E-motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación
2016, nº 6, pp. 3-18. ISSN: 2341-1473
© Copyright: 2016 Grupo de investigación (HUM-643)
Edición Web (www.uhu.es/publicaciones/ojs/index.php/e-moti-on/index)
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La influencia de la música y el ejercicio físico
en la preparación física y psicológica
Álvaro Carrasco Valdayo
Graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte
(Universidad de Huelva)
Email: alvarocarrasco79@gmail.com
RESUMEN:
El comportamiento de la música en variables físicas y psicológicas
es un campo no consolidado actualmente en el marco de la literatura
científica. El propósito de este trabajo fue evaluar la influencia de la
música en la preparación sica y psicológica de una muestra de sujetos
sedentarios con edades comprendidas entre 25 y 30 años (M = 27.5). Se
utilizó un diseño cuasi-experimental donde la muestra (N = 40) se dividió
en dos grupos (experimental y control) que se sometieron a un
programa de mejora de la condición física. El grupo experimental (n =
20) en el que se empleó un programa con presencia de música y el
grupo control (n = 20) que utilizo el mismo programa pero sin música. Las
variables físicas estudiadas fueron la potencia aeróbica y anaeróbica,
evaluadas mediante pre-test y post-test. Por otro lado, las variables
psicológicas fueron el carácter de esfuerzo, la intención de seguir
practicando ejercicio sico, las emociones y la motivación, todas
evaluadas durante la intervención. Los resultados mostraron mejoras
significativas en ambos grupos en las variables físicas, siendo más
amplias en el grupo experimental, mientras que el comportamiento de
las variables psicológicas fue condicionado por la música, mostrándose
un menor carácter de esfuerzo, una mayor intención de seguir haciendo
ejercicio y una mayor motivación en canciones con tempo elevado (>
100 bpm). Así pues, la música parece influir tanto en la preparación
física como psicológica de los sujetos.
PALABRAS CLAVE: Condición Física, Intervención, Tempo Musical
La influencia de la música y el ejercicio físico en la preparación física y psicológica
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1. INTRODUCCIÓN
La actividad física y la música han estado muy unidas durante toda la historia
de la humanidad. Las primeras tribus indígenas ya la usaban en sus rituales o formas
de supervivencia como correr y cazar (Mandianes, 2003). No obstante, la influencia de
la música en la preparación física y psicológica de las personas es un campo poco
explorado en el marco de la literatura científica, aunque actualmente, se es
incrementando cada vez más el interés por este tipo de investigaciones dada la
efectividad de los resultados en el ámbito de la actividad física y el deporte
(Karageorghis y Priest, 2012).
La música ha sido definida como una de las bellas artes que combina sonidos
con vistas a la belleza de su forma y la expresión de emociones (Murray, Sujan, Hirt, y
Sujan, 1990). Umemoto (1990) la define de forma más simple; "El arte del sonido". La
música se puede catalogar como un conjunto de factores clasificados como estilo,
idioma, ritmo, tempo, melodía, armonía e intensidad (Bunt y Stige, 2014; Del Olmo,
2009; Palomares, 2014), que pueden afectar en forma conjunta o independiente en la
interpretación de los resultados de las variables a medir. Esto ha provocado resultados
contradictorios que imposibilitan tener una conclusión clara de los verdaderos efectos
de la música en las personas (Karageorghis y Terry, 1997).
Unos de los conceptos con mayor relevancia a tener en cuenta en nuestro
estudio será el tempo de la música. Caballero-Meneses y Menez (2010) lo definen
como aquello que indica la velocidad de la música. Se mide en beats por minuto (bpm)
y se caracteriza por establecer cantidades equidistantes de pulsaciones por minuto (80
bpm; 80 pulsaciones en 60 segundos).
Actualmente, hay evidencias de que la música se puede usar para mejorar la
memoria, la comunicación, las relaciones interpersonales (Sánchez, 2010) para
mejorar el ritmo respiratorio, los problemas del aprendizaje (Montánchez, 2012), la
imaginación, la observación y la agilidad mental (Elvira, 2004), también para tratar
diversas psicopatologías como la depresión (Dueñas y Herrera, 2015), o aumentar el
bienestar en personas con Síndrome de Down (Pineda y Pérez, 2011). En este
sentido, la música puede ser considerada como un tipo de “droga legal” que mejora las
facultades del ser humano (Karageorghis y Priest, 2012), por ello pretendemos indagar
en este estudio el uso de la misma en el ámbito de la actividad física y del deporte.
1.1. Música y carácter de esfuerzo percibido
Este posible efecto parece poder explicarse según las teorías de “percepción
selectiva” (Broadbent, 1958) y de “atención focalizada” (Hernández-Peon, 1961),
según las cuales el sistema nervioso puede atender únicamente a un estímulo
(musical, en este caso) a expensas de discriminar el resto de estímulos envolventes
(Copeland y Franks, 1991; Nideffer, 1976) atenuando la sensación de cansancio en el
individuo (Guillén y Ruiz-Alfonso, 2013; Hernández-Peon, 1961; Ju-Han y Jing-Horng
Lu, 2013; Pennebaker y Lightner, 1980). Rejeski (1985) también señala que la
capacidad del sistema nervioso central es limitada y que solo es capaz de atender a
un estímulo, por lo que, cuando una actividad física es acompañada por música, los
estímulos que produce ésta pueden evitar las señales de retroalimentación
relacionadas con el esfuerzo físico (Karageorghis y Priest, 2012). De la misma forma,
Hernández-Peón (1961) indicó que la música podía producir estímulos placenteros en
una vía sensorial a la vez que inhibía la actividad eléctrica y, por lo tanto, la
transmisión de información, en otra vía.
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Rejeski (1985) afirma que la intensidad del ejercicio está relacionada con la
capacidad de la música para inhibir el procesamiento de otros estímulos sensoriales.
Dicho autor hace referencia a que en actividades de intensidad elevada, las señales
fisiológicas son las que dominan la capacidad de procesamiento, mientras que en
ejercicios de niveles moderados, ambas señales (internas del propio cuerpo y externas
como la música), pueden ser procesadas en paralelo. Por lo tanto, aunque la música
no puede cambiar la fatiga producida al realizar ejercicios intensos, puede cambiar
la percepción del sujeto acerca de ésta. Este efecto es mayor sedentarios
(Karageorghis y Terry, 1997).
1.2. Música y motivación
El uso de la música en diferentes contextos de actividad física puede estar
sustentado teóricamente por el modelo jerárquico de motivación intrínseca y
extrínseca de Vallerand (2001), ya que puede influir en el tipo de motivación
experimentada (Karageorghis y Terry, 1997). Parece existir la tendencia de que la
música mejora la motivación intrínseca, ya que promueve el disfrute de la actividad, sin
embargo, no hay evidencias actuales de que la música promueve la motivación
extrínseca (Brooks y Brooks, 2010; Karageorghis y Terry, 1997).
Karageorghis, Terry y Lane (1999) mencionaron cuatro factores que dotaban
de cualidades motivacionales una pieza musical: el tempo (bpm), la musicalidad
(armonía y melodía), el impacto cultural y la asociación de la música con la evocación
de imágenes extra-musicales. Posteriormente, Karageorghis y Priest (2012),
consideran el tempo como el factor más importante, por ello será el elemento con más
peso en esta investigación.
1.3. Música y condición física
Diversos estudios hablan de la importancia de la música en la mejora de la
condición física. Karageorghis y Terry (1997) hacen referencia a la predisposición
innata del organismo para sincronizar el movimiento con el componente rítmico de la
música. Para situarnos, MacDougal en 1903 ya identificó la relación entre el tempo
musical y las formas naturales de movimiento (caminar y correr). Sin embargo, Bonny
(1987) relaciona el tempo musical con la periodicidad del organismo; activación de las
neuronas, respiración, latidos del corazón, ciclo de sueño, etc.
A raíz de esto, hay numerosas evidencias sobre el aumento del trabajo físico
submáximo, si éste puede sincronizarse con el tempo de una música, lo que
conllevaría a una mejora de la condición física (Waterhouse, Hudson, y Edwards,
2010). Durante un ejercicio físico submáximo continuo el organismo tiende a
responder al elemento rítmico de la música dando como resultado una sincronización
entre el tempo de la música y la acción del movimiento (Karageorghis y Terry, 1997).
Estos efectos fueron demostrados en pruebas como el “Test de escalón del Forest
Service(Hayakawa, Miki, Takada, y Tanaka 2000), cicloergometría (Anshel y Marisi,
1978) ejercicios de calistenia (Uppal y Datta, 1990), 400 metros lisos (Simpson y
Karageorghis, 2006) o ejercicios de carácter aeróbico (Van der Vlist, Bartneck, y
Mäueler, 2011).
1.4. Música y emociones
Para conocer la incidencia que tiene la música en la regulación de las
emociones es conveniente aproximarnos a la terminología existente. Por ello, para
distinguir una emoción de un estado de ánimo usaremos el criterio de la duración
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(Reeve, 2003). Según dicho autor la emoción presenta una duración corta (segundos
o minutos), mientras que los estados de ánimo suelen durar horas. Por lo tanto, el uso
de piezas musicales breves implica que la dimensión afectiva medida es la emotiva, no
la anímica (Caballero-Meneses y Menez, 2010).
Hay autores que clasifican la música en función de las emociones que se
asocian a las mismas. Lipschultz y Chambliss (1992) la clasifica en función del tempo
musical:
- “Música positiva”: música con tempo alto. Sensaciones descritas de felicidad,
inspiración, satisfacción y bienestar.
- “Música negativa: Música con tempo lento. Sensaciones más asociadas a
tristeza, insatisfacción, desconfianza y falta de motivación.
Otra clasificación es la de Karageorghis et al. (1996) quienes la dividen en dos
tipos; “música estimulante” (tempo >130 bpm) y “música relajante” (tempo <90 bpm).
Pero no siempre las emociones afectan de la misma forma en el ejercicio físico. Hanin
(2003) afirma que tanto las emociones positivas como negativas pueden resultar
funcional o disfuncional para cada individuo. Por ejemplo, emociones negativas como
la ira pueden facilitar el desempeño de un individuo en un entrenamiento de
resistencia intenso (funcional), sin embargo, tendría poca utilidad en el contexto de
una clase de yoga (disfuncional).
Szmedra y Bacharach propusieron en 1998 que estados psicológicos evocados
por la música durante el ejercicio como el alivio de la ansiedad, puede contribuir a la
vasodilatación, lo que influye en las variables hemodinámicas, el aclaramiento de
ácido láctico y la disminución del cortisol, que es un indicador de emociones negativas
(John, Verma, y Khanna, 2010). Por lo tanto, los efectos psicológicos de la música
durante el ejercicio pueden influir a nivel fisiológico.
Otro de los factores condicionantes en las emociones es el tempo de la música,
aunque la influencia de éste sobre las emociones puede estar limitada por la
personalidad, especialmente en la extroversión e introversión del sujeto (Larsen y
Buss, 2005). Ambos autores afirman que los introvertidos son más rápidamente
excitables que los extrovertidos cuando se incrementan la velocidad de las piezas
musicales. Por otra parte, la reacción del individuo es distinta si a la música se le
atribuye una asociación extra-musical (Gfeller, 1988) por ejemplo; la banda sonora de
la película Rocky (tempo bajo) ante un ejercicio intenso.
1.5. Música y adherencia a la práctica deportiva
La música contribuye un elemento de disfrute para la realización de actividad
física, lo que podría aumentar la adherencia (Gluch, 1993; Mann, 1979; Karageorghis y
Priest, 2012). Del mismo modo, se postula que las correspondientes emociones
positivas provocadas por la música podría incrementar la adherencia al ejercicio
(Karageorghis, 1999), aunque esto también dependerá de las preferencias musicales
de los sujetos (García, 2004).
A pesar de la existencia de investigaciones sobre la influencia de la música en
el comportamiento humano, en este trabajo se han relacionado variables psicológicas
con físicas en un contexto de personas sedentarias y analizando el efecto del tipo de
música en cada una de ellas. Por lo que esta combinación resulta original dada la
escasa literatura científica que estudie la relación entre todas las variables objeto de
estudio. En este sentido, el objetivo principal de este trabajo fue evaluar la influencia
de la música en la preparación física y psicológica de una muestra de sujetos
sedentarios sometidos a un programa de ejercicio físico similar.
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Asimismo, a través del presente trabajo se pretende intervenir con dos
programas de mejora de condición física (en adelante CF), uno con presencia de
música y otro sin ella para conocer su influencia en la preparación física (potencia
aeróbica y anaeróbica) de los participantes. Por lo que se hipotetizó que con la
intervención de un programa de mejora de la CF con presencia de música se obtendrá
mejoras más amplias en los participantes en comparación con aquellos que lo realizan
sin música.
Otro objetivo específico fue analizar la influencia de la música en el carácter de
esfuerzo percibido (CEP). Por un lado, se pretende valorar las diferencias entre el CEP
final de los participantes del programa de mejora de la CF con y sin música. En esta
nea, surge la hipótesis de que los participantes del programa de mejora de la CF con
música tendrán un carácter de esfuerzo percibido (CEP) mayor que los del programa
sin música. Por otro lado, se pretende identificar el efecto de los distintos tipos de
sica en el CEP de los sujetos del programa de CF con música. Se prevé que con la
música de tempo elevado (>100 bpm) tendrán un CEP menor que con la música de
tempo bajo (<100 bpm).
También se persigue medir el comportamiento de la adherencia a la práctica
deportiva de los participantes de ambos programas una vez finalizada la intervención.
Por ello, se hipotetizó que los sujetos del programa de mejora de la CF con música
tendrán una mayor intención de mantenerse físicamente activo con respecto a los del
programa sin música. Además, se pretende comprobar el efecto de los distintos tipos
de música en las emociones percibidas de los sujetos, profundizando más
concretamente en el comportamiento de la motivación. De modo que con la música de
tempo elevado (>100 bpm) se identificarán un mayor número de emociones positivas,
mientras que con la música de tempo bajo (<100 bpm) se apreciarán mayores
emociones negativas. Y por último, se apreciará una mayor motivación en canciones
con tempo musical elevado (>100 bpm) en comparación con las de tempo musical
bajo (<100 bpm).
2. MÉTODO
2.1. Diseño
Se llevó a cabo un diseño cuasi-experimental donde se recogió una
información inicial de la muestra a modo de pre-test, se siguió evaluando durante 3
meses de intervención y finalmente se empleó un post-test para comprobar la
evolución de los resultados. Como variables independientes se eligieron el tipo de
música (en función del tempo musical; alto/bajo) y el tipo de programa de mejora de la
condición física (con/sin música). Como variable dependiente así como objeto de
estudio, se seleccionaron; la condición física, la intención de seguir haciendo ejercicio,
el carácter de esfuerzo percibido, las emociones percibidas (positivas/negativas) y la
motivación. Además, se controló el cumplimiento del programa así como posibles
problemas personales de los participantes. Asimismo, se trató de minimizar los efectos
de la variable meteorológica, eligiendo días con temperaturas y viento similares tanto
en el pre-test como en el post-test.
2.2. Participantes
El estudio empleó un muestreo no probabilístico intencional siguiendo unos
criterios de inclusión específicos (frecuencia actividad física, edad, residencia y gusto
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por la música). Por ello se escogió una muestra de 40 personas sedentarias de la
localidad de Bollullos Par del Condado (Huelva), pertenecientes al club de ajedrez de
la localidad, con edades comprendidas entre 25-30 años (M = 27.5) y que le gusten y
suelan escuchar música frecuentemente. Dicha muestra fue subdividida en dos
grupos: un grupo experimental (GE) de 20 sedentarios/as sometidos/as a un programa
de mejora de condición física con presencia de música (10 hombres y 10 mujeres), y
un grupo de control (GC) de 20 sedentarios/as sometidos/as al mismo programa de
mejora de condición física sin presencia de música (10 hombres y 10 mujeres).
2.3. Instrumentos
Como entrevista inicial, se llevó a cabo una serie de preguntas elaboradas para
conocer el gusto de los participantes por la música así como la regularidad con la que
la escuchan. En dicha entrevista, para escoger una muestra de personas sedentarias
como criterio de inclusión, se llevó a cabo la versión corta del Cuestionario
Internacional de Actividad Física (IPAQ) que nos proporciona información sobre el
tiempo empleado al caminar, en actividades de intensidad moderada, vigorosa y en
actividades sedentarias.
Para medir la potencia aeróbica máxima de los sujetos se empleó el Test de
Course Navette. Según García y Secchi (2014) la prueba se basa en correr el mayor
tiempo posible entre dos neas separadas por 20 m en doble sentido. El ritmo de
carrera es impuesto por una señal sonora o “beep”. Las primeras etapas son de
velocidad baja y tienen como objetivo familiarizarse con el test y, a su vez, realizar una
entrada en calor específica (García y Secchi, 2014). Siguiendo con la línea de estos
autores, el sujeto debe pisar detrás de la línea de 20 metros en el momento justo en
que se emite la señal sonora. El test finaliza cuando el sujeto se detiene porque
alcanzó la fatiga o cuando por dos veces consecutivas no llega a pisar detrás de la
línea al sonido del “beep”.
Para evaluar la potencia anaeróbica de los sujetos empleamos el test de
Burpee (Campos y Ramón, 2006). La prueba consiste en realizar una serie de
ejercicios que combinan tanto el trabajo de tren inferior y superior de forma continua
durante 1 minuto (Campos y Ramón, 2006). Por ello se contabiliza el número de veces
que el sujeto es capaz de realizar un ejercicio determinado.
En cuanto a la música, se seleccionaron los géneros musicales que más
solicitaron los participantes en la entrevista inicial, tratando de combinar canciones con
distinto tempo. Por lo que se usaron en gran parte de la intervención el género house
en casi todas sus ramas (deep house, progressive house, electro house, etc.).
Además, otros géneros como el rock, pop, techno, drum and bass o incluso la música
clásica también tuvieron protagonismo. Las canciones se agruparon en listados en
función del tempo deseado, las cuales tenían que ser escuchadas por los participantes
del GE mientras realizaban sus ejercicios.
El programa de mejora de la CF estaba formado por un conjunto de ejercicios
orientados hacia la mejora de la potencia aeróbica y anaeróbica de los individuos.
Constaba de sesiones de 60 minutos aproximadamente (5-6 as por semana) y
ejercicios con una carga de tipo incremental; primeras 5 semanas (mismo volumen e
intensidad) y semanas restantes (incrementando progresivamente 50-80% Fcmax).
Para conocer en qué grado la música que escucha el sujeto le motiva durante
el ejercicio físico, se tradujo al castellano y se usó el cuestionario “The Brunel Music
Rating Inventory-3” (BMRI-3) de Karageorghis (2008). El instrumento consiste en
escuchar diversas piezas musicales mientras se realiza el ejercicio físico. Una vez
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acabado, el sujeto indica en q medida está de acuerdo con los seis ítems
relacionados con el grado de motivación de la música escuchada. Para ello se usa una
escala tipo Likert donde se pide que califique de 1 a 7 su grado de acuerdo con la
misma.
Para medir el esfuerzo percibido por el individuo en función el tipo de ejercicio
que realiza se empleó la escala de Borg (1982). El concepto del esfuerzo percibido es
una valoración subjetiva que indica la opinión del sujeto respecto a la intensidad del
trabajo realizado (Morgan, 1973). Se le pide al sujeto que asigne un número del 6 al 20
después del ejercicio para representar la sensación subjetiva de la cantidad de trabajo
desempeñado.
Para conocer las emociones manifestadas en función del tipo de música
escuchada se adaptó la versión traducida al castellano del cuestionario Profile of
Mood States (POMS) de Andrade, Arce, De Francisco, Torrado y Garrido (2013). El
cuestionario utilizado está compuesto por 7 ítems que los participantes tienen que
responder siguiendo un formato tipo Likert de 1 (Bastante en desacuerdo) a 7
(Bastante de acuerdo). Para la clasificación de las emociones se ha tenido en cuenta
la propuesta por Lazarus (2000) y Bisquerra (2000); emociones positivas (alegría,
bienestar, confianza, felicidad), emociones negativas (nerviosismo, ansiedad,
agresividad, tristeza, indecisión, confusión).
Para estimar la adherencia a la práctica deportiva se usó una adaptación de la
de la Medida de la Intencionalidad para ser sicamente Activo (MIFA; Moreno,
Moreno y Cervelló, 2007), que es la versión en español del Intention to be Physically
Active” de Hein, Müür y Koka (2004). Este cuestionario está compuesto de cinco ítems
para medir la intención del sujeto de ser físicamente activo. Las respuestas
corresponden a una escala tipo Likert entre 1 (Totalmente en desacuerdo) y 5
(Totalmente de acuerdo).
Por último, para identificar la velocidad del tempo musical de cada una de las
canciones en beats por minuto (bpm) nos apoyamos en un software editor específico
llamado “MixMeister Fusion”. Al seleccionar la canción deseada, nos identifica
automáticamente la duración así como la velocidad de la misma en bpm.
2.4. Procedimiento
En cuanto a la cronología de los acontecimientos, antes de comenzar con la
recogida de datos, se firmó un consentimiento informado por parte de 59 personas
pertenecientes al club de ajedrez, ya que por conocimiento previo, se caracterizaba
por ser un conjunto de personas aparentemente inactivas físicamente. Acto seguido se
realizaron entrevistas con cada participante para conocer la regularidad con la que
realizan actividad física. Se empleó la versión corta del Cuestionario Internacional de
Actividad Física (IPAQ) para incluir en el estudio únicamente a los sedentarios/as. Este
cuestionario excluyó a 19 personas que no reunían las características exigidas. Al
mismo tiempo, también se entregó una ficha con una serie de preguntas elaboradas
para conocer el gusto por la música de los sujetos así como la regularidad con la que
éstos la escuchan. as posteriores, se analizaron los datos iniciales obtenidos y se
formaron los grupos mixtos (GE y GC) en función de la frecuencia de actividad física
(sedentario/a) así como el gusto y la regularidad con la que escuchan música.
A modo de pre-test, se tomó una primera medida para conocer el estado de la
condición física de los participantes de ambos grupos. Se realizaron dos pruebas
llevadas a cabo por el autor del trabajo y la colaboración de 5 voluntarios; una para la
medición de la potencia anaeróbica (Test de Burpee) y otra para conocer el desarrollo
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de la potencia aeróbica (Test de Course Navette). Ambas fueron realizadas al aire
libre, más concretamente en el espacio central del “Velódromo Municipal” de Bollullos
Par del Condado, que se caracteriza por ser un terreno llano y de asfalto. Los test se
emplearon uno tras otro en el orden mencionado, con un período de descanso de 10
minutos entre cada uno. Al finalizar, se les facilitó a los participantes de ambos grupos
el mismo listado de ejercicios semanales. Además, se entregó al GE un listado extra
elaborado de canciones para que las compaginaran con sus entrenamientos.
Durante las 5 primeras semanas se trató de observar las sensaciones que
producía los distintos tipos música en los participantes del GE, por lo que durante
dicho período, ambos grupos realizaron la misma rutina de ejercicios. En estas
primeras 5 semanas, el GE escuchó listados de música con tempos musicales
diferentes; Semana 1 (100-120 bpm), Semana 2 (80-100 bpm), Semana 3 (110-130
bpm), Semana 4 (<80 bpm) y Semana 5 (>130 bpm). A partir de la semana, viendo
que las canciones con tempo musical elevado eran las que proporcionaba mayor
motivación y emociones positivas, se elaboró un nuevo listado de canciones con
tempo (>100 bpm) para que la escucharan en sus entrenamientos. Por ello se
emplearon ejercicios con cargas de tipo incremental (volumen e intensidad) para
ambos grupos con vistas a mejorar la condición física de los participantes y así poder
apreciar si las mejoras en el GE son más acentuadas que en las del GC.
En estas primeras 5 semanas nos encargamos de tener controladas las
variables objeto de estudio a través de entrevistas personales con los participantes de
ambos grupos en la sede del club de ajedrez o vía telefónica cada semana. De esta
forma, se emplearon los cuestionarios BMRI-3 de Karageroghis (2008), la adaptación
del POMS (Andrade et al., 2013) y la Escala de Borg para conocer el esfuerzo
percibido de los entrenamientos semanales. Además de los instrumentos utilizados,
tuvimos en cuenta factores como la regularidad o complicaciones que les pudieran
surgir para completar el programa. Asimismo, desde la semana hasta la 12ª, el
seguimiento fue menos exhaustivo, asegurándonos que estaban cumpliendo el
protocolo establecido adecuadamente.
Una vez acabado el período de intervención (12ª semana), se llevó a cabo el
post-test para comprobar la evolución que ha tenido la potencia aeróbica y anaeróbica.
Y por último, se usó la adaptación del MIFA (Moreno et al., 2007) en ambos grupos
para conocer la intención de seguir practicando ejercicio físico, así como la Escala de
Borg para determinar el esfuerzo percibido final por los participantes en función del
programa de A.F. desarrollado.
2.5. Análisis de datos
En primer lugar, se comparó la toma pretest del grupo experimental (GE) y del grupo
control (GC) de los valores de CF (potencia aeróbica y pontencia anaeróbica) para
analizar si existían diferencias significativas antes de la intervención entre ambos
grupos. A continuación, para comprobar las diferencias intra-grupo entre la toma
pretest y la postest se utilizó una prueba t para muestras relacionadas con cada uno
de los grupos (GE y GC). De forma descriptiva, se comentaron las diferencias inter-
grupo. Al finalizar la intervención, se analizaron las diferencias entre el GE y el GC en
las variables: esfuerzo percibido e intención de seguir siendo activo. Asimismo, se
compararon los promedios dentro del GE de las variables (motivación, esfuerzo
percibido y adherencia) entre las semanas con música de tempo elevado (1º, 3º y 5º) y
de tempo bajo (2º y 4º) a través de pruebas T para la misma muestra. Para ello, los
datos fueron analizados mediante el software SPSS (v. 20.0).
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3. RESULTADOS
3.1. Análisis preliminares
En lo referente a las características de los participantes de cada grupo, se
relacionaron los resultados de las variables físicas obtenidos en el pre-test. No
presentaron diferencias significativas; promedio Test Course Navette (GE = 26.04 y GC =
26.48), promedio Test de Burpee (GE = 23.85; GC = 23.80). Por lo que ambos grupos
partían de un estado de forma similar.
3.2. Efectos de la intervención (GE y GC)
3.2.1. Pre-test/post-test condición física
En cuanto a las pruebas para la evaluación de la condición física, hubo mejoras
significativas en ambos grupos tanto en la potencia aeróbica (PA) como en la
anaeróbica (PN) (p = .00). En cuanto a la potencia aeróbica, a través del Test de
Course Navette obtuvimos un promedio mayor en el GE (pretest = 26.04; postest =
28.36) que en el GC (pretest = 26.48; postest = 27.11). En cuanto a la potencia
anaeróbica, con el Test de Burpee como instrumento, hubo un promedio mayor en el
GE (pretest = 23.85; postest = 26.25) que en el GC (pretest = 23.80; postest = 24.70).
Figura 1. Evolución de la condición física (PA y PN) de ambos grupos en pre-test y post-test
3.2.2. Esfuerzo percibido final del programa
En cuanto al esfuerzo percibido final del programa de mejora de condición
física, se obtuvieron diferencias significativas entre ambos grupos (p = .00). El GE
obtuvo puntuaciones menores (M = 11.45) con respecto a los que lo realizaron sin
presencia de música (M = 15.05). Por lo tanto, los participantes que escucharon
música durante la intervención percibieron un carácter de esfuerzo final inferior en
comparación con aquellos que no escucharon música.
3.2.3. Intención de seguir siendo activos
En referencia a la intención de los sujetos de ser físicamente activos tras su paso
por el programa de actividad física, a través del promedio de los ítems que forman el
cuestionario (MIFA) se obtuvieron diferencias significativas (p < .05) en ambos grupos.
Los valores obtenidos del GE (M = 3.5) fueron mayores que los del GC (M = 2.8). Por
lo que los sujetos que han escuchado música durante el programa (GE) tienen una
mayor intención a seguir con la práctica que los que no la escucharon (GC).
20
22
24
26
28
30
Test Course Navette Test de Burpee
Pre-test
Post-test
GRUPO EXPERIMENTAL
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25
26
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Test Course Navette Test de Burpee
Pre-test
Post-test
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3.3. Efecto del tipo de música en variables psicológicas (GE)
Teniendo en cuenta que en cada semana los sujetos escucharon música de
distinto tempo musical, para la interpretación de los resultados de las siguientes
variables se han agrupado las semanas en “semanas con música de tempo elevado
(>100 bpm)” y “semanas con música de tempo bajo (<100 bpm)”.
3.3.1. Esfuerzo percibido durante las 5 semanas en función del tipo de música
Se realizó el promedio de los resultados de las correspondientes semanas y se
reflejaron diferencias significativas (p < .05) en ambos tipos de música con respecto al
carácter de esfuerzo percibido de los sujetos. Las semanas en las que se llevaron a
cabo canciones con tempo musical elevado (1ª, y 5ª) obtuvieron puntuaciones
inferiores (M = 11.16) con respecto a las que se escucharon canciones con tempo
musical bajo (2ª y 4ª) (M = 13.72). Por lo que el carácter de esfuerzo percibido guarda
una relación inversamente proporcional con el tempo musical de las canciones (ver
Figura 2).
3.3.2. Motivación en el ejercicio físico en función de la música escuchada
En cuanto al grado en que la música motiva a los participantes, se apreciaron
diferencias significativas (p = .00) en la motivación en función del tempo de la música
escuchada. Las semanas donde se emplearon canciones con tempo musical elevado
(1ª, y 5ª) tuvieron puntuaciones superiores (M = 2.61) con respecto a las semanas
(2ª y 4ª) en las que se escucharon canciones con tempo musical bajo (M = 1.37). Por
lo que observa que la motivación de los participantes guarda una relación
directamente proporcional con el tempo musical de las canciones escuchadas (Figura
2).
Figura 2. Comportamiento del carácter de esfuerzo percibido y la motivación en función del
tempo musical de las canciones escuchadas en el grupo experimental (GE)
3.3.3. Emociones manifestadas
Se encontraron diferencias en los resultados de las emociones estudiadas en
función del tipo de música (Figura 3). Por un lado, se obtuvieron valores elevados de
emociones positivas (alegría, bienestar, confianza, felicidad) en canciones cuyo tempo
musical fue elevado (>100 bpm). Por otro lado, algunas emociones negativas como el
nerviosismo y la agresividad también presentaron elevadas puntuaciones con dicho
tempo musical. Sin embargo, el resto de las emociones observadas (tristeza,
debilidad/cansancio e indecisión) presentaron puntuaciones superiores en canciones
con tempo musical bajo (<100 bpm) con respecto a las de elevado tempo.
0
5
10
15
Esfuerzo Percibido
0
0,5
1
1,5
2
2,5
3
Motivacn
Semanas con tempo
musical elevado
(>100 bpm)
Semanas con tempo
musical bajo (<100
bpm)
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Figura 3. Gráfico comparativo de las emociones manifestadas en función del tempo musical de
las canciones propuestas.
4. DISCUSIÓN
En el presente trabajo se evaluó la influencia de la música en la condición física
de los participantes, en concreto focalizando el trabajo de la potencia aeróbica (PA) y
anaeróbica (PN) a través de dos programas de actividad física similares; uno con
presencia de música y otro sin ella. Coincidiendo con la línea de trabajo de Simpson y
Karageorghis (2006) y Van der Vlist, Bartneck y Mäueler (2011), ambos grupos
obtuvieron mejoras significativas en cuando a la PA y PN, siendo el grupo que
escuchó música durante los ejercicios el que obtuvo mejoras más amplias. Esto podría
ser posible debido a un aumento del trabajo físico submáximo cuando éste se
sincroniza con el tempo de la música (Waterhouse, Hudson, y Edwards, 2010).
Además, siguiendo este principio, sería conveniente el uso de música con tempo
musical elevado (>100 bpm) para sincronizar los ejercicios a una mayor velocidad y
así obtener mejoras más acentuadas en la condición física (CF). No obstante, en
ocasiones esto puede resultar perjudicial para sujetos que no toleren cargas a dichas
velocidades. Por lo que a raíz de esto y siguiendo el principio de individualización
(Weineck, 2005), se propone la recomendación de canciones cuyo tempo musical se
adapte a la velocidad de la carga que tolere el sujeto.
En cuanto al carácter de esfuerzo percibido, primero se analizó su
comportamiento en los participantes de ambos programas una vez acabada la
intervención (GE y GC) y segundo, se identificó su comportamiento en función del tipo
de música escuchada durante la intervención. Por un lado, los sujetos del programa
con presencia de música manifestaron un carácter de esfuerzo menor con respecto a
los que no escucharon música. Por otro lado, el carácter de esfuerzo en las semanas
con canciones de tempo musical elevado (>100 bpm) fue menor que en las semanas
con canciones de tempo bajo (<100 bpm). En línea con las teorías de “percepción
selectiva” de Broadbent (1958) y de “atención focalizada” de Hernández-Peon (1961),
parace que el sistema nervioso centra la atención en la música como único estímulo,
inhibiendo los demás envolventes durante la práctica deportiva y atenuando la
sensación de cansancio (Copeland y Franks, 1991; Nideffer, 1976; Guillén y Ruiz-
Alfonso, 2013; Hernández-Peon, 1961; Ju-Han y Jing-Horng Lu, 2013; Pennebaker y
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Lightner, 1980; Rejeski, 1985). Por lo tanto, aunque la música no cambia la fatiga
producida al realizar los ejercicios, cambia la percepción del sujeto acerca de ésta.
Este efecto es mayor cuando la música presenta un tempo elevado (Karageorghis y
Priest, 2012), más concretamente entre 100-130 bpm.
Asimismo, a través de los resultados obtenidos, existe una relación entre el tipo
de música y las emociones manifestadas por parte de los participantes del GE. Si bien
atendiendo a la literatura científica, más concretamente en Lipschultz y Chambliss
(1992) y Karageorghis et al. (1996), en las canciones con tempo elevado denominadas
como “música positiva-estimulante” se produjeron emociones positivas como
bienestar, felicidad, satisfacción y confianza. Sin embargo, también se manifestaron
emociones negativas como la agresividad y el nerviosismo. Pero no siempre las
emociones afectan de la misma forma en el ejercicio físico, ya que atendiendo a la
clasificación de Hanin (2003), las emociones positivas y negativas pueden ser
funcionales o disfuncionales para el individuo en función el contexto donde se
encuentre. En este sentido, emociones como la agresividad puede ser funcional si ésta
facilita el desempeño del individuo en ejercicios de intensidad moderada-intensa como
correr o salir en bicicleta, sin embargo, dicha emoción sería disfuncional en el contexto
de una clase de Pilates.
Además, siguiendo con la línea de trabajo de Lipschultz y Chambliss (1992) y
Karageorghis et al. (1996), en las canciones de tempo bajo denominadas como
“música negativa-relajante” se manifestaron emociones negativas más asociadas a la
tristeza, insatisfacción, desconfianza, indecisión y debilidad. Consideramos que dichas
emociones carecen de utilidad o son disfuncionales (Hanin, 2003) en contextos
relacionados con la actividad física y el deporte.
Hay ciertos indicios de que las emociones puedan influir en el carácter de
esfuerzo percibido de los participantes. Según Szmedra y Bacharach (1998) algunos
estados psicológicos evocados por la música durante el ejercicio como el bienestar,
puede contribuir a la vasodilatación; lo que influiría en variables hemodinámicas, el
aclaramiento de ácido láctico y por tanto la disminución del cortisol, ya que según John
et al. (2010) es un indicador de emociones negativas. Por lo que las emociones
manifestadas durante el ejercicio con presencia música pueden influir a nivel
fisiológico, reduciendo a su vez la percepción del esfuerzo. No obstante, sería
conveniente el uso de instrumentos específicos que midan directamente el
comportamiento de las variables fisiológicas mencionadas (pulsímetros, glucómetros,
analizadores de lactato, etc.).
En cuanto a la motivación, aunque esté considerada por Lazarus (2000) y
Bisquerra (2000) como una emoción positiva más, fue considerada el análisis de dicha
variable por separado. De igual manera, se han encontrado diferencias entre el tipo de
música y el índice de motivación de los participantes. Karageorghis y Priest (2012)
afirmaron que son 4 factores los que dotan de cualidades motivacionales a una pieza
musical (tempo, musicalidad, impacto cultural y asociación extra-musical), no obstante
recalcan el tempo como el más determinante. Por ello, esta intervención fue orientada
a encontrar diferencias en la motivación de los participantes en función del tempo de la
música. De modo que las canciones con tempo musical elevado (>100 bpm)
presentaron puntuaciones mayores de motivación con respecto a las de tempo bajo
(<100 bpm). Con esto, consideramos imprescindible la combinación de “música
positiva-estimulante” (>100 bpm) y ejercicio físico para conseguir y mantener una
motivación elevada durante la práctica de ejercicio físico y en consecuencia, promover
el disfrute de la actividad.
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Por último, y en relación con la motivación, se analizó la influencia de la música
en la adherencia de los sujetos que la presenciaron durante el programa (GE) en
comparación con aquellos que lo realizaron sin música (GC). Los resultados mostraron
valores superiores en los participantes del grupo experimental, por lo que coincidiendo
con Gluch (1993), Mann (1979) y Karageorghis y Priest (2012), un programa de
actividad física con presencia de música podría aumentar la adherencia ya que
aumentaría la motivación de los participantes. Por último, la música es considerada
por dichos autores como un elemento de disfrute para la realización de actividad física,
lo que favorecería en la intencionalidad de las personas para mantenerse físicamente
activas (Brooks y Brooks, 2010; Karageorghis y Terry, 1997).
Este estudio presenta algunas limitaciones, que deberán ser tenidas en cuenta
a la hora de generalizar los resultados o en futuros estudios. Aunque se han obtenidos
resultados satisfactorios en cuanto a la condición física y las variables psicológicas,
sería conveniente estudiar la evolución de dichas variables en un período de tiempo
más prolongado y con una muestra más amplia, con vistas a obtener datos más fiables
sobre el proceso estudiado. Además, hay que considerar que no se realizó un análisis
inter-grupo en el postest de los dos grupos (GE y GC) con respecto a los dos
indicadores de la CF elegidos. Por lo que habrá que testar los resultados de este
estudio con otros análisis y estadísticos, que nos aseguren de forma objetiva los
efectos de la intervención.
Asimismo, aunque se ha medido la percepción del carácter de esfuerzo de los
participantes, sería interesante obtener otra medición de la intensidad del esfuerzo
teniendo en cuenta el comportamiento de variables como la frecuencia cardiaca en el
ejercicio físico con/sin música.
Por último, una de las características que posee la música y que no se ha
tenido en consideración ha sido la letra o el contenido verbal de las canciones. Por
ello, sería conveniente analizar ésta como variable independiente, a fin de determinar
sus posibles efectos sobre la preparación física y psicológica de los participantes.
5. CONCLUSONES
Los resultados de este estudio han mostrado la efectividad de programas de
mejora de la condición física con música (GE) y sin música (GC). En concreto, en
ambos grupos se encontraron mejoras significativas en las variables físicas medidas
(potencia aeróbica y potencia anaeróbica), siendo más amplias en el grupo
experimental (GE). Además, el comportamiento de las variables psicológicas fue
condicionado por la música, mostrándose un menor carácter de esfuerzo, una mayor
intención de seguir haciendo ejercicio y una mayor motivación en canciones con tempo
elevado (> 100 bpm). Así pues, la música parece influir tanto en la preparación física
como en aspectos psicológicos de los sujetos durante la práctica de ejercicio.
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Agradecimientos
Este artículo es fruto de mi trabajo fin de grado (TFG) y quiero agradecer la inestimable
ayuda y colaboración de mi tutor, el Dr. Pedro Sáenz-López Buñuel.