Unidas, 2015). Los
objetivos planteados pretenden poner fin a la pobreza, proteger el
planeta y garantizar que las personas que lo habitan puedan vivir en paz
y prosperidad, evidenciando que el sistema actual no es capaz de superar
estas significativas limitaciones. De hecho, el reto de transformar el modelo
económico para hacerlo más sostenible está explícitamente incluido entre
los compromisos de la Agenda 2030: “Nos comprometemos a efectuar
cambios fundamentales en la manera en que nuestras sociedades producen
y consumen bienes y servicios.” (Naciones Unidas, 2015). Así pues, el
objetivo de la sostenibilidad medioambiental y el cambio del sistema
productivo, ligado a su vez a la EC, está presente en los ODS, en algunos
de forma explícita, como aquellos relacionados con economía, industria,
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sostenibilidad y producción y consumo, y en otros de forma más indirecta
o transversal.
Tanto a nivel institucional como privado, se han diseñado diferentes
estrategias orientadas a mitigar las consecuencias de la inestabilidad del
sistema de producción y consumo lineal basado en el esquema de extraer,
producir, distribuir, consumir y desechar. Pero técnicas tales como reducir,
reciclar o reutilizar no consiguen mejorar problemas cruciales, al menos
no al ritmo necesario. Por ejemplo, analizando los datos del ODS 12, la
huella material mundial ha aumentado solo en siete años en más de 12.000
millones de toneladas. Por su parte, los datos del OSD 15 indican que entre
2015 y 2020, cada año se destruyeron 10 millones de hectáreas de bosque
(Naciones Unidas, 2020).
Es incuestionable que este sistema actual de producción y consumo
no es sostenible a largo plazo (Corvellec et al, 2020) y que las estrategias
parciales conocidas como las “erres” son incapaces de solucionar los
problemas más importantes. Por ello, la EC se ha presentado como un
sistema viable que plantea un modelo económico y productivo sostenible,
con sus correspondientes consecuencias en la esfera social, que cada vez
está tomando más impulso para su implementación.
El presente trabajo tiene por objetivo realizar un análisis comparativo
entre el modelo lineal de producción, las estrategias de sostenibilidad
erres” y la EC, no sólo de forma genérica, sino también en las diferentes
etapas del proceso productivo. Así pues, se contribuye a la literatura
desarrollando un marco teórico a través de un análisis comparativo y crítico
del funcionamiento del modelo lineal, las “erres” y el modelo circular, que
permite identificar las aportaciones de la EC como sistema integrador,
alineado con la Agenda 2030 y los ODS, en armonía con el medio, que
consigue superar las deficiencias del modelo productivo actual. Esto a
su vez constituye una herramienta clave en el diseño y evaluación de las
políticas de apoyo a la EC.
2. DESAFÍOS Y LIMITACIONES DEL MODELO LINEAL
El actual modelo económico se puede definir como un modelo lineal
de producción (Garcés-Ayerbe, Rivera-Torres, Suárez-Perales y Leyva-de
la Hiz, 2019). Dicho sistema lineal se basa en el esquema de extracción,
producción, distribución, consumo y desecho. Su estructura gira en torno
al crecimiento económico y al aumento de los beneficios, al servicio de la
globalización y la descentralización. De manera que se ajustan al mínimo
los costes de fabricación de los productos, orientando la economía hacia el
fast consumption: centrado en la eficiencia económica y rápida producción,
cuyos bienes generan gran cantidad de residuos, ya que, tras esta lógica,
resulta o resultaba más barato producirlos de nuevo que tratar de
La aportación de la economía circular a los ODS frente a las limitaciones del sistema lineal
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aprovechar los recursos con los que todavía cuentan (Cross, 2015). El sistema
de producción y consumo basado en la lógica lineal no es sostenible desde
una perspectiva ambiental, económica y social (WBGU, 2011; Haas et al,
2015; Corvellec et al, 2020).
Desde una perspectiva ambiental, la sobreexplotación de los recursos
y la consecuente destrucción de ecosistemas y degradación del medio
demuestran (a través de indicadores como la Huella de Carbono) (Sempere,
2009), que para seguir al ritmo actual de producción y consumo son
necesarios 1,7 planetas Tierra y, de no ralentizarse, en 2050 se necesitarán
3 (Mentink, 2014). Para entonces, las previsiones indican que se alcanzarán
más de 9500 millones de habitantes, lo que intensificará aún más la presión
por los recursos disponibles (Blázquez, 2020).
Los recursos naturales como el agua, el aire, bancos de pesca,
yacimientos de petróleo o los bosques son recursos de propiedad común,
y si no lo son estrictamente, tienen características equiparables: su uso
por parte de un individuo reduce la capacidad del resto para usarlos, son
móviles y los derechos de propiedad sobre ellos no están claros, es decir,
son excluibles, fugitivos y carecen de derechos especificados. De forma que
la propiedad efectiva solamente se ejercerá extrayendo el recurso y por ello
los propietarios aplican la lógica de que, si no extraen ellos, otros lo harán
(Aguilera, 1988). El impacto sobre la escasez de los recursos es directo:
devastando la biosfera. Por ejemplo, se calcula que el ser humano tiene un
gran impacto sobre la Producción Primaria Neta de la biosfera, utilizando un
24% del total de la producción de vegetación para el mantenimiento de los
seres vivos, lo que de nuevo evidencia el significativo impacto de la especie
humana y su sistema productivo sobre los recursos (Haberl et al., 2007).
Desde una perspectiva económica, existen importantes limitaciones
en la eficiencia del sistema lineal. La escasez de recursos causada por la
sobreexplotación del medio y el ritmo al que se extraen determinadas
materias primas influye decisivamente sobre la variabilidad de sus
precios. Esta escasez se ha visto intensificada por el incremento de la
demanda de materias primas de países como China, cuyas importaciones
de estas materias representan un 24% del total mundial, mientras
que las importaciones suponen un 1,8% (Banco Mundial, 2017). Esta
situación no tiene consecuencias aisladas, las variaciones de precios son
interdependientes y las empresas tienen que continuar compitiendo en
el mercado con los precios como una de sus principales herramientas.
Además, al tratarse de materias primas limitadas, la volatilidad de los
precios se intensifica generando incertidumbre, desalentando la inversión y
elevando los costes relacionados con los recursos. Dificultando la eficiencia
y el crecimiento económico y, por tanto, las estructuras ajustadas de costes
de las empresas competidoras (Fundación Ellen MacArthur, 2017).
Laura Santurde Rubio · Rosa Belén Castro Núñez
154RIESISE, 4 (2021) pp. 149-170 ISSN: 2659-5311
Asimismo, en cada fase del proceso de producción y consumo lineal se
está perdiendo valor y capital. La mayor pérdida de eficiencia se encuentra
en la fase final, ya que el proceso lineal se completa antes de que se agote
la capacidad de los bienes para generar valor de forma que los recursos
llegan antes de lo que deberían al final de su vida útil, generando efectos
negativos asociados en forma de residuos y perdiendo el potencial de los
materiales (Blomsma, 2016).
Desde una perspectiva social, más de dos terceras partes de los alimentos
producidos en el mundo se convierten directamente en desechos mientras
más de 800 millones de personas están subalimentadas y desde 1980, tan
solo el 1% más rico del mundo ha captado el doble aumento de renta de
todo el crecimiento que el 50% de los individuos más pobres (Alvaredo
et al., 2017). Las consecuencias sociales no afectan de la misma forma a
todas las esferas ni a todas las poblaciones, nadie permanece inmune a
los efectos de este modelo insustentable. Los países tropicales, insulares
y los territorios costeros son las zonas que más secuelas padecen, siendo
más vulnerables las comunidades desfavorecidas que viven en condiciones
precarias y que no tienen acceso a la información apropiada o en el
momento justo (González, 2012).
De igual modo, las consecuencias sociales abarcan prácticamente
todos ámbitos, pero los más afectados se encuentran relacionados con
desplazamientos forzosos, salud, energía, calidad del aire, actividades
como agricultura, ganadería y pesca, alimentación, precariedad laboral
y las desigualdades (Odoemene, 2011 y Field, 2014). Por otro lado, pese
a que no se sabe con exactitud cuántos refugiados climáticos hay en el
mundo, ya que el derecho internacional aún no ha definido el término, en
2017, el Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos registró 17,2
millones de nuevos desplazamientos internos originados por desastres
naturales e impactos climáticos (ACNUR, 2019). Por su parte, la OMS alerta
de que las consecuencias del cambio climático no van a producir nuevas
enfermedades, sino que aumentarán los casos de las que ya existen y
ocasionarán más transmisiones de enfermedades de animales a humanos,
con los graves riesgos sanitarios que esto puede generar (Greenpeace,
2018).
Atendiendo al Informe de los ODS 2020, 21 de las 169 metas cumplen
su plazo a finales de 2020 y solamente tres de ellas se consideran cumplidas
o bien encauzadas (Naciones Unidas, 2020). Lo que permite observar que,
mayoritariamente, las metas están lejos de conseguirse necesitando un
planteamiento integral para enfrentarlas. Se requiere una metodología
capaz de no producir desequilibrios perjudiciales entre la sociedad y el
medio que habita que también fortalezca las relaciones entre los actores
(Pansera y Genovese, 2020).
La aportación de la economía circular a los ODS frente a las limitaciones del sistema lineal
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3. SISTEMA LINEAL, ESTRATEGIAS DE SOSTENIBILIDAD Y ODS
En la década de 1960 empieza a materializarse la preocupación por la
protección del medio ambiente y trabajos como Límites del Crecimiento
(Meadows et al, 1972) alertan de que el nivel desmedido de consumo y
producción no es sostenible ni deseable. En los años ochenta se extiende
la idea del conflicto existente entre la economía convencional y los sistemas
naturales, permitiendo a los conceptos de bioeconomía o economía
ecológica adquirir importancia en el discurso económico que insistía en
valorizar el medio natural y tener en cuenta la finitud de los recursos en
el sistema de producción y consumo (García, 2003). Es decir, la reflexión
económica se abría hacia el mundo físico, (incluidos los residuos) orientando
los modelos de gestión hacia la introducción de aspectos ecológicos
haciéndolos más viables y sostenibles (Naredo y Parra, 2000).
Incipientes partidos políticos, lobbies y las cumbres internacionales
consiguieron ciertos cambios en comportamientos de las industrias e
hicieron surgir una conciencia generalizada de la urgencia del problema
(Manuel, 2011). Un problema asociado a un modelo que extrae materias
primas, las manufactura y crea productos que se usan y se tiran, genera
residuos a los que no se les darán más uso y cuya acumulación sobrepasa
la capacidad de absorción y regeneración de la naturaleza (Ellen MacArthur
Foundation, 2013; Sariatli, 2017).
Pero la vida de la mayoría de los productos no acaba aquí. Desde que se
corta madera, ha existido el serrín, aunque a veces empleado como aislante,
ha sido considerado un residuo hasta bien entrado el siglo XX, momento
en que la industria maderera lo introduce en el contrachapado de muebles
y en la energía biomasa. Este ejemplo demuestra que desde hace décadas
se emplean técnicas que aprovechan los materiales que se encuentran en
los residuos para la fabricación de nuevos productos. Evitando la extracción
de nuevas materias primas, dándoles más de una vida (Cabildo, Claramunt
y Cornago, 2009).
Esta y otras iniciativas son las estrategias que han dado forma a las
conocidas “erres” (GEO5, 2012; Maccarini y Avellaneda, 2013; Goyal
et al., 2020): repensar, rediseñar, reducir, reutilizar, refabricar, reparar y
reciclar. Estrategias derivadas de las originarias “3R” (reducir, reutilizar
y reciclar) nacidas en los 60, cuya finalidad se centraba en minimizar los
desechos y sus consecuencias sobre el medio ambiente (Manuel, 2011).
Pese a su relevante protagonismo y el tiempo que llevan poniéndose en
práctica, estas estrategias ecologistas, aplicadas de forma aislada solo
palian algunos de los problemas del sistema lineal, ya que, por ejemplo,
es muy difícil reciclar productos que no han sido diseñados para ello
(Vefago y Avellaneda, 2013). El reciclaje de aparatos electrónicos ilustra
perfectamente este problema: según el Informe de los ODS, en relación
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con el ODS 12, los desechos electrónicos generados entre el 2010 y el 2019
han pasado de 5,3 a 7,3 kilogramos por persona, mientras que su reciclado
ha aumentado a un ritmo significativamente inferior de 0,8 a 1,3 kilogramos
por persona al año. Además, pese a la logística que gestiona el reciclaje de
los residuos electrónicos en determinadas regiones industrializadas, la tasa
de recuperación promedio es inferior al 50%. En este sentido, entre 2010 y
2019, los desechos electrónicos han aumentado un 38% pero menos del 20%
es reciclado, lo que continúa generando graves perjuicios de acumulación
de residuos sólidos, que suelen ser tratados por el sector informal mediante
baños ácidos o incineraciones provocando contaminación y pérdida de
materiales escasos que aún tienen valor (Naciones Unidas, 2020).
Por lo tanto, implementar estrategias de reutilización y reciclaje, resulta
insuficiente para abordar la cuestión global de acumulación de residuos
y uso abusivo de recursos naturales. La magnitud del problema necesita
cambios en las fases iniciales de la cadena productiva atendiendo a toda la
vida útil de los bienes y no sólo a su parte final (Greenpeace, 2020).
4. SISTEMA CIRCULAR Y SOSTENIBILIDAD
La realidad actual necesita un cambio en el modelo económico hacia
uno más sostenible, inclusivo y viable a largo plazo y el sistema que plantea
la EC se presenta como la mejor alternativa (Merli et al., 2018)
La EC representa la integración de la actividad económica y el buen
estado del medio ambiente de forma sostenible. Aunque lingüísticamente
equivale al antónimo de la economía lineal, es más preciso definir la EC
como un sistema que aúna, integradamente, diferentes prácticas centradas
en optimizar el uso de los recursos, aumentando el ciclo de vida de los
productos y reduciendo la pérdida de valor de los materiales y la extracción
de materias primas, dando paso a una economía resiliente y próspera
inspirada en el funcionamiento del mundo natural: maximizando el
funcionamiento de los ecosistemas y el bienestar humano (Lett, 2014; Haas
et al., 2015; Murray et al., 2017; Kirchherr et al., 2017, Blomsma y Brennan,
2017)
El modelo de EC se caracteriza por la implementación de diseños sin
residuos, potenciando la recuperación de los ecosistemas, empleando
energía de fuentes renovables, a través de un enfoque integrador basado
en tres principios (Cerdá y Khalilova, 2016):
Preservar y mejorar el capital procedente de la naturaleza, controlando
los medios finitos y equilibrando los flujos de recursos renovables: Cuando
se necesitan recursos, el modelo circular los selecciona y elige tecnologías
y procesos que utilizan recursos renovables o más eficientes, siempre que
sea posible. La EC mejora también los recursos estimulando sus ciclos de
vida dentro del sistema generando las condiciones para su regeneración.
La aportación de la economía circular a los ODS frente a las limitaciones del sistema lineal
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Optimizar el uso de los recursos redistribuyendo productos,
componentes y materiales con su utilidad máxima en todo momento, tanto
en ciclos técnicos como biológicos: en el técnico, diseña los productos para
que sus materiales alarguen su vida o tengan varias, empleando técnicas
como reusar o refabricar, preservando energía y aprovechando recursos y
capital. En el biológico, los sistemas circulares promueven que los recursos
biológicos vuelvan a entrar en la biosfera de forma segura para que la
descomposición resulte valiosa en un nuevo ciclo.
Promover la eficacia de los sistemas: minimizando las pérdidas y
externalidades negativas en las que incurre el sistema tradicional. Esto
incluye reducir los daños en sistemas y ámbitos como la alimentación,
la movilidad, los centros de recogida, la educación, la sanidad y el ocio,
y gestionar factores externos como el uso del suelo y la contaminación
acústica, del aire y del agua o el vertido de sustancias tóxicas.
Atendiendo su definición y principios, en la EC se reconocen
superposiciones conceptuales entre las “erres” y el modelo circular, pero las
primeras sólo conseguirán solucionar algunas de las limitaciones expuestas
si son aplicadas conjuntamente en la totalidad del proceso productivo, en
un contexto más amplio que transforme el sistema hacia uno más sostenible.
Las “erres” son iniciativas predecesoras de la filosofía sistémica del modelo
circular (Prieto-Sandoval et al., 2017; Schroeder et al., 2019).
Como muestra la Figura 1, empleando una mentalidad circular en la
fase de diseño, reusando materiales ya existentes en el proceso productivo,
prolongando la vida de estos, encontrando una nueva actividad para
ese artículo o reparándolo, se conseguirá cerrar lo máximo posible el
círculo, entendido como el ciclo de vida de las materias. La EC ofrece una
nueva perspectiva del sistema de producción y consumo y de las “erres”,
centrándose en aprovechar y aumentar el valor de los recursos utilizados.
Esta mentalidad se consigue empleando tecnologías avanzadas, innovación
y desarrollo en los procesos y modelos vinculados al paradigma de la
Industria 4.0. De forma que, la EC muestra gran potencial de aplicación
de sistemas sobre las operaciones en un sector industrial y manufacturero
que está cambiando y tiene mayor conocimiento (por la medición y la
trazabilidad) y supervisión de procesos y productos. Conseguir integrar las
erres” y las innovaciones de la cuarta revolución industrial en un sistema
sostenible y socialmente sano significa avanzar hacia la EC (Piscitelli et al.,
2020).
Por lo tanto, la EC es un planteamiento sistémico en el que todos los actores
que forman la infraestructura económica y social repiensen y rediseñen el
proceso económico, productivo y de consumo conjuntamente. Este modelo
encuentra similitudes con la Economía Donut, la cual propone desarrollar la
actividad económica entre una base social y un techo tecnológico. Dentro
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158RIESISE, 4 (2021) pp. 149-170 ISSN: 2659-5311
de estos límites se consigue satisfacer las necesidades humanas sin poner
en riesgo el medio natural, pero fuera de estas fronteras, aparecen tanto
las deficiencias de bienestar humano como la degradación y destrucción
planetaria. De manera que solo se conseguirá un sistema sostenible si hay una
transformación global pilotada por las actuales generaciones (Raworth, 2018).
Por tanto, el desarrollo de la EC necesita, por un lado, la actuación
de empresas, consumidores y sus correspondientes comportamientos
(nivel micro); por otro, el desarrollo de iniciativas público-privadas,
como la simbiosis industrial (nivel meso) y, por último, la coordinación
a nivel municipal, regional, nacional y transnacional como proyecta la
Agenda 2030 (nivel macro). Todo ello donde operan modelos de negocio
novedosos y consumidores conscientes y responsables (Kirchherr et
al., 2017). Esto requiere un cambio sistémico completo que implica la
colaboración y compromiso institucional a todos los niveles, así como la
contribución de todos los actores (Jiménez, 2019: p.207 y 208). El mismo
enfoque integrador formulan los ODS, ya que son 17 metas con múltiples
interconexiones cuya finalidad común es conseguir un desarrollo sostenible
ambiental, económico y social. Pese a no mencionarse específicamente la
EC en los ODS, su definición, principios, prácticas y modelos de negocio
están estrechamente relacionados con los objetivos de la Agenda 2030 y
Gráfico 1. Las “erres” en el sistema circular.
Fuente: Elaboración propia a partir de Fundación Ellen MacArthur
(2017).
Mentalidad circular
Proceso productivo
Alargar la vida de los
recursos
Nuevos usos-cerrar el círculo
Repensar
Rediseñar
Reducir
Reutilizar
Refabricar
Reparar
Reciclar
La aportación de la economía circular a los ODS frente a las limitaciones del sistema lineal
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adoptar prácticas de la EC es necesario para lograr muchas de las metas
descritas en los ODS (Schroeder et al., 2019).
5. ANÁLISIS COMPARATIVO DE LOS MODELOS PRODUCTIVOS
Una vez definidos los sistemas lineal y circular, en este apartado se
analiza en qué medida la EC supone una válida solución a las limitaciones
del sistema lineal y cuál es el valor añadido que aporta como alternativa al
modelo económico actual, argumentando así que su implementación es
indispensable para alcanzar la calidad ambiental, prosperidad económica y
bienestar social que se propone la Agenda 2030. Para ello, la Tabla 1 enuncia
los principales elementos del sistema productivo, como son sus objetivos, la
forma en la que funcionan sus procesos de fabricación y desecho, así como
la vida de sus productos, la participación de los actores en la cadena de valor
(individuos, empresas, marco institucional) y finalmente su comportamiento
e impacto sobre el medio ambiente. De forma que para cada elemento se
analizan las características y diferencias entre las tres opciones estudiadas,
en base al análisis de la literatura existente (Linear Risks, 2018; Scheel y
Aguiñaga, 2017; Martínez y Porcelli, 2018; Prieto-Sandoval, et al., 2017;
González y Vargas, 2017; Fundación Ellen MacArthur, 2017).
Tabla 1. Comparativa entre el modelo lineal, las “erres” y la EC.
Elementos del proceso
económico-productivo
Características y diferencias
Modelo lineal Las “erres” Economía
Circular
1
Objetivo gené-
rico del proceso
económico-pro-
ductivo
Sistema econó-
mico en cons-
tante crecimien-
to que busca
maximizar be-
neficios
Reducir las ex-
ternalidades
negativas
Sistema económi-
co sostenible que
busca optimizar
recursos
2Extracción de
materias primas
Continua (a ve-
ces descontro-
lada)
Reducida (op-
timiza
recursos)
Evita extracción
(valoriza recursos)
3
Producción,
montaje y dise-
ño del producto
Buscando efi-
ciencia econó-
mica
Aprovechan-
do productos
y componen-
tes
Buscando durabi-
lidad del producto
además de facilitar
separación y reu-
tilización de com-
ponentes: sosteni-
bilidad
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160RIESISE, 4 (2021) pp. 149-170 ISSN: 2659-5311
4 Residuos
Externalidad
negativa (rema-
nente al final de
la cadena)
Externalidad
negativa (ne-
cesario mejo-
rar su gestión)
Externalidad posi-
tiva (insumo)
5Vida del
producto Caduca Prolongable,
extendida
Reutilizable hasta
su máximo poten-
cial
6Cadena de
valor
Poco o nada
colaborativa
Colaborativa
en la gestión
de residuos
Colaborativa en
toda su extensión
7Individuo/
cliente
Consumista,
irresponsable Culpable Consciente
8Percepción de
los bienes
Prioriza la pose-
sión al uso
Prioriza la po-
sesión al uso
Prioriza el uso a la
posesión
9Negocios/
empresas
Muy optimiza-
dos, centrados
en la compe-
tencia
Optimizados,
centrados en
aprovechar
recursos
Emergentes, cen-
trados en el apor-
te de valor
10
Normativa ins-
titucional (ten-
dencia actual)
Limitativa, san-
cionadora
Muy desarro-
llada
En desarrollo e
implantación,
dirigidas hacia
subvenciones,
recompensas: pro-
motora
11
Comportamien-
to con el medio
ambiente
Degradación
ambiental
Reducción
impacto am-
biental
Reducción impac-
to ambiental
Fuente: Elaboración propia.
1. Objetivos: mientras el sistema lineal busca el crecimiento
económico indefinido y el máximo beneficio, las “erres” pretenden
reducir externalidades negativas consecuentes de la lógica lineal.
La EC plantea un modelo más ambicioso que establezca un sistema
económico próspero y sostenible cuyos recursos sean optimizados
al máximo (Scheel y Aguiñaga, 2017).
2. Extracción de materias primas: como se ha visto, la lógica lineal
extrae de manera continua materias primas de la naturaleza de
forma insostenible. Es decir, explotadas por encima de su capacidad
para regenerarse. Mientras que las “erres” tratan de alargar la vida
de estos recursos y la EC valorizarlos al máximo.
La aportación de la economía circular a los ODS frente a las limitaciones del sistema lineal
161RIESISE, 4 (2021) pp. 149-170
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3. Producción, montaje y diseño del producto: las materias son
manufacturadas de la forma más económica posible, tratando
de conseguir ventajas competitivas frente a otras compañías
(generalmente en precios), logrando mayor eficiencia económica.
Las “erres” optimizan recursos en distintas fases. Por eso, la
aplicación de todas ellas, dentro de una estructura propiamente
circular sí logra valorizar las materias primas, creando productos
que mantengan su utilidad en el tiempo a través de materiales más
puros y componentes fáciles de desmontar que, al finalizar su uso,
puedan ser recuperados y utilizados de nuevo (Scheel y Aguiñaga,
2017: p.11). Además, la cadena de producción integra diferentes
compañías donde los residuos de una, puedan ser los insumos de
otra (Prieto-Sandoval et al., 2017: p. 92).
4. Residuos: son el final del proceso lineal, se acumulan en forma
de externalidad negativa. Las “erres” tratan de reducir sus efectos
sobre el medio y en la EC son tratados como una oportunidad y son
reintroducidos en el proceso productivo (Martínez y Porcelli, 2018:
p. 307).
5. Vida de los bienes: el modelo lineal crea productos que tienen un
período de vida determinado. Las “erres” intentan alargar esta antes
de que se desechen y la EC trata de alcanzar su máxima utilidad,
evitando generar residuos, con el objetivo de cerrar el ciclo.
6. Cadena de valor: el modelo lineal central el valor de la cadena en el
margen de beneficio y la eficiencia, dirigiendo todos los procesos
hacia este objetivo y dejando en segundo plano las opciones
colaborativas. Las “erres” introducen el concepto cooperativo
superficialmente y al final del proceso productivo, como en la
gestión de residuos. Sin embargo, la reducción de los ciclos de vida
de los recursos solo se puede lograr cuando todas las etapas de este
ciclo están conectadas, de manera que los cambios en las cadenas
de valor incluyan el diseño de productos, nuevos comportamientos
de los ciudadanos y nuevos modelos de gestión para conseguir
modelos de negocio circulares en el mercado (Jiménez, 2019).
7. Individuo/cliente: en el modelo lineal el individuo responde a la
llamada consumista y actúa comúnmente según parámetros de
calidad-precio. La introducción de las “erres”, como el reciclaje,
generalmente consigue convencer al individuo de que es culpable
de muchos problemas del planeta y de que debe hacer algo para
solucionarlos. La EC invierte este razonamiento: hace al consumidor
consciente de que, como actor en la estructura sistémica, su labor
es indispensable para el funcionamiento económico sostenible
(Cerantola, 2017).
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8. Percepción de los bienes: los productos lineales (convencionales)
tienen el objetivo de cubrir las necesidades de los individuos,
mientras que los productos característicos de la EC hacen consciente
al cliente de su posición en la cadena de valor circular. Por ello, en
el modelo lineal impera la idea de propiedad y en la EC la del uso.
9. Negocios y empresas: en el modelo lineal cuentan con estructuras
de negocio desarrolladas y un sistema de costes muy optimizado
sometido a la competencia. Muchos de estos negocios emplean
las “erres” para ahorrar costes y aprovechar más los recursos,
pero continúan funcionando según la lógica lineal. Los negocios
circulares están emergiendo y desarrollando sus modelos. Pese a
encontrar barreras para acceder al mercado al competir con los
costes de producción de los negocios lineales, aportan un valor
cada vez más demandado por los consumidores: la sostenibilidad
de sus productos y su labor en la cadena circular.
10. Normativa institucional: Según el informe Linear Risks (2018),
la tendencia actual es restringir el uso de energías y materiales
contaminantes características del modelo lineal. Mientras que
las intenciones políticas de implementación de las “erres” son
numerosas y poco a poco están ampliando su alcance, impulsando
el desarrollo de la EC.
11. Comportamiento con el medo ambiente: el sistema lineal
extrae recursos del medio natural de forma abusiva provocando
degradación y pérdida de ecosistemas. Mientras que el empleo de
las “erres” y la estructura de la EC reducen estos impactos (Martínez
y Porcelli, 2018).
6. APORTES DE VALOR DE LA EC
El modelo circular es fruto de la evolución y unión de ideas que ya
existían (González y Vargas, 2017). Sin embargo, la aplicación de técnicas
como el reciclaje o la reutilización no han conseguido una reducción
significativa del impacto ambiental, ni dar solución a la creciente escasez
de materias primas, así como otros riesgos analizados anteriormente que
siguen acompañando al modelo lineal. Analizando la Tabla 1 y haciendo una
revisión de lo expuesto en el presente trabajo se plantean a continuación
los aportes de valor que se derivan del estudio de la EC y su contribución
a los ODS (Tabla 2):
Tiene el objetivo de construir un sistema económico armonizado con
el medio natural, que mantenga el valor de los recursos, materiales
y productos el mayor tiempo posible. Se basa en el fundamento de
mejorar la redistribución de la riqueza que ya se posee. (Aportación
relacionada con los ODS 1, 2, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14 y 15).
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Garantiza reducir al máximo el impacto ambiental, reforzando la
seguridad en los suministros, disminuyendo así la dependencia de
los recursos escasos y protegiendo al mercado de la volatilidad de
los precios y la inestabilidad. (Aportación relacionada con los ODS
6, 7, 8, 9, 12, 13, 14 y 15).
A través de la valorización de los recursos, conseguir evitar la
extracción de materias primas escasas y reducir el uso y dependencia
de los recursos renovables, al menos, en un período de recuperación
que no sobreexplote el capital natural. (Aportación relacionada con
los ODS 7, 12, 13, 14 y 15).
Fabricación de componentes estandarizados que integran productos
de mayor durabilidad. Diseñados para que sus materiales técnicos
y artificiales puedan ser recuperados, renovados y mejorados.
Teniendo en cuenta las aplicaciones de los derivados y residuos. De
forma que la eficiencia va más allá de lo económico, ya que se busca
la sostenibilidad de los productos. (Aportación relacionada con los
ODS 8, 9, 11 y 12).
Creación e integración de los diferentes actores que componen el
sistema en una cadena de valor circular. En ella, por ejemplo, lo que
antes eran residuos de una industria se convierten en los insumos
de otra, reduciendo las ineficiencias en las redes de suministro,
priorizando la cooperación frente a la competencia. Más aún, se
hace a los actores partícipes de la cadena, como los consumidores
son conscientes, las empresas que incorporen circularidad tendrán
mayor aceptación, consiguiendo compañías responsables y
ciudadanos e instituciones empoderadas bajo una mentalidad
corresponsable. Ofreciendo así una solución global ante problemas
globales. (Aportación relacionada con los ODS 1, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11,
12, 17).
Las oportunidades económicas se presentan en el crecimiento
económico fruto de los menores costes de producción por la mayor
productividad y optimización de los recursos. Además del ahorro
que supone reducir los gastos en materias primas. Igualmente
fundamental es la innovación que trae consigo repensar y generar
redes inversas al método productivo lineal. Estas mejoras van
acompañadas de desarrollo tecnológico, empleo, mayor eficiencia
material y energética traducida en beneficios para empresas e
instituciones. (Aportación relacionada con los ODS 2, 8, 9, 10, 11,
12, 13, 15 y 17).
El modelo que plantea la EC tiene un enfoque integrador y sistémico
que repiensa las estructuras lineales. La EC busca un sistema justo
con el entorno que permita su crecimiento y desarrollo sostenible
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en el largo plazo. Por ello, las esferas sociales de salud, educación
e igualdad de oportunidades quedan favorecidas. (Aportación
relacionada con los ODS 3, 4, 5, 8 y 10).
Tabla 2. Aportación de la EC a los ODS.
Fuente: Elaboración propia.
En general se observa que las relaciones más sólidas existen entre los
aportes de la EC y los ODS 8, 9, 10, 11, 12, 13 y 15. También hay importantes
contribuciones a los ODS 7 y 14 e importantes sinergias (aunque de forma
Tabla 2: Aportacn de la EC a los ODS.
APORTACIONES Y
ODS
Sistema económico
armonizado con el
mundo natural
Reducir impacto
ambiental y reforzar
suministros
Evitar extracción de
recursos y valorizar
los existentes
Productos diseñados
para ser sostenibles y
aprovechados
Integración de todos
los actores en la
cadena de valor
circular (empresas,
ciudadanos,
organizaciones y
gobiernos)
Crecimiento
económico:
optimización, empleo
más productivo,
innovación, desarrollo
y tecnología
Enfoque integrador,
sistémico y
transversal: modelo
justo y sostenible
con el entorno
1 FIN DE LA POBREZA
2 HAMBRE CERO
3 SALUD Y BIENESTAR
4 EDUCACIÓN DE
CALIDAD
5 IGUALDAD DE
GÉNERO
6 AGUA LIMPIA Y
SANEAMIENTO
7 ENERGÍA
ASEQUIBLE Y NO
CONTAMINANTE
8 TRABAJO DECENTE
Y CRECIMIENTO
ECONÓMICO
9 INDUSTRIA,
INNOVACIÓN E
INFRAESTRUCTURA
10 REDUCCIÓN DE
LAS DESIGUALDADES
11 CIUDADES Y
COMUNIDADES
SOSTENIBLES
12 PRODUCCIÓN Y
CONSUMO
RESPONSABLES
13 ACCIÓN POR EL
CLIMA
14 VIDA SUBMARINA
15 VIDA DE
ECOSISTEMAS
TERRESTRES
16 PAZ, JUSTICIA E
INSTITUCIONES
SÓLIDAS
17 ALIANZAS PARA
LOGRAR LOS
OBJETIVOS
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menos directa) entre las prácticas de la EC y varias metas como es el caso
de los ODS 1, 2, 6 y 17. Por último, el característico aporte directo que tiene
relación con los ODS 3, 4, 5 y 16 es el que plantea la transversalidad de la
EC en todo el entorno.
Por tanto, las contribuciones de la EC tienen vinculación directa y sólida
con los ODS relacionados con la distribución de los recursos, extracción
de materias primas, gestión de residuos, efecto sobre el medio ambiente
y el cambio climático, los usos de energías asequibles, innovación,
industrialización, producción y consumo sostenibles y los relacionados con
los ecosistemas y biodiversidad. Mientras que los aportes de la EC tienen
una relación colateral con aquellos ODS correspondientes al bienestar,
educación de calidad o igualdad de género.
7. CONCLUSIONES
La Agenda 2030 y los ODS son la llamada a la acción universal más
significativa para que el modelo de producción y consumo actual cambie
hacia uno sostenible. Estos objetivos incumben a todos los países presentes
en las Naciones Unidas y están lejos de cumplirse (Naciones Unidas, 2020),
por lo que se considera que todas las regiones están en vías de desarrollo
sostenible y deben actuar de manera sistémica para lograr un modelo
sostenible en el largo plazo.
El modelo actual, considerado lineal, presenta deficiencias desde
diferentes perspectivas: desde la ambiental, los recursos están siendo
sobreexplotados; desde la económica, la lógica lineal y la estructura de
producción y consumo desmedido es ineficiente en muchas de sus fases
ocasionando importantes pérdidas de capital; y desde la perspectiva
social, las externalidades negativas del proceso lineal están afectando a
las comunidades, aumentando las desigualdades y refugiados por crisis
climáticas.
Con la intención de paliar algunas de las limitaciones, dentro del
sistema lineal se han introducido estrategias ecológicas, las “erres”,
como reciclaje o reutilización. Pero la implementación de estas técnicas
no ha conseguido mejorar la sostenibilidad del modelo de producción y
consumo. La comparación entre el modelo lineal, las “erres” y el modelo
circular permite observar que los aportes de valor de este último consiguen
salvar las limitaciones del sistema actual que no han sido capaces de
solucionar las “erres”. La EC plantea un sistema integrador con enfoque
sistémico que repiensa y reformula las estructuras lineales hacia las
circulares, presentando un modelo productivo y de consumo en armonía
con el medio natural. La EC es la evolución e integración de conceptos
previos en un sistema viable y deseable que supera las deficiencias del
sistema lineal.
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Por tanto, la EC tiene potencial para superar desafíos medioambientales
y de desarrollo en relación con el uso abusivo de recursos en el nivel
local y global, además de construir un modelo de crecimiento económico
sostenible que concibe regularizar y solventar retos sociales tales como
trabajos precarios, la creación de puestos de trabajo en entornos seguros
y desplazamientos forzados de refugiados climáticos. De esta forma la EC
se alinea con los propósitos perseguidos por los ODS y son numerosas
las aportaciones que se hacen mutuamente, algunas de forma directa,
como en aquellos ODS que abordan cuestiones socioeconómicas,
medioambientales, de consumo, producción e industria, mientras que en
otros ODS la aportación es menor y más indirecta, como es el caso de los
ODS 3, 4, 5 y 16, más enfocados a salud, educación, igualdad de género,
justicia y paz.
Así pues, las prácticas y principios de la EC afectan de diversas formas a
las metas contenidas en los ODS, algunas más firmes y directas y otras más
colaterales o tangenciales, demostrando así que las contribuciones de la
EC tienen un carácter transversal a todos los ODS, en línea con otros análisis
de esta relación (Schoreder et al. 2018).
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