Revista Iberoamericana de
Economía Solidaria e
Innovación Socioecológica
RIESISE
Vol. 6 (2023), pp. 189-205 • ISSN: 2659-5311
http://dx.doi.org/10.33776/riesise.v6.7815
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Coop57 es una cooperativa de servicios
financieros éticos y solidarios. Su función prin-
cipal es la financiación de proyectos de eco-
nomía social y solidaria. Este artículo se centra
en una descripción del proyecto: origen, prin-
cipios y valores, modelo organizativo y evolu-
ción reciente. Coop57 representa un ejemplo
de alternativa financiera ética y solidaria.
A
Coop57 is an ethical and solidarity finan-
cial services cooperative. Its main function is
the financing of social and solidarity economy
projects. This paper focuses on a description
of the project: origin, principles and values,
organizational model and recent evolution.
Coop57 represents an example of an ethical
and solidary financial alternative.
UNA EXPERIENCIA COOPERATIVA DE FINANCIACIÓN
ALTERNATIVA. EL CASO DE COOP57
A COOPERATIVE ALTERNATIVE FINANCING EXPERIENCE.
THE CASE OF COOP57
José M. Betanzos-Martín.
Coop57-Andalucía
andalucia@coop57.coop
Luis Ocaña Escolar.
Autonomía Sur, S. Coop. And.
luisocana@autonomiasur.org
María José Guerrero Mayo
Universidad Pablo de Olavide
mjguemay@upo.es
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Economía social; servicios financieros; fi-
nanzas éticas; cooperativa.
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Social economy; financial services; ethical
finances; cooperative.
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: A13, P13
Fecha de recepción: 13/06/2023
Fecha de aceptación: 26/06/2023
Fecha de publicación: 15/12/2023
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1. INTRODUCCIÓN
Ante la actual situación socioeconómica, la creación de entidades de
economía social, fundamentalmente cooperativas, pero también otras
formas jurídicas como las sociedades laborales o asociaciones, representan
una alternativa real y en cierta medida emergente para personas trabajadoras
en particular, y para la economía en general. La autoorganización de las
personas productoras en cooperativas no es una cuestión nueva, sino que
las cooperativas llevan casi doscientos años demostrando que las personas
trabajadoras pueden gestionar las empresas sin el patrón. Eso sí, para la
creación de una cooperativa o cualquier entidad de economía social es
preciso crear y luego recrear cada cierto tiempo una cultura compartida
entre las personas de la cooperativa. Siguiendo este consejo de Saint-
Exupery, “si quieres construir un barco, no empieces por buscar la madera,
cortar las tablas o distribuir el trabajo, primero debes evocar en los hombres
el deseo de mar libre y vasto”.
La estructura cooperativa trata de articular de una manera justa tres
elementos: persona socia, cooperativa y sociedad. Entre sus principios
básicos encontramos la adhesión voluntaria y abierta, la gestión democrática
por parte de las personas socias y la participación económica de las personas
socias en el capital. Estos tres principios vertebran la relación entre socio y
cooperativa. Por su parte, el principio de autonomía e independencia de la
cooperativa respecto a terceros promueve su autodeterminación frente a
otras empresas y gobiernos.
El cooperativismo autogestionario es una referencia ineludible para
cualquier propuesta económica alternativa al actual sistema económico.
En este sentido, mejorar su calidad democrática, aproximarse a la
autogestión, es estratégico, no solo por las ventajas que le reporta para
sobrevivir dentro del mercado capitalista, sino también porque nos ayuda
a construir otro futuro.
En la construcción de otra economía y en el contexto actual, se hace
imprescindible la aparición de un modelo financiero alternativo, generador
de impactos positivos para el conjunto de la sociedad.
A continuación, contextualizaremos la experiencia de Coop57 en el
marco general de las finanzas éticas. Posteriormente, se procederá a la
descripción del proyecto a través de su origen, explicación de sus ámbitos
de actuación, principios, servicios prestados, modelo organizativo, para
concluir con algunas cifras de su evolución reciente.
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2. LAS FINANZAS ÉTICAS: CONCEPTUALIZACIÓN Y CARACTERÍSTICAS
Las organizaciones del ámbito de las finanzas éticas proclaman
abiertamente su aspiración a convertirse en herramientas de transformación
social. Estas organizaciones agrupan a su vez a personas físicas y
jurídicas que trabajan para democratizar el derecho al crédito, entendido
como posibilidad de acceder a recursos a quienes bien encuentran
numerosas dificultades o bien están excluidos de los circuitos financieros
convencionales.
Al referirnos a las finanzas éticas estamos aludiendo no solo a
entidades bancarias, sino a todo un conjunto de entidades no bancarias
que realizan una labor de intermediación financiera (cooperativas de
servicios financieros, cooperativas integrales, asociaciones de finanzas
colaborativas, comunidades autofinanciadas, bancos de tiempo, monedas
sociales y los bancos comunitarios de desarrollo) (Sanchis Palacio, 2016).
La particularidad de las segundas respecto a las primeras es que están
promovidas y gestionadas por la sociedad civil. Por último, habría que
añadir las entidades de seguros éticos. La mayor parte de entidades que
conforman el conglomerado del sistema de finanzas éticas son entidades
sin ficha bancaria. Atendiendo al Barómetro de Finanzas Éticas, informe
anual realizado por la FETS que recoge una radiografía del sector de las
finanzas éticas en el Estado español, de treinta y tres entidades de finanzas
éticas tan solo dos son bancos1.
Las finanzas éticas se construyen a partir de redes de acción colectiva
cuya labor crítica alcanza la intermediación financiera, ámbito en el que
directamente actúan. Con esta vocación se pretende incidir en el plazo
económico, espacio tradicionalmente alejado de la cultura democrática
y participativa. Y es ahí donde se proponen y articulan procesos de toma
de decisiones que obedezcan a criterios diferentes de los intereses
económicos tradicionales.
Las entidades de las finanzas éticas son, por tanto, una alternativa. Se
constituyen como una iniciativa que se propone, junto con otras en el ámbito
de la economía solidaria, construir sociedades más justas. Esa aspiración la
materializa con una propuesta de estructura y organización que trabaja día
a día, ofreciendo oportunidades reales para hacer frente a las injusticias.
A día de hoy, pocas son las organizaciones de la esfera económica que
nieguen la bondad del objetivo, pero pocas, ciertamente, pueden ofrecer
evidencias de que es posible articular en la práctica esa aspiración a realizar
la justicia. Las finanzas éticas sí. Lo hace constatando su ausencia real en
nuestras sociedades y poniéndose al servicio de aquellas organizaciones
que tienen percepción y capacidad para identificar cuáles son los contextos
de injusticia estructural.
Siguiendo a Rodríguez Parada y Cabaleiro Casal (2007) podemos
situar como rasgos distintivos de la banca ética alternativa, extrapolables
a cualquier entidad de finanzas éticas, frente a la banca convencional los
siguientes:
1 Véase https://fets.org/es/observatorio/barometro/
Una experiencia cooperativa de financiación alternativa. El caso de COOP57
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a. Promoción del ahorro socialmente responsable. El ahorrador
socialmente responsable adopta una opción consciente en el
uso de sus recursos. Establece unos requerimientos mayores que
el ahorrador de la banca convencional y exige valores sociales
añadidos tales como criterios ambientales, éticos, sociales, laborales
o culturales.
b. Promoción de la inversión socialmente responsable. Se opta
por financiar operaciones que siendo económicamente viables
atienden además al cumplimiento de parámetros ambientales,
sociales y éticos. En ningún caso se toman decisiones atendiendo
exclusivamente a las cifras previstas de retorno de la inversión.
c. Transparencia. La banca alternativa opta por un modelo de gestión
que implica necesariamente la posibilidad de conocimiento por
parte de sus integrantes cómo, cuándo, dónde y para qué se están
utilizando sus recursos. Se exige una política clara de inversiones,
así como seguir una serie de procedimientos que garanticen
encontrarnos ante opciones de finanzas éticas.
d. Gestión democrática. El ahorro socialmente responsable exige la
participación de los ahorradores en la gestión de sus recursos. De
un lado, ha de atenderse a sus preferencias y de otro se exige una
labor informativa constante sobre los proyectos financiados y su
impacto social.
A partir de las definiciones de banca ética encontradas en la literatura
(Alsina, 2002; de la Cuesta González y del Río Paracolls, 2001; de la Cuesta
González, 2006; Castro Cotón y Romero Castro, 2011), podemos clasificar
en cinco grupos los aspectos que nos permitirían calificar a un banco como
ético:
1) Comportamiento ético en todas y cada una de sus actuaciones,
convenientemente recogido a través de una política o código ético
de carácter público y trasladado a su cartera de productos de activo
y pasivo.
2) Apoyo financiero y de cualquier otro tipo (técnico, comercial,
etc.) a proyectos que supongan una contribución positiva a la
Sostenibilidad, bien mejorando las condiciones de la financiación,
bien haciendo uso de la discrecionalidad de la entidad a la hora de
seleccionar en qué proyectos invertir.
3) Cooperación internacional, promoviendo el respeto de los Derechos
Humanos, evitando contribuir al sobreendeudamiento de los países
más pobres y apoyando la actividad de instituciones microfinancieras
locales.
4) Implicación en la comunidad, haciendo frente al riesgo de exclusión
financiera y ofreciendo productos de crédito y depósito adaptados
a las necesidades locales.
5) Transparencia, verificación y rendición de cuentas sobre la
repercusión de la actividad del banco sobre el desarrollo
económico, medioambiental y social, y fomento de la participación
de ahorradores e inversores en la gestión.
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Y otros autores (San José Ruiz de Aguirre y Retolaza Avalos, 2007)
añaden dos características más, a saber:
1) La colocación del activo en proyectos con valor añadido social
y en ningún caso en proyectos especulativos o que incumplan
directamente, o a través de entidades a ellas vinculadas, los criterios
negativos con anterioridad en referencia a los fondos de inversiones.
2) El carácter global de la característica anterior, en el sentido de
que no incumba solo a una parte de la actividad bancaria, sino a
la totalidad de la misma; y de las posibles entidades en las que
ésta pudiera participar, o estar participada de forma significativa.
Es decir, un banco que nos ofrezca la garantía total de que nuestro
dinero no está apoyando financieramente todas aquellas prácticas
empresariales que quisiéramos ver transformadas o sustituidas
por otras, más acordes con un modelo de sociedad y de economía
solidaria.
3. LA EXPERIENCIA DE COOP57. ORIGEN, ÁMBITOS DE ACTUACIÓN Y
PRINCIPIOS.
Coop57 es una cooperativa de servicios financieros éticos y solidarios.
No es un banco, ni una cooperativa de crédito. Formalmente se constituye
como una sociedad cooperativa de responsabilidad limitada, de primer
grado, de servicios y sin ánimo de lucro (artículo 1 de los Estatutos sociales
de Coop57)2.
Coop57 tiene su origen en la lucha de los trabajadores de la editorial
Bruguera por mantener sus puestos de trabajo. Desde principios de
los años ochenta del siglo XX la editorial se encontraba con problemas
de viabilidad. Así, presentaría la suspensión de pagos en junio de 1982
(Arroyo, 1982). Posteriormente, tras un periplo de varios años y de intentos
por mantener la actividad de la empresa (reconversión en cooperativa,
sociedad anónima laboral, búsqueda de un comprador), el Banco de
Crédito Industrial, propietaria por esa fecha de la editorial, liquidaría
la empresa y declararía su disolución en 1986. La mayoría de los 775
trabajadores acabarían liquidando sus contratos. No obstante, un grupo de
80 trabajadores se negarían a firmar la rescisión de los mismos (EFE, 1986)
y mantendrían un largo proceso judicial tras sus despidos. Finalmente, este
grupo de trabajadores ganarían el procedimiento judicial y conseguirían
unas indemnizaciones por sus despidos. Con las indemnizaciones recibidas
crearían un fondo colectivo. Este fondo se dividió en tres partes: una se
destinó a otra lucha obrera (al Sindicato de Obreros del Campo de
Andalucía); otra se dedicó a proyectos de solidaridad internacional en
Nicaragua, y con el resto, casi 30 millones de pesetas, se creó un fondo para
financiar proyectos cooperativos que fomentaran la ocupación. Este último
fondo es el origen de Coop57, que se constituye el 19 de junio de 1995.
Este fondo se fue ampliando con los ahorros de cooperativas y de personas
2 Disponibles en https://www.coop57.coop/es/informacion/estatutos-de-coop57
Una experiencia cooperativa de financiación alternativa. El caso de COOP57
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individuales interesadas en promover la ocupación, la autogestión y la
economía social y solidaria.
El marco de actuación de Coop57 se entremezcla entre el cooperativismo,
la economía social y solidaria y las finanzas éticas. Coop57 asume los
principios y valores de estos tres ámbitos, e incorpora, además, principios
propios.
La economía social y solidaria representa una forma de hacer economía
para satisfacer las necesidades sociales. Es decir, supone una vuelta al origen
del concepto economía. Además, supone la incorporación de la perspectiva
territorial, pues la economía social y solidaria termina “imbricándose en el
territorio y tejiendo lazos complejos de reciprocidad con el entorno local”
(Papa et al, 2018, p.73).
Desde el marco del cooperativismo, Coop57, inicialmente, centró su
actividad en prestar un servicio financiero a las cooperativas de trabajo,
pero paulatinamente fue ampliando su base social y servicios a otros
tipos de entidades de la economía social. Esto dirige la actividad de
la cooperativa a la financiación de proyectos que generen un impacto
positivo en la sociedad en base a unos principios éticos. Coop57 orienta
su actividad en base a los siete principios del cooperativismo: adhesión
voluntaria y abierta, control democrático, participación económica de los
socios y socias, autonomía e independencia, promoción de la educación,
la cooperación entre cooperativas y el interés por la comunidad (Alianza
Cooperativa Internacional, 1995).
Además de los principios cooperativos, Coop57 trabaja sobre la base de
los principios de las finanzas éticas: ética aplicada, coherencia, implicación,
compatibilidad, participación y transparencia. Estos principios orientan
la actividad de la cooperativa de forma transversal en todas las fases del
trabajo y funcionamiento de la organización. Como señala Xavi Teis (2011, p.
60) “son imprescindibles no tan solo en la actividad financiera sino también
en la actitud y el compromiso”.
Además, en Coop57 se incorporan otros principios propios:
a. Crédito al servicio de la transformación social. Coop57 tiene como
objetivo transformar la sociedad a través del uso ético y responsable
del dinero. Para ello presta financiación a las entidades que con
su práctica trabajan en la búsqueda de una sociedad más justa,
inclusiva, solidaria, equitativa y sostenible.
b. Democracia y autogestión. Las personas y entidades socias no solo
participan en las asambleas, máximo órgano de debate y decisión de
la cooperativa, sino que además su participación es necesaria en los
diferentes órganos políticos y sociales para el buen funcionamiento.
Una mayor participación dota de mayor legitimidad la toma de
decisiones.
c. Intercooperación y mercado social. Potenciar el mercado social
entendido como una red de producción, distribución, financiación,
consumo y aprendizaje, y que funcione con criterios éticos,
democráticos, ecológicos y solidarios.
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d. Carácter colectivo. Se atiende a las necesidades de proyectos
colectivos que prioricen las personas y la finalidad social por delante
de la maximización de beneficios. Los proyectos individuales, por
ejemplo, como el de los autónomos, solo pueden ser atendidos por
Coop57 en casos muy excepcionales.
e. Confianza. El respeto, el conocimiento mutuo y la cercanía generan
confianza. Estas son características esenciales del trabajo de Coop57.
La gestión del ahorro, la concesión de préstamos o las garantías
financieras se basan en este principio.
f. Incorporación de la perspectiva feminista. Se trata de incorporar la
visión y los criterios de la economía feminista en el funcionamiento
de Coop57, promoviendo la composición paritaria de los órganos
rectores, utilizando un lenguaje inclusivo no sexista, promoviendo
medidas de conciliación y corresponsabilidad de los cuidados y
formando en esta materia a las diferentes personas y órganos que
conforman la entidad.
g. Proximidad y arraigo territorial. La proximidad y el arraigo territorial
son cuestiones básicas para el conocimiento ente quienes ahorran
y quienes emplean los recursos financieros. La cercanía genera
garantías añadidas, aporta mayor confianza y favorece una economía
solidaria.
h. Reflexión. Coop57 incentiva a todos los miembros de la cooperativa
(equipo técnico y personas y entidades socias) a pensar y repensar
de forma colectiva y continuada sobre los principios que deben
orientar la acción.
i. Solidaridad. Permite a las entidades y personas socias saber que su
dinero contribuye a una economía más humana, justa y solidaria.
Además, pueden manifestar su solidaridad fijando, ellas mismas en
asamblea, el interés de la remuneración al ahorro lo que repercute
directamente en el precio de la financiación que también es decidido
por las propias personas y entidades socias.
Por último, para una mejor comprensión de Coop57 es preciso detenerse
en la dimensión política de su actividad. Así lo recoge Alquézar Crusellas
(2016, p.199):
La intencionalidad política de Coop57 y, en un sentido más amplio, de
la economía social y solidaria es mostrar que el mercado no es un espacio
neutro de asignación de recursos en base a la oferta y la demanda, sino
que tiene una dimensión política detrás. En este sentido, Coop57 y el
movimiento de la economía social y solidaria, así como las finanzas éticas,
pretenden señalar las relaciones de poder que se establecen entre los
distintos actores que participan y las diferentes esferas de valor que entran
en juego en la actividad económica.
4. AHORRAR Y FINANCIARSE EN COOP57.
Coop57 realiza una labor de intermediación financiera. Su objetivo es
transformar la sociedad en positivo a través del uso del dinero. Esto supone
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recoger ahorro de la sociedad civil (personas y entidades) y canalizarlo
hacia la financiación de proyectos de economía social y solidaria.
Puede ahorrar en Coop57 cualquier persona o entidad que crean en los
principios del cooperativismo y las finanzas éticas, y quieran ver sus ahorros
vinculados a la financiación de proyectos de economía social y solidaria. Por
tanto, ahorrar en Coop57 supone dotar a nuestro dinero de un valor social.
Significa recuperar capacidad de decidir sobre el destino de nuestros
ahorros, pues la actividad de la cooperativa precisa de la participación
de su base social en la toma de decisiones. Las personas y las entidades
que depositan sus ahorros en Coop57 participan democráticamente en el
establecimiento de los criterios de inversión y en la gestión de los recursos.
Además, todas las personas y entidades socias, en cumplimiento del
principio de transparencia, tienen información regular y de acceso público
sobre los proyectos financiados.
Por su parte, pueden recibir financiación de Coop57 todas aquellas
entidades de economía social y solidaria que aporten algún tipo de
valor añadido para su entorno y para el conjunto de la sociedad. La labor
financiera de Coop57 se caracteriza por los siguientes rasgos:
a. El dinero entendido como un medio y no como un fin. El crédito en
Coop57 se entiende como un útil de transformación social. Si bien la
cooperativa quiere obtener beneficios para garantizar su viabilidad
y seguir dando respuestas a las necesidades de las entidades socias,
se configura como una cooperativa sin ánimo de lucro.
b. La confianza y el respeto mutuo. Toda relación entre Coop57 y sus
socios y socias, incluidos los préstamos, se basa en la confianza y en
el respeto mutuo que dan la proximidad y el conocimiento.
c. Garantías mancomunadas y comprobación de la base social. Las
garantías para los préstamos concedidos responden al principio
de confianza. Coop57 no opera con garantías patrimoniales, sino
que articula un sistema de garantías a través de avales personales
mancomunados. La garantía consiste en que, la entidad que
solicita financiación busque, entre los propios socios, socias y su
entorno, personas que confían en el proyecto para que asuman un
compromiso personal para responder como avalistas por una parte
del préstamo concedido. De esta forma, por una parte, se reparte el
riesgo estableciendo garantías adicionales al retorno del préstamo y,
por otra, da información sobre la capacidad de crear red y confianza
de la entidad en su entorno. Así se comprueba si tiene una base
social sólida, amplia y comprometida. Por tanto, los avales personales
mancomunados van más allá de lo económico y actúan como un
aval social. Este sistema permite a muchas entidades con proyectos
viables económicamente, pero escasamente capitalizadas, poder
acceder a la financiación.
d. La flexibilidad y adaptabilidad de los servicios financieros a las
necesidades de cada entidad. Se buscan las soluciones que puedan
beneficiar la viabilidad del proyecto.
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e. No se incurren en gastos innecesarios. No existen comisiones de
apertura, comisiones de estudio, gastos de notaría, entre otros.
No se quiere aumentar los costes financieros con gastos que se
consideran prescindibles.
5. PERSONAS Y ENTIDADES SOCIAS. DEMOCRACIA ECONÓMICA.
Coop57 es una organización democrática, de base asamblearia que
se basa en la participación. Está formada por personas y entidades de la
economía social y solidaria. La entidad es propiedad de todos sus socios y
socias que se autogestionan y organizan para la gestión de la cooperativa.
Coop57 no está sujeta a regulaciones externas, exceptuando el marco
jurídico fijado por la legislación de cooperativas, ni se regula por las
directrices del banco central, tampoco utiliza índices de referencia como el
euríbor. Su gestión se realiza en base a los acuerdos adoptados de forma
colectivamente por sus socios. Estas circunstancias dotan a Coop57 de
una gran flexibilidad para adaptarse y buscar soluciones imaginativas a las
necesidades de las entidades socias. Además, así se protege de factores
externos incontrolables o especulativos. El resultado es la puesta en práctica
de una democracia económica, autogestionada, en la que se establece de
forma colectiva “unas reglas del juego estables, conocidas y compartidas
por las socias y socios” (Gassiot Ballbè, 2013, p. 78).
Una característica diferenciadora de Coop57 es que no existen clientes.
Las relaciones de ahorro y financiación se realizan desde la posición de
persona o entidad socia. Existen dos tipos de socios: las personas socias
colaboradoras y las entidades socias de servicios.
Las socias colaboradoras son personas individuales, en su gran mayoría,
aunque también pueden serlo entidades, que deciden depositar sus
ahorros en Coop57. Este ahorro se deposita en forma de aportaciones al
capital social, y representan los recursos económicos que posteriormente
permiten ofrecer los servicios financieros a las entidades socias de servicios.
Los socios y las socias colaboradoras no pueden recibir financiación.
Cualquier persona individual o entidad puede ser socia colaboradora
depositando 300 € de aportación obligatoria al capital social. La aportación
obligatoria se puede recuperar en caso de baja de la cooperativa. Además,
las socias colaboradoras pueden realizar aportaciones voluntarias al capital
social. Estas aportaciones voluntarias tienen una remuneración marcada
por los propios socios en asamblea y su devolución es inmediata desde su
solicitud.
La importancia de la figura de la persona o entidad socia colaboradora es
determinante. Sin el ahorro ético y comprometido de estas sería imposible
la financiación a entidades de la economía social y solidaria. Estas personas
y entidades dotan a sus ahorros de un valor social, pues le permite:
a) Gestionar sus ahorros de forma coherente con sus principios éticos
y valores personales.
b) Participar en un proyecto cooperativo y democrático que ofrece la
posibilidad de responsabilizarse del uso de los propios ahorros, es
decir, practicar la autogestión financiera.
Una experiencia cooperativa de financiación alternativa. El caso de COOP57
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c) Recuperar el control sobre el destino de nuestros ahorros. Los socios
socias pueden decidir dónde van a parar sus ahorros.
d) Obtener un rendimiento financiero vinculado a un rendimiento
social.
Las socias de servicios son entidades de economía social y solidaria
que realicen una actividad económica de forma autónoma, gestionada de
manera democrática, donde exista un reparto lo más equitativo posible de
la riqueza generada con la actividad, y que tengan impactos positivos o
aporten valor añadido al conjunto de la sociedad. Las entidades socias de
servicios pueden ahorrar y recibir financiación de Coop57.
De esta manera toda persona o entidad socia es copropietaria y
corresponsable de la trayectoria de la cooperativa. En este hecho radica
la importancia de la participación e implicación de la base social en el
funcionamiento de Coop57, bien a través de sus órganos políticos o
sociales.
La forma jurídica es un aspecto relevante, pues figuras jurídicas diferentes
a las de economía social (cooperativas, asociaciones, sociedades laborales,
fundaciones, sociedades agrarias de transformación, empresas de inserción)
no pueden pertenecer a Coop57 y, por tanto, no pueden recibir financiación.
De esta manera, por ejemplo, no pueden ser entidades socias de servicios
personas individuales (régimen de autónomos), salvo casos excepcionales,
ni formas jurídicas puramente mercantiles, tales como una sociedad limitada
(S.L) o una sociedad anónima (S.A).
Por tanto, en Coop57 la financiación se destina a entidades de economía
social, pero la forma jurídica no es el único aspecto importante. Las entidades
de economía social para pertenecer a Coop57, y así posteriormente poder
solicitar un préstamo, previamente tienen que haber superado un proceso
de evaluación ético-social. Una vez evaluada la solicitud, si esta es positiva,
podrá formalizar el alta como entidad socia de servicios. Para ello tiene que
realizar una aportación obligatoria a capital social de 901,52 €. La entidad
puede solicitar financiación desde ese momento. Al igual que las personas
y entidades socias colaboradoras pueden realizar aportaciones voluntarias
y recibir por ello la remuneración fijada en asamblea.
Tanto las entidades socias de servicios como los socios y socias
colaboradoras adquieren una serie de derechos dentro de la cooperativa:
a) Derechos políticos y de participación: los socios y socias de Coop57
pueden participar, con voz y voto (una persona o entidad, un voto,
con independencia del capital aportado), en las asambleas y decidir
las líneas de actuación de Coop57 y con qué criterios éticos y
sociales se actúa.
b) Derechos económicos: las aportaciones de ahorro voluntarias
están sujetas a una remuneración económica que anualmente fija
la asamblea de socios y socias de Coop57 en base a un proceso
colectivo y democrático.
c) Derecho a la información: todos los socios y socias reciben
información periódica de todos los préstamos que se conceden,
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el estado económico de la cooperativa, la actividad social y otras
informaciones relevantes sobre las actividades de la cooperativa.
6. EL MODELO ORGANIZATIVO. CRECIMIENTO EN RED, AUTOGESTIÓN Y
PARTICIPACIÓN.
El modelo organizativo de Coop57 responde a un modelo de crecimiento
en red, horizontal y basado en criterios de arraigo territorial, proximidad,
confianza y el conocimiento de las entidades socias La base de este
modelo son las secciones territoriales, cada una con sus propios órganos y
estructuras de participación. Las secciones territoriales permiten desarrollar
modelos de organización horizontales, democráticos y participativos.
El modelo en red articulado a través de secciones territoriales supone el
acercamiento a la realidad de cada territorio bajo la existencia de una sola
entidad jurídica. La idea fue aprovechar el modelo y estructura de Coop57,
pero aplicando un modelo que permitiese la autonomía y autogestión de
cada territorio. Además de Cataluña, donde nace la cooperativa, a partir de
2005, a raíz del interés despertado por esta experiencia en otros territorios,
se han ido creando secciones territoriales en Aragón (2005), Madrid (2006),
Andalucía (2008), Galicia (2009), Euskal Herria (2015) y Asturias (2019).
El principio de territorialidad está claro; se entiende que solo es posible
el conocimiento mutuo y la generación de confianza desde la proximidad,
y no desde estructuras jerárquicas alejadas cientos de kilómetros y
desconocedoras de la realidad de cada territorio. Gassiot Ballbè señala
la importancia de la proximidad territorial como forma de “garantizar un
control social efectivo de la entidad financiera”, a la vez que se “potencia
en lo local vínculos sociales y de vecindad que permitan construir de forma
colectiva alternativas socioeconómicas” (Gassiot Ballbè, 2013, p.77).
Las secciones territoriales aplican los mismos principios éticos y sociales
y criterios de evaluación, toman decisiones desarrollando un modelo
descentralizado, donde cada territorio tiene autonomía para generar sus
debates y decisiones siempre dentro del marco general de la cooperativa.
La premisa para que se cree una sección territorial es la existencia de una red
de economía social y solidaria en el mismo territorio capaz de gestionarla.
Es decir, la capacidad de cada territorio de autogestionar su base social y
actividad: evaluación ético-social, valoración de proyectos, concesión de
préstamos (Coop57, 2015).
El órgano soberano de Coop57 es la asamblea general que, entre otras
funciones, nombra al Consejo Rector, controla la gestión y aprueba las
cuentas. Además, cada sección territorial se dota de órganos propios. Es
decir, cada sección territorial tiene su propio consejo (llamado consejo de
sección) y asamblea (asamblea de sección).
El modelo de gobernanza de Coop57 se basa en un modelo de abajo
hacia arriba. Cada persona y entidad socia de Coop57 se vincula a una
sección territorial. La participación directa de la base social de Coop57,
personas y entidades socias, se produce en el ámbito de su territorio. En cada
una de las asambleas de sección, las personas y entidades socias toman sus
Una experiencia cooperativa de financiación alternativa. El caso de COOP57
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decisiones de manera autónoma. Los acuerdos son llevados posteriormente
a la asamblea general de Coop57 por los representantes territoriales (en
función del número de personas y entidades socias) elegidos en cada una
de las asambleas de sección. En la asamblea general se comparten las
decisiones de cada sección territorial y se vota en consonancia.
Cada sección territorial cuenta también al menos con dos comisiones,
las cuales son esenciales para el funcionamiento de Coop57: la comisión
social y la comisión técnica. La comisión social está formada por personas
y entidades socias. Es la encargada de realizar la evaluación ético-social de
las entidades que quieren convertirse en entidades socias de servicios. Este
proceso de evaluación, previo a la incorporación como socia de cualquier
entidad, es una de las características que definen el trabajo de Coop57;
ninguna entidad puede ser socia sin la valoración positiva de la comisión
social. Este proceso de evaluación se resume en el análisis de qué hace la
entidad y cómo lo hace. La comisión técnica está igualmente formada por
personas y entidades socias, y es la encargada de evaluar, desde el punto
de vista financiero, la viabilidad del proyecto y, por lo tanto, recomendar la
aprobación, o no, de las solicitudes de financiación de las entidades socias
de servicios.
Por tanto, el trabajo de ambas comisiones permite hacer una doble
evaluación: ético-social y económica. De esta manera se intenta garantizar
que el uso y destino de las aportaciones de socios y socias no entra en
contradicción con los valores y principios de la cooperativa, además de
decidir directamente por la propia base social el destino de su dinero.
Además, se pueden conformar otros espacios de participación estables
en el tiempo como la comisión feminista, comisión de comunicación, y otros
temporales o creados ad hoc para temas concretos, como por ejemplo
las comisiones creadas para la fijación de criterios para el estudio de
comunidades energéticas o proyectos de vivienda cooperativa en cesión
de uso. Se pueden crear tantos espacios de participación que cada sección
territorial considere oportunos.
Por último, también cabe destacar la existencia de encuentros.
Estos encuentros, que inicialmente se celebraban cada cuatro años y
posteriormente cada dos, son un espacio de reflexión y participación
colectiva de las personas y entidades socias. Estos encuentros tratan sobre
los ejes que se consideran de interés en cada momento y los retos futuros
que marcarán las líneas estratégicas de Coop57 durante los años siguientes.
El esquema organizativo de Coop57 precisa de la participación e
implicación de la base social. Si tenemos en cuenta que cada sección
territorial posee una comisión social y técnica, un consejo de sección,
que existe una asamblea de sección en cada territorio, que se proponen
espacios de debate y encuentros de reflexión, que hay diferentes
comisiones de participación, más un consejo rector y una asamblea general,
se entiende que la participación de las personas y entidades socias no solo
es enriquecedor, sino que además es un elemento clave en la gobernanza
de Coop57.
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En definitiva, Coop57 pone en práctica un modelo de participación,
democracia y horizontalidad de construcción colectiva basado en la
autonomía, cercanía, conocimiento, confianza y arraigo territorial.
Figura 1. Organigrama de Coop57.
Fuente. Coop57. https://coop57.coop/es/informacion/organigrama
7. EVOLUCIÓN RECIENTE DE LA ACTIVIDAD DE COOP57 (2018-2022).
La evolución de la actividad de Coop57 se caracteriza por un continuado
crecimiento desde sus inicios. Atenderemos a esta evolución para el
periodo más reciente, concretamente para el quinquenio 2018-2022. Los
datos ofrecidos se refieren a dos ámbitos de trabajo: el social y el financiero.
La base social de Coop57 está formada por 6.348 socios, de las que
1.107 son entidades de servicios y 5.241 personas socias colaboradoras,
cifras para 2022. Tomando como referencia la evolución en el periodo 2018-
2022 representa un crecimiento del 25,0% de la base social. Del conjunto
de la base social, 87 entidades socias de servicios y 382 personas socias
colaboradoras pertenecen a Coop57-Andalucía.
Al aumento de su base social, se unen cifras como el incremento de
nuevos préstamos en un 65,3% en el último quinquenio, superando los
24 millones de euros. Por su parte, el saldo vivo de préstamos aumentó
un 94,1% para alcanzar los 37,3 millones de euros, cifras para el conjunto
de Coop57 para 2022. Por su parte, las aportaciones de las entidades y
personas socias, aumentaron hasta los 56,9 millones de euros en 2022, lo
que supone un crecimiento del 57,0% en el mismo periodo 2018-2022.
Una experiencia cooperativa de financiación alternativa. El caso de COOP57
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Tabla 1. Evolución de la base social, aportaciones, importe de nuevos
préstamos y saldo vivo de préstamos. Coop57, 2018-2022.
Indicador 2018 2019 2020 2021 2022
Variación
(%) 2018-
2022
Socias de
servicios 881 945 1.001 1.042 1.107 25,7%
Socias
colabora-
doras
4.198 4.371 4.686 4.966 5.241 24,8%
Total
socias 5.079 5.316 5.687 6.008 6.348 25,0%
Total
aportacio-
nes (€)
38.225898
42.097.797 46.957.339 52.075.796 56.998.435
57,0%
Nuevos
préstamos
concedi-
dos (€)
14.570.010 19.347.387 17.568.907 23.263.127 24.089.379
65,3%
Saldo vivo
de présta-
mos (€)
19.256.271 21.773.691 25.370.095 30.755.585 37.347.323
94,1%
Fuente: elaboración propia a partir de boletines informativos de Coop57.
Estas cifras demuestran el crecimiento de la actividad de la cooperativa
a pesar del periodo de crisis económica arrastrado desde 2008 y por la
pandemia de Covid-19 a nivel mundial en 2020. Incluso se puede decir
que durante periodos de crisis la actividad de Coop57 aumenta de forma
notable, como reflejan los datos del saldo vivo de préstamos desde 2020.
De esta forma queda reflejada la consolidación de un instrumento muy útil
para la economía social y solidaria en el conjunto del Estado español y en
Andalucía. Esa consolidación requiere, siguiendo a García Jané (2010, p. 1),
“mantener su doble dimensión de sector socioeconómico y de movimiento
social, articularse en mercados sociales que la desconecten del mercado
capitalista y forjar alianzas con el resto de sujetos de cambio social y de
economías críticas”.
8. CONCLUSIONES
Coop57, en la medida de sus posibilidades, ha demostrado que los
usos sociales del dinero pueden ser profundamente éticos, radicalmente
diferentes y sólidamente eficaces. Eso sí, sabiendo que se precisa del
resguardo colectivo y comunitario, como hicieron aquellos trabajadores de
Bruguera y la sociedad que los apoyó durante la crisis industrial de los años
ochenta del siglo XX, para reforzar un proyecto consolidado tras veintiocho
años de historia y con extensión en diferentes territorios del Estado español.
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Desde Coop57 se desea generar empleo, justicia y democracia, a través del
impulso de proyectos autogestionarios en el marco de la economía social
y solidaria y del cooperativismo pues, como decía en el siglo XIX Louis
Blanc, “no se puede tener república en las calles y monarquía absoluta en
las fábricas”.
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FUENTES DE FINANCIACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN
Esta investigación no contó con financiación.
CONTRIBUCIONES DE LOS AUTORES
Los autores han contribuido por igual en las diferentes partes y epígrafes
del trabajo.