E-motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación
2014, nº 2, pp. 78-87. ISSN: 2341-1473
© Copyright: 2013 Grupo de investigación (HUM-643)
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RELACIONES SOCIO-AFECTIVAS ENTRE
JUGADORES, PADRES, ENTRENADORES
Y ÁRBITROS EN LOS CAMPOS DE
FÚTBOL BASE
Juan Francisco Cara Muñoz1, Iván Pernía Fernández2 y
Manuel Utrilla Abad3
¹Estudiante curso de Licenciatura en Ciencias de la actividad
física y del deporte. Entrenador de fútbol Nivel II.
²Estudiante curso de Licenciatura en Ciencias de la actividad
física y del deporte. Entrenador de fútbol Nivel II.
3Diplomado en Magisterio de Educación Física. Entrenador de fútbol
Nacional.
ivan.pernia.fernandez@gmail.com
RESUMEN:
Este artículo pretende analizar las relaciones que se producen en
el fútbol base entre los diferentes elementos o partes, que a la vez
influyen en mismas y sobre el propio jugador. Desde la perspectiva del
entrenador el control de las relaciones que se producen en el terreno de
juego, es un aspecto a tener en cuenta dentro del rendimiento
formación del deportista, para posteriormente tomar decisiones que
favorezcan la formación-educación y el rendimiento del jugador. A su
vez, intenta concienciar a las demás partes de la importancia que
tienen en el proceso de formación del jugador, para facilitar el trabajo
del entrenador y el aprendizaje del jugador.
PALABRAS CLAVE: Fútbol base, relaciones, jugador, padres y formación.
Relaciones Socio-Afectivas entre jugadores de fútbol base Cara, Pernía y Utrilla
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1.- INTRODUCCIÓN
Es sabido por todos que en los terrenos de juego, en particular en los de fútbol,
nos encontramos distintos tipos de grupos sociales que influyen en los propios
jugadores. En el fútbol base se aprecia cómo tanto padres, árbitros, entrenadores
como los propios jugadores interactúan de forma que todos conviven interviniendo
unos sobre otros.
"El deporte es, quizás, el medio más efectivo de comunicación en el mundo
moderno, sobrepasando incluso a las formas verbales y escritas para alcanzar
directamente a miles de millones de personas en todo el mundo. No hay dudas que el
deporte es una forma viable y legítima de establecer amistad entre las naciones."
Nelson Mandela.
Según Kofi Annan, "El deporte puede jugar un rol en el mejoramiento de la vida
de los individuos. Y no solamente de los individuos, debería agregar, sino de las
comunidades en su conjunto. Estoy convencido que es el tiempo adecuado para
edificar ese entendimiento, para alentar a los gobiernos, agencias de desarrollo y
comunidades a pensar cómo el deporte puede ser incluido sistemáticamente en los
planes de ayuda a la infancia, particularmente de aquellos que viven en medio de la
pobreza, la enfermedad y el conflicto”.
Para Platón en su libro “La República” (427-347 a.C.) los deportes y la
educación física, eran una parte esencial de la educación integral, como la concite hoy
el hombre moderno. Ya el filósofo griego definió la educación perfecta así: "La
educación es el arte de conducir al niño por los caminos de la razón. Su deber
consiste en fortalecer el cuerpo tanto como sea posible y en elevar el alma a su más
alto grado de perfeccionamiento."
El deporte según Nogueda (1995), es más que una práctica física, o una forma
de canalizar el tiempo libre y los momentos de ocio, es un elemento educativo que
constituye un importante fenómeno social.
Gutiérrez Sanmartín (1995), reconoce en el deporte un contexto de alto
potencial educativo para la adquisición de valores y desarrollo de actitudes
socialmente necesarias.
Este análisis de las relaciones socio-afectivas, ha sido llevado a cabo en el
equipo alevín C del Carpetrilla F.C, club perteneciente a la provincia de Sevilla,
durante la temporada 2010-2011. La edad de todos los jugadores estaba comprendida
entre los 10-11 años, aspecto a tener en cuenta a la hora de analizar dichas
relaciones.
A continuación, se expondrán las posibles tipos de relaciones que se pueden
dar en los terrenos de juego de fútbol base.
2- RELACIONES SOCIO-AFECTIVAS.
2.1.- Relación jugador-entrenador
La relación que se produce entre el jugador y el entrenador en el fútbol base la
podemos diferenciar en dos partes:
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Durante el entrenamiento:
La relación dentro de un entrenamiento entre el jugador y el entrenador o
“míster” como ellos le llaman podemos considerar que es cordial y directa. El
entrenador se preocupa de que los jugadores aprendan en un ambiente óptimo-
agradable en los entrenamientos teniendo siempre presente la seriedad y el trabajo,
pero nunca llevándolos al autoritarismo. El míster de estos jugadores cree que es
importante tener en cuenta a la hora de preparar las sesiones que son niños de 10
años y que será mucho más productivo trabajar con ellos mediante ejercicios reales y
utilizando juegos propios de su edad adaptados al fútbol, que con ejercicios cerrados y
en los que no prima la competición. Llegado a este punto resaltar que en estas edades
la competición tiene una gran relevancia, ya que los niños se ven motivados cuando
en sus actividades está presente dicho factor.
Por otro lado, los jugadores ven al entrenador un sujeto del que pueden
aprender el camino para ser mejores jugadores, esto se ve favorecido por el trabajo
que el míster realiza con ellos. Es importante que los niños aprecien el esfuerzo y esto
solo se consigue trabajando sobre las sesiones e intentando que los juegos no se
repitan de forma frecuente, se debe tener en cuenta que los ejercicios se comprenden,
se entrenan y por último se automatizan, cuando ya se han automatizado es cuando
debemos cambiarlos. Con esto llegar a la reflexión, de que la relación de los jugadores
con el entrenador puede ser cordial y seria a la vez, para ellos es importante que
desde el primer día se diferencia entre el terreno de juego y el entrenamiento, y el
resto del tiempo que pasan en la entidad, a la vez recalcar que es importante dedicarle
tiempo a las sesiones, con esto, ellos verán que el entrenador trabaja y las ganas de
entrenar de los jugadores aumentarán.
Durante el partido:
Es frecuente en esta categoría que en el vestuario antes de comenzar el
partido encontremos a entrenadores que lanzan mensajes motivadores a sus
jugadores para que salgan al cien por cien a jugar, dan consejos de cómo actuar
dentro del campo, les explican de forma reducida las estrategias tácticas, los
jugadores que lanzan faltas, córner y penaltis. Es mucha la cantidad de información
que asimilan en poco tiempo, pero gracias al trabajo de toda la semana, no encuentran
problema para realizarlo.
Por otra parte de forma habitual vemos como existen entrenadores que
menosprecian el esfuerzo de sus jugadores, ciñéndose sólo al resultado. Es
sorprendente como incluso estos jugadores son ridiculizados dentro del campo, en vez
de recibir correcciones sensatas de sus entrenadores.
Además de lo citado anteriormente, podemos encontrar situaciones en las que
los entrenadores intentan que los jugadores adquieran responsabilidades. En este
caso los jugadores eran los encargados de hablar por teléfono con el entrenador en
caso de ausencia a un entrenamiento u otro motivo, esto se hacía con la intención de
desarrollar en los propios jugadores la competencia en autonomía y habilidad
lingüística.
2.2.- Relación padre-entrenador
La relación entre padres y entrenador es similar en lo cordial a la anterior, pero
por el contrario no siempre es tan directa. En muchas ocasiones son los propios
jugadores los intermediarios entre el padre ó madre y el entrenador. Es cierto que
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muchas veces pueden existir malentendidos a la hora de que el niño procese la
información y se la transmita a los padres, pero con esto también se consigue que se
delegue en el jugador y empiece a asumir responsabilidades. También existen
situaciones en las que la relación padre-entrenador es directa en su totalidad. En los
terrenos de juego se presencian situaciones, de jugadores en etapa de rebeldía, niños
con problemas en los estudios o en sus casas, en las que es imprescindible que el
entrenador y el padre o madre del jugador se pongan en contacto y juntos intenten
paliar dicho problema. Además de lo citado anteriormente esta relación directa se
vuelve a dar cuando un padre se interesa en el progreso de su hijo.
Estas relaciones planteadas anteriormente se caracterizan porque ocurren
rutinariamente en las sesiones de entrenamiento. Por otro lado encontramos
relaciones que ocurren en el terreno de juego durante el partido, a pesar de ser los
mismos individuos los que participan en ellas, cambian notablemente.
2.3.- Relación entrenador-árbitro
La relación de los árbitros y los entrenadores dentro de un partido de fútbol
base suelen ser oscilatorias.
En los partidos a estas edades, viene a ser frecuente y vergonzoso ver a
entrenadores insultar al colegiado y por consiguiente ser expulsados. En esta clase de
partidos mayoritariamente debería de primar la formación y educación de los jóvenes
deportistas, y sin embargo encontramos individuos que alteran el transcurso normal
del partido y el ciclo de aprendizaje de los jugadores.
Por otra parte, encontramos entrenadores que si se compenetran con los
árbitros para que los niños puedan crecer deportiva y personalmente. A pesar de
existir estas situaciones de cooperación entre árbitro y entrenador, en ligas en las que
prima la competición y la victoria es complicado que ocurran. Es importante que el
entrenador muestre una actitud de respeto con respecto al árbitro para inculcársela a
sus jugadores.
2.4.- Relación padre-árbitro
Esta relación es quizás la más complicada dentro del terreno de juego, ya que
haga lo que haga el árbitro su decisión va a ser cuestionada por el equipo perjudicado.
Son muchas las ocasiones en las que vemos como padres de los jugadores,
menosprecian e insultan a los árbitros encargados de controlar el partido. Estos gritos
hacia el colegiado, crea dentro del terreno de juego una tensión que es transmitida a
los propios jugadores, a veces provocan que los futbolistas endurezcan su juego y
comiencen a aparecer entradas y agresiones fuera de lugar.
De todas estas situaciones se pueden sacar las siguientes conclusiones, con la
finalidad de intentar paliar este tipo de actos:
- La primera es que este tipo de personas que van al campo con ánimo de
violencia y dar un espectáculo fuera de lo deportivo deberían de desaparecer, ya que
da mala imagen al club y no trae nada bueno para la competición.
- La segunda es que en el fútbol base entrenadores, árbitros y padres deberían
de actuar en conjunto con el fin de dar ejemplo a sus hijos. Dicen que de tal palo tal
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astilla, si los jóvenes deportistas ven a sus padres o padres de sus compañeros
insultando al árbitro, de mayores ellos actuarán de la misma manera.
- Tercero, reflexionar sobre las soluciones que le podríamos dar a situaciones
en las que el padre de un jugador actúa de forma errónea, estas soluciones podrían
ser las siguientes: hablar con el padre otro día y hacerle ver que ese comportamiento
no es bueno para su hijo, amenazarle con que si sigue con esa actitud su hijo jugará
menos tiempo ese partido, no citar a su hijo para el siguiente partido e indicarle tanto
al padre como al hijo el motivo de la no convocatoria y ,por último, que la directiva
sancione a dicho padre. Hacer hincapié que en determinados campos es frecuente la
venta e ingesta de alcohol por parte de los padres, esto puede provocar que las
actuaciones bochornosas antes citadas se vean aumentadas. Ante estas situaciones
la competición podría tomar la iniciativa de restar puntos a los equipos en los que se
produzcan altercados.
A pesar de presenciar estos actos en los campos de fútbol, resaltar que ocurre
en la minoría de las ocasiones, son muchos los padres de jugadores con coherencia y
que buscan la formación y educación de sus hijos. Debemos de intentar que los
jugadores vean a estos padres como un ejemplo a imitar por todos.
2.5.- Relación padre-padre
En general esta relación suele ser buena, son padres que se divierten
compartiendo un sábado de fútbol con sus hijos y buscan pasar un rato con ellos
realizando una actividad con la que ambos disfrutan, echar un día de fútbol.
A pesar de ello, existen circunstancias en las que esto no se llega a dar, los
padres se preocupan más porque sus hijos lleguen a ser futbolistas profesionales que
de lo que verdaderamente importa, que es pasar un rato agradable y disfrutar con
ellos. En algunas ocasiones, los padres de los futbolistas discrepan de decisiones
tomadas por el árbitro o jugadas producidas en el terreno de juego. Tras estas
discrepancias es frecuente ver como dichos padres empiezan a insultarse y a faltarse
al respeto, insultando incluso a los propios jugadores. Después de analizar dichos
acontecimiento en uno de los partidos disputado por el equipo citado en la
introducción, se pasó a los catorce jugadores una encuesta sencilla en la que se
recogían las siguientes preguntas:
Tabla 1. Encuesta a los jugadores sobre la influencia en el rendimiento de sus padres.
¿Crees que los gritos de los padres afectan a tu rendimiento en el
transcurso del partido?
SI
NO
¿De qué forma?
MEJORA
EMPEORA
¿Crees que el árbitro influye en que los padres interrumpan el
partido con gritos e insultos?
SI
NO
¿Qué sensación tienes justo antes de que el árbitro de el pitido inicial? (Una palabra)
¿Qué aprendes de estas situaciones vividas en el campo?
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En la primera y segunda pregunta, ¿Crees que los gritos de los padres afectan
a tu rendimiento en el transcurso del partido? ¿Y de qué forma?, nos encontramos
como de catorce futbolistas: Uno afirmaba que si le afectaba y que mejoraba, cuatro
que si les afectaba y que veían disminuido su rendimiento y por último nueve
jugadores a los que les eran indiferentes los gritos de dichos padres. Un dato a tener
en cuenta sería el de los cuatro jugadores que empeoran, ya que son doce los
jugadores que van convocados a un partido y cuatro sería un tercio. El porcentaje es
alto ya que por los gritos de los padres puede ser que el rendimiento del equipo se
reduzca notablemente. Es sorprendente como existen niños con diez años que utilizan
los gritos e insultos como medio de motivación y concentración en el tiempo que dura
un encuentro.
En lo que respecta a la tercera pregunta, ¿Crees que el árbitro influye en que
los padres interrumpan el partido con gritos e insultos?, las respuestas se decantan
seriamente por que SI influye la actuación del árbitro en el comportamiento de los
padres, son solo dos los jugadores que dan la negativa a dicha pregunta. En
ocasiones puede ocurrir que las conductas de los padres dentro del terreno de juego
se vean influenciadas por las malas actuaciones de los colegiados, ya que en
ocasiones existen árbitros que en partidos decisivos no siguen la jugada de cerca, y
esto puede dar lugar a errores y fallos que en un partido importante puede costarles la
liga a muchos equipos. Por otra parte también destacar que en la mayoría de los
casos son los padres que van con la predisposición de amedrentar e insultar al
colegiado, y con ello sacar beneficio en el marcador.
En cuanto a la cuarta pregunta, ¿Qué sensación tienes justo antes de que el
árbitro el pitido inicial?, encontramos diversas sensaciones entre los jugadores del
equipo: Nerviosismo, ganas, concentración, responsabilidad, nervios, nerviosismo,
ánimo, nervios, nerviosismo, ganas, nervios, intensidad, inquietud y nervios. De todas
estas respuestas la predominante es nervios, son más de la mitad los jugadores que
antes de iniciar el partido se encuentran nerviosos o con inquietud, este es un factor
que se debería trabajar, ya que salir con nerviosismo al campo puede provocar que los
primeros minutos se encaje un gol y se comience con una cierta desventaja en el
marcador. Una buena opción sería que los jugadores que salen al campo con ánimo y
concentración se encarguen de motivar a los que, por el contrario, lo hacen con
nervios. Es muy importante afrontar el partido con intensidad para no mostrar debilidad
y que el otro equipo se amilane solo por la actitud con la que se juega.
Ante la última pregunta, ¿Qué aprendes de estas situaciones vividas en el
campo?, aparecen diferentes respuestas y opiniones:
- Que me tengo que acostumbrar.
- No insultar, ni molestar al árbitro.
- Que hay que estar muy concentrado para no oír lo que se grita fuera del
campo.
- Que no hay que insultar a las personas y disfrutar del deporte.
- Que no hay que tener miedo a nada.
- A no hacer caso de lo que pase fuera del campo.
- Que hay que controlar los nervios.
- Que hay que pasar de todo lo que ocurre en el exterior del campo.
- Que con esos comportamientos no se aprende nada, al revés me perjudica.
- Que el árbitro es el que manda.
- Que hay que aguantar lo bueno y lo malo.
- Que no tengo que echar cuenta a los que están fuera del campo.
- Que con las peleas no se llega a ningún sitio.
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- Que no te debes poner más nervios y jugar como tú sabes.
Son diversas las reflexiones de los jugadores y sería convenientes desglosarlas
para sacar conclusiones de ellas.
El primer jugador afirma que a estas situaciones se tiene que acostumbrar, ya
que en parte si sigue jugando en ligas federadas se va a encontrar continuamente a
padres que insultan y gritan, aumentando la tensión y poniendo nervioso a todos los
componentes del equipo rival.
El siguiente jugador propone que no insultar ni molestar al árbitro le supondría
un beneficio y que por el contrario con palabras malsonantes y recriminaciones no
llegará a ningún lado.
El tercero sin embargo, le da más importancia al estar concentrado, ya que con
ello conseguirá eludir los gritos e insultos que en el exterior del campo se están
produciendo, además de esto, con la concentración logrará salir al campo con un
rendimiento óptimo y evitar en los primeros minutos ser sorprendido.
El cuarto jugador generaliza más lo expuesto por el segundo, comenta que no
hay que insultar a las personas y disfrutar del deporte, bien es cierto que la finalidad
principal de estas ligas es que mediante la competición disfrutemos del deporte
aprendiendo sus valores.
Por otro lado, el quinto jugador, expone que no hay que tenerle miedo a nada,
es innecesario ponerse nervioso y temerle a los gritos que algunos padres producen
con la única finalidad de romper el buen ambiente que una competición deportiva
puede tener.
El siguiente, piensa que no se le debe hacer caso a lo que pasa fuera, puede
existir una relación entre lo opinado por este futbolista y por el que comentaba que
debía estar concentrado para no oír lo que fuera sucede. Esto sería importante tenerlo
en cuenta ya que trabajando la concentración se podría evitar que los gritos pusieran
nervioso a los jugadores.
El séptimo jugador, comenta que hay que controlar los nervios, gracias a esto
podremos estar concentrados y actuar en el partido en función a lo entrenado durante
toda la semana. Si entrenamos correctamente durante toda la semana y luego los
nervios nos afectan, no servirá de nada tanto esfuerzo.
El siguiente jugador afirma que hay que pasar de todo lo que ocurre en el
exterior del campo, la reflexión es similar a la realizada con el sexto futbolista, con la
concentración podremos conseguir que los jugadores no se vean perjudicados por los
sucesos que ocurren en el exterior del terreno de juego, por ello sería conveniente
dedicar parte de los entrenamientos a mejorar la técnica de concentración.
El noveno jugador opina que con estas actuaciones por parte del equipo rival,
no aprende nada e incluso puede empeorar su estado. Es cierto y coherente la
respuesta, ya que estos jóvenes futbolista están en periodo de aprendizaje y con estos
comportamientos los padres están consiguiendo perjudicar la mente de dichos
futbolistas y que piensen que estos actos son normales en el mundo del fútbol.
El décimo futbolista afirma que el árbitro es el que manda, directamente
relacionado con el que comentó que no se debía de insultar ni molestar al árbitro.
Sería conveniente inculcar a los jugadores que el árbitro tiene la potestad y es el que
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decide sobre las reglas del juego, con insultos lo único que se conseguirá es alterarlo
e impedir que pueda decidir con coherencia.
El siguiente jugador saca de estos comportamientos que con ellos se aprende
a aguantar lo bueno y lo malo del fútbol, este futbolista no deja de lado que existen
padres que acuden al campo con el fin de disfrutar del deporte junto con sus hijos,
esto sería lo bueno y lo malo es como hemos dicho con anterioridad acuden con el
único motivo de romper la dinámica de esta competición.
El duodécimo dice que solo hay que centrarse en el partido y no echar cuenta a
los que están fuera. Esta reflexión es similar a la de los dos últimos futbolistas.
EL siguiente futbolista expone que con las peleas no se llega a ningún sitio, y
es cierto que porque de la pelea de dos personas se ven perjudicadas otras muchas.
El último futbolista no le da importancia a los gritos y le vuelve a dar
importancia a los nervios, afirma que lo importante es no ponerse nervioso y jugar
como tú sabes.
2.6.- Relación entrenador-entrenador
En cuanto a la relación entre entrenadores antes, durante y después del partido
encontramos diferentes cuestiones a tratar y todas ellas posibles dentro de un partido
de fútbol base. En primer lugar y lo que viene siendo habitual es encontrarnos a
entrenadores que antes de empezar el partido se saludan y desean suerte, durante el
partido están metidos en las jugadas y no se dirigen el uno al otro, y al finalizar se dan
la enhorabuena y se desean suerte para el resto de la liga. Por otra parte, existen
entrenadores los cuales se dedican a intentar desconcentrar al otro equipo mediante
palabras malsonantes e incluso gestos antideportivos.
2.7.- Relación jugador-jugador
Las relaciones de los jugadores de diferentes equipos dentro del terreno de
juego suelen ser respetuosas, antes del partido salen todos juntos al lado del árbitro y
se hacen una foto, al terminar el encuentro se dan la mano. A pesar de ser esto lo
normal dentro de los setenta minutos que dura el partido de esta categoría, también
encontramos jugadores que no respetan estas normas de educación y durante el
partido lanzan insultos y amenazas a los jugadores del equipo rival.
Además de las anteriores encontramos relaciones entre los jugadores de un
mismo equipo, pueden darse momentos de la liga en los que aparezcan situaciones
desagradables entre compañeros. La función del entrenador es intentar reducir las
posibilidades de la aparición de dichas situaciones y de crear un buen clima de trabajo.
Una de las finalidades es que no sean un grupo sino un equipo, que al final de la liga
donde probablemente existan jugadores que tomen caminos distintos se termine con
relaciones de amistad.
2.8.- Relación árbitro-jugador
Para los jugadores de esta edad el árbitro debe ser un educador más, debe ser
flexible y tener la capacidad para enseñar al futbolista que debe y que no se debe
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hacer dentro del campo. En ocasiones nos encontramos a colegiados que tratan a los
jugadores de esta edad como si de profesionales se tratase y que piensan que son
hombres en miniatura, esta imagen debería de quitarse de la cabeza de muchas
personas y con ello lograríamos hacer el aprendizaje de estos futbolistas mucho más
fácil.
2.9.- Relación padre-jugador
Se ha convertido en una imagen frecuente dentro de los partidos, encontrar a
los famosos “padres-entrenadores”. Estos padres se caracterizan por dedicarse
durante todo el encuentro a cuestionar las decisiones del entrenador de su hijo, y a
pronunciar frases tales como “Como puede sacar a ese, si es malísimo”. Esta situación
llega a su límite cuando estos padres empiezan a insultar a los propios compañeros de
su hijo, menospreciando su trabajo.
3- CONCLUSIONES
No se debería cerrar lo tratado anteriormente sin antes exponer una serie de
conclusiones, además de existir unas normas de educación y propias del juego,
encontramos personas que las incumplen de forma continuada. Sería más fácil
conseguir que todo se cumpliera si existiera una cooperación directa y firme de
padres, árbitro, entrenador y los propios jugadores. Es muy importante que todos
actúen de forma acorde para conseguir hacer del fútbol un deporte limpio y con el que
los niños puedan aprender valores y educación.
Figura 1. Triángulo de relaciones socio-afectivas en el fútbol base.
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