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María Cristina Chávez Mejía · Noemi Guadarrama Martínez · Liliana Huitrón Gutiérrez
RIESISE, 7 (2024) pp. 267-287 ISSN: 2659-5311
participantes en este estudio fueron invitadas, debido a que durante la
capacitación y asesoramiento por parte de la BEDR No. 92, mostraron
interés y compromiso, lo cual resultó mejora de sus solares familiares y sus
milpas; además, son poseedoras de un amplio conocimiento ambiental
tradicional y están a favor de compartirlo y trasmitirlo.
4. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
4.1 MUJERES Y AGROBIODIVERSIDAD
En décadas recientes, se reconoce el papel de las mujeres rurales
como portadoras de una gran herencia biocultural, conocedoras de sus
territorios y de los recursos naturales, de su uso, manejo y conservación, así
mismo como protectoras del patrimonio familiar y muchas veces sostén de
sus familias (Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, 2021),
así mismo se subraya su papel en la producción de alimentos, en México
ellas producen más del 50% (Instituto Nacional de las Mujeres, 2019).
Considerando que por prácticas consuetudinarias la herencia de la tierra
es principalmente patrilineal y la residencia de un nuevo matrimonio es
patrilocal, las mujeres están en desventaja sobre la titularidad de la tierra,
pero contribuyen significativamente a la soberanía alimentaria. Identificamos
que, si bien las mujeres no son propietarias legales de la tierra, al casarse
y asumir sus responsabilidades como esposas y madres, tienen margen de
decisión sobre el cultivo de la milpa y sobre todo en el solar familiar, así
como para el aprovechamiento de la agrobiodiversidad. De esta manera, el
cumplimiento de responsabilidades de acuerdo al género, influye en que el
acceso dinámico a la tierra y a sus productos (Rocheleau et al., 1996; Leach
et al., 1999), lo que resulta en el aprovechamiento de parte de las mujeres
de bienes que se encuentran bajo la titularidad masculina (Ruíz, 2006; Reyes
et al., 2022). En México, el 25.9 % de las personas que poseen un certificado
parcelario que las acredita como ejidatarias o comuneras son mujeres, en
Ixtlahuaca, hay 26 ejidos (INEGI, 1997), de manera que tienen derecho a
aprovechar los recursos de recolección como insectos comestibles, tierra
de monte, leña, plantas de varios usos como medicinal, alimenticios, ritual,
ornamental, entre otros usos; hongos y otros bienes.
La milpa adyacente a la casa de la familia es agrodiversa, en policultivo
hay maíz de varios colores (azul, amarillo, anaranjado, blanco, rosa, azul, rojo),
frijol, haba, calabazas, chilacayotes y otros (Cuadro 1). Además, en las orillas
de las milpas, hay plantas de usos varios como árboles frutales, quelites1,
plantas medicinales, usadas como forraje. En México, en comunidades
campesinas, es común la existencia de plantas útiles en las orillas de los
terrenos agrícolas (Bastida et al., 2019; Reyes-Carcaño, et al., 2022).
En los solares o huertos familiares las mujeres deciden qué cultivar
en espacios del patio o traspatio, cultivan acelga, fresa, jitomate, papa,
zanahoria, entro otras hortalizas, pero también cultivan y fomentan quelites
1 Quelite deriva del nahuatl quilitl y se usa para designar a hojas, tallos y brotes tiernos
comestibles las plantas herbáceas, arbustivas y arbóreas; flores comestibles y flores (Castro et
al., 2011).