E-motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación
2016, nº 7, pp. 1-2. ISSN: 2341-1473
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Beneficios psicológicos de la actividad física y el deporte
Gema Paramio-Pérez
“Mens sana in corpore sano”
No es una idea reciente que cuerpo y mente funcionan al unísono. Los antiguos
griegos ya sabían que inteligencia y experiencia solo podían funcionar a pleno
rendimiento cuando el cuerpo estaba fuerte y sano, pero a pesar de ser una obviedad,
este hecho tardaría siglos en materializarse.
Largo ha sido el camino desde que los primero pobladores consideraban la
enfermedad como un castigo divino. No fue hasta 1948 cuando la Organización
Mundial de la Salud (OMS), decidió establecer esta relación definiendo la salud como:
”un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia
de afecciones o enfermedades”.
Hoy en día es muy extensa la literatura que demuestra la relación positiva entre
actividad física y salud (García, Matute, Tifner, Gallizo, y Gil-Lacruz, 2007; Bouchard,
Shephard, Stephens, Sutton, y McPherson, 1990), siendo mayoritarios aquellos
estudios que se centran en la prevención o reducción de la sintomatología patológica.
Estas relaciones van más allá de lo meramente físico y, a la luz del concepto actual de
salud, deberían girar en torno a una sensación subjetiva de salud que redunde en el
bienestar, vinculándose de esta forma, la salud al concepto de calidad de vida y la
percepción que los individuos tienen de su estado de bienestar físico y psico-social.
Por otro lado, si bien es cierto que han sido numerosos trabajos científicos los
que han tratado de describir y explicar la relación entre la práctica de actividad
física-deportiva y la salud física y psicológica, también lo es, que en general, los
efectos del ejercicio sobre la salud física están mejor establecidos en la literatura
científica que aquellos otros que supuestamente produce sobre el bienestar
psicológico (Jiménez, Martínez, Miró, y Sánchez, 2008). No obstante, son numerosas
las investigaciones que avalan los beneficios del ejercicio físico en diferentes ámbitos
del bienestar psicológico: mejora la salud subjetiva, el estado de ánimo y la emotividad
(Biddle, Fox, y Boutcher, 2000), reduce la depresión clínica (Lawlor y Hopker, 2001),
disminuye los niveles de ansiedad (Akandere y Tekin, 2004), incrementa la autoestima
(Fernández-Ozcorta, Almagro, y Sáenz-López, 2015; McAuley, Mihalko, y Bane,
1997), etc. Sea como fuere, los efectos beneficiosos sobre la salud de una actividad
física practicada de forma regular parecen correlacionar con estilos de vida más
saludables.
Estas relaciones se han abordado desde distintos campos profesionales de
manera interdisciplinar, pero la psicología ha jugado un papel fundamental en la
creación e implantación de programas que fomenten la adherencia, ya que si esta
práctica no es regular no existirán los beneficios a largo plazo.