e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación
2018, nº 10, pp. 80-91. ISSNe: 2341-1473
© Copyright: 2018 Grupo de investigación (HUM-643)
Edición Web (www.uhu.es/publicaciones/ojs/index.php/e-moti-on/index)
La competición en el diseño de las tareas de
entrenamiento y la competitividad en la
formación del jugador joven de fútbol
David Falcón1, Román Nuviala Nuviala, Alejandro Moreno-Azze, José
Luís Arjol Serrano
1Dpto. Expresión Musical, Plástica y Corporal. Universidad de Zaragoza
Email: dfalcon@unizar.es
RESUMEN: El fútbol profesional es un deporte donde priman los resultados
y donde la competitividad es un valor que se exige a los jugadores que
quieren jugar a un máximo nivel. En esta investigación se establecel
perfil competitivo de los jugadores de un equipo juvenil perteneciente a
la estructura de un Club de Fútbol profesional español mediante el
cuestionario Competitividad-10 y durante cuatro meses del periodo
competitivo se comprobó su relación con los resultados de los jugadores
en las tareas de entrenamiento, susceptibles de ser diseñadas con
estructura competitiva, y en la competición liguera. Además, se observó
que, sin que el entrenador conociera estos datos, los jugadores con
mejores resultados en los entrenamientos disfrutaban de más minutos en
los partidos de liga constatando la relación entre la competitividad y el
rendimiento deportivo, mejorando de esta forma el proceso formativo.
PALABRAS CLAVE: fútbol, resultado, rendimiento, entrenamiento
Competition in the design of training drills and competitiveness in the
training of young football players
ABSTRACT: Professional football is a results-oriented sport where
competitiveness is a requirement for every single player who wants to
excel at the highest level of competition. In this research, a competitive
profile was established for the members of an U-18 team that belongs to
a Spanish professional football club structure by means of the
competitiveness-10 questionnaire. A competitiveness-results relationship
was checked in a four-month competition timeframe in the area of
training skills that were capable of being designed, or not, under the
umbrella of a competitive structure, and during the league matches.
Furthermore, it was observed that football players, who gave the best
results during training sessions, were allowed to play more minutes in
league matches, without the trainer being aware of the research results
beforehand. This conclusion validates the relationship between
competitiveness and high performance, improving the training
process in this way.
KEY WORDS: soccer, result, training, high performance
Competición y competitividad en la formación del futbolista
Falcón
Número 10, 2018
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XX
1. INTRODUCCIÓN
A la práctica deportiva se le atribuyen numerosas virtudes y valores como la
amistad, la autoestima, la cooperación, la deportividad, y la competitividad, entendida
ésta como auto superación personal (Valdemoros, 2010). Dentro de la Psicología del
Deporte, existe la opinión compartida de que ciertos factores de personalidad están
relacionados con la actividad física y el deporte (Allen, Greenless y Jones, 2013; De
Francisco, Garcés de los Fayos y Arce, 2014; García-Naveira y Ruiz, 2013a; 2013b;
Ruiz y García-Naveira, 2013) siendo la competitividad una de esas variables
importantes a estudiar para comprender las características psicológicas asociadas a
los deportistas de rendimiento (García-Naveira y Díaz, 2010; Gould, Dieffenbach, y
Moffatt, 2002; García-Naveira y Remor, 2011).
Según las líneas de trabajo en este ámbito de diversos autores (e.g. Griffin-
Pierson, 1990; Gill, Williams, Dowd y Beaudoin, 1996;; Houston, Harris, Moore,
Brummett y Kmetani, 2005) el estudio de la competitividad se encuadra dentro del
ámbito de la investigación sobre la motivación de logro. En este marco la
competitividad es entendida como una característica personal que influye sobre la
conducta humana en diferentes dimensiones de la vida, como la social, la laboral o la
deportiva, y que se refiere al “deseo de ganar en situaciones interpersonales”
(Helmreich y Spence, 1978, p. 4), o disfrutar con la competición interpersonal y el
deseo de ser mejor que otros (Spence y Helmreich, 1983). La competitividad, según
Martens (1975) es una disposición para el esfuerzo con el objetivo de satisfacer un
estándar de excelencia en las situaciones donde se realizan comparaciones en la
presencia de evaluadores externos. Por tanto, la competitividad se constituye en una
conducta de logro en un contexto competitivo, donde la evaluación social es el
componente clave (Remor, 2007).
1.1. Competitividad y nivel deportivo
Diferentes estudios concluyen que los deportistas de mayor nivel deportivo son
más competitivos que los de menor nivel, y las personas más competitivas obtienen
mayor rendimiento deportivo que las menos competitivas (García-Naveira, Ruiz-
Barquín y Ortín, 2015). En el caso concreto del fútbol, García-Naveira y Remor (2011)
concluyeron que el rasgo competitividad y la dimensión motivación de éxito en
jugadores de fútbol de rendimiento de 14-24 años presentaban una relación positiva
con el rendimiento deportivo, mientras la relación era negativa con la dimensión
motivación para evitar el fracaso. En estudios anteriores, García-Naveira y Remor
(2008) concluyeron también que los futbolistas de alto rendimiento entre los 20 y los
24 años obtienen mayores puntuaciones en la dimensión motivación de éxito y el
rasgo de competitividad y menores puntuaciones en la dimensión motivación para
evitar el fracaso que los deportistas amateurs. Estos autores concluyen que los
deportistas que compiten en alto nivel han convivido dentro de un medio selectivo
como es la competición, donde los deportistas más competentes y competitivos suelen
ir consiguiendo éxitos deportivos y progresando en sus carreras.
1.2. Competitividad y edad
Según Martin y Ecklund (1994), la competitividad varía de forma curvilínea en
función de la edad de los deportistas, presentando un aumento durante la niñez, la
juventud y el inicio de la vida adulta y un descenso al acabar este periodo y adentrarse
en la vejez. Algunos estudios revisados no apuntan una relación clara entre nivel de
competitividad y edad de los deportistas. Beaudoin (2006) no obtiene relación entre la
edad y la competitividad en jugadoras de fútbol entre los 18 y 45 años y Remor (2007)
llegó a una conclusión similar en su estudio con deportistas universitarios de 19-32
años.
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1.3. Competitividad y competición. Diseño de las tareas de
entrenamiento
La competición, es de significativa importancia para la motivación y formación
de los jóvenes (Reverter, Mayolas, Adell y Plaza, 2009) El entrenador es el último
responsable de escoger el tipo de tareas o de contenidos del entrenamiento, y
cualquier tipo de tarea podemos plantearla para que finalice o no con ganadores y
perdedores. Si introducimos y normativizamos los mecanismos necesarios para
comparar el resultado de un participante o un grupo de participantes con respecto a
otros, organizando a los jugadores en ganadores y perdedores habremos incluido la
competición en el juego o en la tarea de entrenamiento (Duran, 2017). Una vez hecho
esto, para que el jugador sea consciente del resultado, necesitaremos de un sistema
de tanteo, que “es la red de aciertos, victorias o puntos conseguidos por los jugadores
o los equipos de un juego deportivo, previstos explícitamente por el código de juego,
tanto por lo que se refiere al desarrollo de todas las posibilidades como a la
designación eventual de los ganadores y perdedores” (Parlebas, 2001, p. 421).
Si el final viene determinado por las reglas, el juego avanza inexorablemente
hacia su propia conclusión y único propósito: determinar el vencedor de la contienda
(Etxebeste, Del Barrio, Urdangarin, Usabiaga, y Oiarbide, 2014). Estos mismos
autores denominan estos juegos como juegos con memoria de resultado o de
competición y definen cuatro casos posibles que el entrenador puede elegir para
terminar la tarea:
a) Sistema de clasificación. Todos los participantes se ordenan en función de
una escala o clasificación: tiempo, distancia, puntuación u otros. Los concursos
de habilidad entre los jugadores son buenos ejemplos de este tipo de tareas.
b) Conclusión a tiempo mite. El resultado del juego se obtiene al terminar un
tiempo acordado. Es en ese preciso momento cuando se define al ganador (se
admite el empate). Son un ejemplo los partidos reducidos donde el ganador es
el que meta el mayor número de goles en unos pocos minutos.
c) a puntuación límite. El final viene determinado a la obtención de un resultado
determinado (impide el empate). Esto ocurre; por ejemplo, cuando planteamos
una tarea de fútbol tenis donde el que consiga un cierto número de puntos
gana la partida
d) Puntación y duración mite. Este último caso hace referencia a los juegos
deportivos que finalizan tras un tiempo o un resultado límite como ocurre en un
partido con equipos a salidas donde un equipo vencerá o perderá al recibir una
cantidad determinada de goles o al transcurrir un tiempo determinado (lo que
ocurra primero).
e) Tareas donde los jugadores no actúan en dirección a un desenlace final,
sino que sus participaciones se ven ligadas a una repetición de secuencias que
pueden tener relación con los cambios de roles en el juego (Etxebeste et. al.,
2014). En estos casos, la finalización del encuentro se produce a causas
externas al juego (por cansancio, porque el entrenador decide cambiar de
actividad, por acabar la hora del entrenamiento...) viéndose asociado todo el
proceso de aprendizaje al proceso, a lo que sucede durante la partida, y no al
resultado final.
Cualquier tarea o juego de entrenamiento con memoria de resultado ha sido
registrado para la investigación, anotando los resultados individuales de cada jugador
con el objetivo de comprobar si cuando un jugador se considera competitivo, y además
un cuestionario así nos lo dice, es capaz de traducir esa competitividad en resultados
victoriosos en las tareas y partidos.
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2. MÉTODO
2.1. Participantes
La muestra de deportistas del estudio estaba compuesta por 21 sujetos,
hombres con una media de edad M= 17.3 años DT= .42, pertenecientes a la estructura
de un Club de tbol profesional español. Los jugadores realizan 4 sesiones de
entrenamiento semanales de unos 120´ de duración y compiten en categoría nacional
juvenil.
2.2. Variables e instrumentos
El diseño utilizado en la investigación fue descriptivo. Las variables objeto de
estudio fueron:
C: Rasgo de competitividad del jugador.
Me: Resultado de motivación al éxito del jugador.
Maf: Resultado de motivación de alejamiento al fracaso.
PPTE: Promedio de puntos conseguidos en las tareas de entrenamiento
(valorando: 3-victoria, 1-empate y 0-derrota en cada tarea y dividiendo el total
de puntos conseguidos por las tareas realizadas). En las tareas cuya
finalización se establecía por sistema de clasificación, se dividía a los
participantes en terciles, otorgando 3 puntos a los integrantes del primer tercil,
1 punto a los del tercil central y 0 puntos a los jugadores del tercer tercil.
PPVPC: Puntuación ponderada de victorias en los partidos de competición
(tomando el resultado parcial del partido durante el periodo de participación del
jugador, multiplicando por los minutos de juego y dividiendo por los minutos de
duración del partido)
MIN: total de minutos de juego en partidos.
Se utilizó la Escala de Competitividad-10 de Remor (2007). Se trata de un
cuestionario breve de auto informe con 10 cuestiones sobre las motivaciones
asociadas a la competitividad deportiva (por ejemplo: Deseo ser el mejor cada vez que
compito). El formato de respuesta es tipo Likert (1 = casi nunca; 2 = algunas veces; 3
= a menudo). La escala distingue un resultado de Motivación al éxito (Me) y Motivación
de alejamiento al fracaso (Maf) obteniendo una puntuación independiente para ambas
dimensiones. El indicador global del grado del rasgo de competitividad (C) se calcula
mediante la diferencia entre Me y Mef (C = Me Mef). Cuando la diferencia entre las
dos dimensiones es positiva, lo que indica un valor superior para la Me, la persona
presenta tendencia a tener alta motivación para competir. Las propiedades
psicométricas del cuestionario están descritas en Remor (2007), en el que se obtiene
= .66 para la motivación al éxito y = .66 para la motivación a evitar el fracaso, la
fiabilidad de ambas es aceptable
2.3. Procedimiento
Se administraron los cuestionarios (solicitando permiso a los propios
deportistas y a la dirección deportiva del club) y se registraron todas las tareas de 47
sesiones de entrenamiento (294 tareas), los resultados de las tareas competitivas (93
tareas) y los minutos jugados y resultado parcial de cada jugador en los partidos de la
competición liguera (13 partidos) durante cuatro meses correspondientes al periodo
competitivo.
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2.4. Análisis de datos
Se utilizaron las siguientes técnicas de análisis de datos: Se realizó la prueba
de normalidad Shapiro-Wilk dado que la muestra era inferior a 50 sujetos
obteniendo valores de normalidad en las variables Maf (z = .928; p = .162), C (z
= .914; p = .086), PPTE (z = .950; p = .403) y MIN (z = .956; p = .504) y de no
normalidad en Me (z = .821; p = .002) y PPVPC (z = .750; p = .000).
Posteriormente se aplicaron pruebas no paramétricas como el índice de
correlación de Pearson para conocer la relación entre las variables.
Para la analizar los datos se utilizó el programa estadístico SPSS v. 21.0.
3. RESULTADOS
El resultado medio de los jugadores en el cuestionario arrojó datos elevados (M
= .83; DT =,46). Durante los 4 meses de entrenamientos cada jugador obtuvo una
media de 1,4 puntos por tarea. El jugador con mejor coeficiente obtuvo 1.76 puntos por
tarea por los 1.10 del peor. La puntuación ponderada en los partidos obtuvo un valor
medio de 53.15 puntos, siendo 83.3 el valor obtenido por el jugador con mejores
resultados. Uno de los jugadores no disputó ningún minuto de la competición durante
el periodo comprendido por la muestra.
Se analizó mediante el coeficiente de correlación de Pearson la relación entre
las diferentes variables. Se aprecia una relación positiva entre el resultado obtenido en
el cuestionario de competitividad y las victorias en las tareas de entrenamiento (r=
.314) (figura 1) y los partidos (r= .351) (figura 2).
Figura 1. Gráfico de dispersión explicativo de la relación entre el Rasgo de Competitividad (C) y
la puntuación obtenida en las tareas de entrenamiento (PPTE)
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Figura 2. Gráfico de dispersión explicativo de la relación entre el Rasgo de Competitividad (C) y
la puntuación ponderada obtenida en los partidos de competición (PPVPC)
La motivación al éxito también se ve relacionada directamente con las victorias
en los partidos (r= .317) (figura 3).
Figura 3. Gráfico de dispersión explicativo de la relación entre el Rasgo de Motivación para el
éxito (Me) y la puntuación ponderada obtenida en los partidos de competición (PPVPC)
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Competición y competitividad en la formación del futbolista
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Sin que el entrenador conociera el resultado del registro de las victorias en las
tareas de entrenamiento, que se observa que los jugadores que mejores resultados
han obtenido en las tareas son los que más minutos han disputado en los partidos (r=
.316) (figura 4).
Figura 4. Gráfico de dispersión explicativo de la relación entre la puntuación ponderada
obtenida en las tareas de entrenamiento (PPTE) y los minutos de juego en los partidos de
competición (MIN)
4. DISCUSIÓN
Este estudio ha intentado tratar los aspectos relacionados a la competitividad
del futbolista y su relación con el rendimiento, tomando como referencia el perfil
competitivo del jugador desde un punto de vista psicológico y su transferencia a los
resultados en el juego, tanto en entrenamientos como en partidos. El resultado medio
de los jugadores en el cuestionario (M = .83; DT =. 46) se acerca a los valores medios
para deportistas de alto rendimiento en esa edad (M = .90; DT =.52), según García-
Naveira et. al. (2015), por lo que podemos establecer como alto el nivel competitivo del
grupo si lo comparamos con los valores de referencia de ese estudio. Diferentes
trabajos citados anteriormente (García-Naveira y Remor, 2011; García-Naveira, Ruiz-
Barquín y Ortín, 2015) concluyen que las personas más competitivas obtienen mayor
rendimiento deportivo que las no competitivas, lo que coincide con los resultados
obtenidos en este estudio, donde los futbolistas con mayor puntuación en el test
Competitividad-10 han obtenido mayores victorias en las tareas de entrenamientos y
en los periodos de los partidos ligueros donde les ha tocado participar. García-Naveira
y Remor (2011) concluyeron que el rasgo competitividad y la dimensión Me en
jugadores de fútbol de rendimiento de 14-24 os se relacionaban positivamente con
el rendimiento deportivo. Lorenzo-Gonzalez (1987) y Martín y Gill (1985) ya avanzaban
la idea de que la motivación de logro es determinante en la competitividad deportiva.
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La relación obtenida en el estudio entre competitividad y victorias en las tareas
concuerda con lo planteado por Weinberg y Gold (2003), que afirman que las
personas altamente competitivas presentan tendencia a buscar situaciones de
competición y están más motivadas para obtener éxito en ellas, si las comparamos
con personas con bajo nivel de competitividad. Sin embargo, los autores
advierten que el rasgo de competitividad aislado no predice adecuadamente como
la persona responderá a una situación competitiva particular puesto que otras
variables situacionales como la modalidad deportiva, los entrenadores, padres, o
compañeros de equipo también ejercen una fuerte influencia sobre la conducta
competitiva.
Los deportistas de alto nivel, sean profesionales o no, han convivido
durante toda su formación en un medio selectivo como es la competición,
donde los deportistas más competitivos y competentes van progresando y
alcanzando éxitos deportivos mientras otros van quedando en el camino. En este
sentido, según García-Naveira et. al. (2015), la conducta necesaria para superar a
los rivales y conseguir el éxito en presencia de una alta evaluación social (público,
familiares, jueces, técnicos y resto de jugadores) se traduce en el rasgo de
competitividad. Los jugadores del estudio han obtenido mayores puntuaciones en
las dimensiones C y Me que en la dimensión Maf al igual que en el estudio de
García-Naveira y Remor (2008) lo que se relaciona positivamente con el rendimiento
deportivo.
Diversos estudios destacan la capacidad de la competición en el deporte como
elemento generador de motivación, compromiso, satisfacción y fuente de
desarrollo personal (Cecchini, Fernández, González, y Arruza, 2008; Gutiérrez,
Carratalá, Guzmán y Pablos, 2010; Sánchez-Oliva, Leo, Sánchez-Miguel,
Amado, y García Calvo, 2012). En esta línea, hemos podido observar como la
motivación de los jugadores al conocer que sus resultados se estaban registrando
han provocado un aumento en la intensidad de los entrenamientos.
La necesidad de aproximarnos a lo que sucede en la competición no solo
ha sido la base para la planificación y organización de los entrenamientos, sino
que también ha servido como base informativa para apoyar la toma de decisiones
de los entrenadores en la definición y ajuste del modelo de juego óptimo para la
competición (Castelo, 1996; Teodorescu, 1984; Mombaerts, 1998). En el caso de
este estudio, el entrenador, de forma intuitiva, ha utilizado a los jugadores
que mejor se han desenvuelto en el contexto competitivo de los entrenamientos a
la hora de afrontar la competición liguera, lo que hace que el trabajo realizado en
esta investigación pueda convertirse en una herramienta útil para el entrenador a la
hora de seleccionar a los jugadores adecuados para los partidos.
5. CONCLUSIONES
Los jugadores del equipo cumplen los valores de competitividad mostrados por
deportistas de alto rendimiento en esa edad. Al introducir la competición en las tareas
de entrenamiento aumentó la motivación de los jugadores y la intensidad de
las sesiones. Los jugadores con mejor valoración en el test tienen mejores
resultados en las tareas competitivas. Los jugadores de perfil más competitivo
y con mejores resultados en las tareas de entrenamiento disfrutan de más minutos
en la competición liguera. Se constata la relación entre la competitividad y el
rendimiento deportivo.
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