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Análisis y Modicación de Conducta
2023, Vol. 49, Nº 180, 117-137
ISSN: 0211-7339
http://dx.doi.org/10.33776/amc.v49i180.7659
Resumen
Desde el uso de los mensajes SMS se ha veni-
do utilizando un lenguaje escrito cada vez más
abreviado, que lejos de parecer una deforma-
ción del lenguaje, sigue un código único y es-
pecial que ha evolucionado entre los usuarios
activos de las “nuevas” redes sociales. En este
trabajo se busca determinar el grado de recuer-
do en los mensajes abreviados de Whatsapp
en una muestra de 32 participantes, divididos
en jóvenes (20-25 años) y adultos (45-55 años).
De igual forma, se investiga el coste cognitivo
que supone la lectura de un mensaje abreviado
con emoticonos frente a uno no abreviado si-
guiendo la normativa de la RAE. De este análisis
se obtienen varias conclusiones principales. La
primera es que el lenguaje abreviado es capaz
de transmitir la información más destacada a
costa de un mayor tiempo de lectura, aunque
los sujetos se vean competentes. Segundo, hay
mayores ideas principales en hombres adultos y
mujeres jóvenes. Tercero, hay un mayor núme-
ro de ideas distorsionadas para los adultos de
la condición abreviada y jóvenes sin abreviar.
Todo esto hace que este lenguaje tenga unas
características y nalidad que lo hace ser un
lenguaje vivo y único.
Inuencia del lenguaje abreviado de redes sociales en el
procesamiento de información
Inuence of the social networks abbreviated language
on information processing
Antonio David Martín Barrado
Departamento de Psicología Experimental
Universidad de Sevilla
PalabRas clave
Lenguaje abreviado, Whatsapp, coste
cognitivo, lectura, recuerdo, redes sociales.
abstRact
Ever since the days of SMS texts people have
been using a progressively abbreviated language,
which further from looking like a deformation of
the language itself, follows a unique and special
code which has ‘’evolved’ among the active
users of the ‘’new social networks. This work
is scoped towards determining the degree of
remembrance in shortened Whatsapp messages
out of a 32 participant sample, divided as young
(age 20-25) and adult (age 45-55). Similarly, it
is also investigated the cognitive costs of the
reading of a shortened message with emoticons
as opposed to a non-shortened which follows
the regulations of RAE. Out of this analysis several
main conclusions are obtained. The rst one
being that the abbreviated language is capable of
transmitting the most outstanding information at
the expense of a greater reading time, despite the
subjects looking competent enough. Secondly,
there is a bigger quantity of main ideas in adult
men and young women. Lastly, there is a bigger
number of distorted ideas among adults of the
abbreviated condition and among the youth of the
non-shortened one. All of these concepts provide
the language with the characteristics and purpose
that make it be a unique and living language.
KeywoRds
Abbreviated language, Whatsapp, cognitive
cost, lecture, remembrance, social networks.
Recibido: 29/03/2023; aceptado: 20/04/2023
Correspondencia: Antonio David Martín Barrado. E-mail: antoniodavid.psicologo@hotmail.com
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Análisis y Modicación de Conducta, 2023, vol. 49, nº 180
Introducción
¿La forma de escribir y de leer dice algo
acerca de cómo entendemos el mundo? Hace
no muchos años se estrenó la cinta americana
La llegada (Levine et al., 2016) - Arrival en in-
glés-, basada en la famosa hipótesis de Sapir y
Whorf de cómo el lenguaje modica la forma
de pensar y de entender el mundo. Esta pelícu-
la dio mucho de qué hablar, ya que se entendía
al lenguaje como algo más que compresión y
expresión. Sin ir más lejos, el lector está usan-
do el lenguaje para leer y reexionar lo aquí
escrito. El lenguaje es más complejo.
Sapir (1963) y Whorf (1956) fueron dos lin-
güistas los cuales se quedaron muy sorprendi-
dos al descubrir que los Hopi no tenían lineali-
dad temporal, sólo si los hechos ocurrían o no.
Llegaron a la conclusión de que existe relación
entre el lenguaje de la persona y la forma en
la que entiende el mundo. Su teoría deriva en
dos hipótesis, una fuerte (determinismo) y otra
débil (relativismo lingüístico). Pero la que más
apoyos tiene es esta última, remarcando que
cada lengua se adapta al medio. Un ejemplo
sería los países del norte de Europa que tienen
distintas palabras para el color blanco.
Del lenguaje oral al lenguaje escrito
Si intentamos establecer el origen del len-
guaje entendido en su forma más rudimenta-
ria, como producción de sonidos o plasmado
en cuevas, los antropólogos estipulan que hace
unos 300.000 años se dieron las condiciones
necesarias para la producción de sonidos, pero
esto no dice nada del lenguaje (Lewin, 2005).
Es como andar por la oscuridad y decir que se
ha encontrado la luz cuando no se ha hecho.
Para Vygotski (Sánchez, 1999), un predecesor
al lenguaje social es el habla egocéntrica, un
habla que va desde la verbalización hasta el su-
til movimiento de labios sin verbalización. No
tiene un objetivo social como tal, sino que es
una actividad autoreguladora y acompañante
del comportamiento que desembocará en una
consciencia individual (Alonso, 2000; Sánchez,
1999). ¿Y qué pasa entonces con la escritura?
Y ahora tú, precisamente, padre que eres
de las letras, por apego a ellas, les atribuyes
poderes contrarios a los que tienen. Porque
es olvido lo que producirán en las almas
de quienes las aprendan, al descuidar la
memoria, ya que, ándose de lo escrito,
llegarán al recuerdo desde fuera, a través
de caracteres ajenos, no desde dentro,
desde ellos mismos y por sí mismos. No es,
pues, un fármaco de la memoria lo que has
hallado, sino un simple recordatorio.
(Platón, 1988, p. 403).
Las antiguas culturas creían que la escritura
era un regalo de los dioses, pero también un
arma de doble lo, prevalece más que lo oral,
incluso por generaciones cambiando la orga-
nización de pueblos (Ayala, 2014). La escritu-
ra no es natural, se aprende como el lenguaje
oral, en una cultura, pero sin estar predispues-
to a ello, aunque también posea un carácter
social y de interacción a distancia (Araya, 2007;
Giraldo, 2018). Se piensa que el orecimiento
del arte allá por el neolítico -hace unos 30.000
y 300.000 años-, propició otra forma de inter-
pretar el mundo para contárselo a otros, ya
sea representando un bisonte o la estructura
social del grupo. Aunque es posible que en
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los comienzos no hubiera una representación
uno a uno entre signo y elemento lingüístico
(Lewin, 2005). Esto pudo favorecer una con-
ciencia introspectiva que añade más compleji-
dad al lenguaje. Olson (1997) cree que esta co-
rrespondencia podría ser una prelectura, pero
arma el benecio cognitivo de la escritura y
critica a autores como Aristóteles que la acotan
a una transcripción de lo oralizado. La escritura
aporta otra herramienta para conocer tanto al
mundo como a sí mismo (Giraldo, 2018).
El origen social del lenguaje es de las pocas
cosas que todos los expertos parecen estar
de acuerdo. Vallester (2015) arma la necesi-
dad de un contexto social determinado para
el lenguaje, diferente de los animales porque
los vínculos humanos son más dependientes,
fuertes y prolongados en el tiempo, lo cual
producirá afecto e inuirá en el cuidado de las
siguientes generaciones. Nacemos y vivimos
dentro de un macrosistema que transmitimos
como legado. Ortiz-Ocaña (2015) también des-
tacan el papel del amor, que es donde el len-
guaje aparece y cobra sentido. Además de ser
la herramienta más primitiva para recibir una
cultura, Vygotski tiene mucho que decir acerca
de esta característica social, ya que el lenguaje
del niño en un inicio es social para ir evolucio-
nando por aprendizaje a formas más maduras,
diferenciándose el lenguaje para otros y “para
uno (Estévez y Cattaneo, 2007; Sánchez, 1999).
Por otro lado, evolutivamente más recien-
te, en un reportaje de Grau (2008) se pone
énfasis a que las nuevas tecnologías han
cambiado la forma de leer e interpretar los
textos. Arma que el salto que ha supuesto
Internet a la vida diaria ha sido abismal a ni-
vel cognitivo por el hecho de que la lectura
ya no es tan profunda como con los textos
en papel, es más supercial, con menos re-
exión y comprensión. Que afecta a jóvenes
y a todo aquel que haya tenido contacto con
las TIC de forma prolongada (Carr, 2008).
Marco conceptual del lenguaje
El lenguaje para Belinchón y colaboradores
(1992) es entendido como emisión de palabras
aparece en torno al año de vida, en un primer
momento está caracterizada por holofrases
-palabras que tienen el valor funcional de una
frase completa-. Más tarde, se irá perfeccionan-
do gracias al contexto social en un lenguaje
productivo que se materializará en conductas.
La unidad mínima del lenguaje es el signo (un
ejemplo ilustrativo de estos autores sería el he-
cho de que una huella fresca en tierra húmeda
sería un signo para el cazador), el lenguaje se
forma de signos, pero puede haber signos sin
ser lenguaje. Además, dentro de la Psicología
hay corrientes como el constructivismo que le
dan un gran valor al lenguaje, siendo la princi-
pal herramienta del ser humano para construir
su realidad (Maturana y Varela, 1986).
Una propiedad de la que habló Vygotski
en relación con la estructura del habla ego-
céntrica es el proceso de abreviación, como
puede derivarse, este proceso consiste en un
estrechamiento entre interlocutores (Alon-
so, 2000; Estévez y Cattaneo, 2007; Sánchez,
1999). Un ejemplo de ello llevado a Whats-
app entre dos buenos amigos, pudiera ser el
hecho de que entre ellos usen un lenguaje
realmente abreviado que entienden a la per-
fección, pero que visto desde fuera sería una
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tarea dicultosa. Hay que destacar la expre-
sión “buenos amigos” que en términos vigots-
kianos se traduciría en comunalidad, el buen
conocimiento mutuo (siempre mayor con uno
mismo) que se consigue eliminando lo obvio
y conservando el predicado (Alonso, 2000).
Parafraseando a Whorf (1956) interiorizar el
habla no supone otra cosa que comprender a
la mente de forma distinta.
¿Hacia un nuevo lenguaje escrito?
Crystal (2002, p. 12) armó que las víctimas
de Internet acabarán siendo el lenguaje en gene-
ral, y cada una de las lenguas en particular.
Las nuevas tecnologías han marcado
un antes y después en el traspaso de infor-
mación, desde la creación de Internet allá
por los años 70 del siglo pasado hasta la
aparición de los teléfonos inteligentes (Aya-
la, 2014). Nos ha cambiado la vida como lo
pudo haber sido el descubrimiento de la rue-
da, si gracias a ésta se transportó mercancías
y personas desde carruajes de caballos, gra-
cias a Internet y a las redes sociales se trans-
porta un mensaje sin importar la distancia,
algo impensable hasta hace no mucho.
En los años 90 surgió una forma de comu-
nicación que serviría para dar el pistoletazo
de salida a otras formas de mantener el con-
tacto entre las personas, el SMS (Short Messa-
ging Service, por sus siglas en inglés). Un ser-
vicio disponible en los teléfonos para mandar
mensajes con un coste según tarifa. A inicios
de este siglo, Telefónica era la operadora más
importante en España, teniendo un precio
por SMS de unos 0.15 euros, pero si se sobre-
pasaba de un número de palabras (160) hacía
aumentar este precio (Muñoz, 2017). Es decir,
a más palabras, más coste. Por ello, primaba
cualquier atajo para expresar lo mismo, pero
con menos texto, surgiendo los emoticonos
(emojis en inglés) formados por símbolos del
teclado, por ejemplo: “:)” para formar una cara
alegre, era una cuestión económica más que
otra cosa (Alonso y Perea, 2008).
Todo cambió cuando las principales opera-
doras de telefonía móvil empezaron a incluir
en sus tarifas una reducción del coste de los da-
tos móviles (según la conectividad 2G/3G de la
época). El uso de los SMS se ha visto debilitado
en España a favor de redes como Whatsapp y
Facebook (Informe Ditentria, 2017; 2018). Si en
2007 se rompió el récord con 13.427 millones
de SMS enviados, en 2016 bajó a 1.500 millones,
estando hoy día en el olvido según datos de la
Comisión Nacional de los Mercados y la Com-
petencia (2017). Paralelamente, se pasó de usar
símbolos del teclado a usar imágenes predeter-
minadas –e.g., J o L- y más tarde, dibujos inte-
ractivos, siendo sin duda el elemento que más
semejanza puede tener con las expresiones fá-
ciles en el lenguaje oral (Cabedo, 2009). A día de
hoy han surgido los gifs y los stickers.
Centrándonos en Whatsapp por ser la más
usada entre los últimos años tanto de forma
global (Estudio Anual de Redes Sociales, 2016;
2017; 2018) como en España (Hootsuite, 2018),
es una aplicación de mensajería instantánea
disponible en todos los sistemas operativos de
móviles actuales y antiguos (Android, iOS, Win-
dows Phone y otros). Pudiéndose mandar tan-
tos mensajes se quiera sin preocupación por el
precio, sólo importa la tarifa de datos. Pese a la
superación de esta limitación, se ha mantenido
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y explotado la abreviación del lenguaje escrito.
Puede que esto se siga arrastrando porque lo
que se busca en las redes sociales es la inmedia-
tez con independencia de la forma en escribir,
ya que los usuarios se mueven entre un grupo
de iguales se van a entender entre ellos sin mu-
cho esfuerzo. Aunque esta forma de escribir a
veces se traslada a sus exámenes o apuntes,
pero no como en Whatsapp (Sánchez, 2015).
Código del lenguaje digital
Ya sea Whatsapp, Facebook, Twitter, Tele-
gram o la extinta Tuenti, todas comparten la
forma de escribir que nació con el SMS. Más
allá de la creencia de que la forma de abreviar
palabras es distinta según qué persona, vemos
que existe una regla no escrita que establece
el código para escribir (Alonso y Perea, 2008).
Aunque para Gómez (2001), incluso dentro de
las redes sociales hay distinciones, ni es igual
un mensaje en un foro que por correo electró-
nico, ni es igual con un amigo que un descono-
cido. Los “Mensajes de voz y “Videollamadas”
se van a obviar, en este análisis prevalece las
características del lenguaje escrito por medio
de una pantalla táctil.
Antes se ha hablado de los signos como
unidad mínima del lenguaje, éstos deben te-
ner una organización y normas de uso, no toda
organización es válida (Belinchón et al., 1992).
En el lenguaje escrito hay mensajes no signi-
can al no poderse descodicar, ¿entonces se-
ría adecuado hablar de lenguaje? Aquí entra
en juego la capacidad de relectura que tiene
el emisor de su mensaje, cuánta menor sea,
menos contacto tendrá con lo escrito. Lo cual
hará que lo envíe sin revisar, también está in-
uido por el nivel cultural del emisor. Aunque,
sintácticamente, predominan frases simples
(Sánchez, 2015).
En una investigación de Ganushchak y cola-
boradores (2013), se destaca la importancia de
las abreviaciones sin contexto, pudiendo marcar
una gran dicultad para interpretar la intención
del emisor. Por ejemplo, en inglés el número 2”
puede entenderse de forma fonética como too
(también), two (dos) o to (término más difícil de
traducir por sí mismo por el hecho de depender
absolutamente del contexto).
Lejos de parecer este lenguaje una malfor-
mación del mismo, hay unas peculiaridades
universales que las conguran con un códi-
go lingüístico único y novedoso (Alonso y Pe-
rea, 2008; Caldevilla, 2010; Giraldo et al., 2018;
Gómez, 2001; Levis, 2006; Perea et al., 2009),
como la inexistencia de respetar la ortografía,
tildes y estructuras del texto u oración. El uso
de abreviaturas y contracciones no es nove-
doso, es como poner dir. para expresar di-
rección(Levis, 2006). Para Sánchez (2015), las
faltas de ortografía no son causa de las nuevas
tecnologías, sino por falta de lectura y estudio.
Lo mismo ocurre con las frases redundantes,
que más que acortar se alarga, como el uso
de “asin en vez de así. Estas características se
dan más cuanta menos formalidad exista en
la relación, llegándose a crear neologismos y
usar palabras ofensivas como apelativos cari-
ñosos (González, 2011).
Un método para hacer del chat más pare-
cido a la oralidad es enfatizar las expresiones
con la interrogativa y/o exclamativa para hacer
frases que llamen la atención fácilmente (Ca-
bedo, 2009). Omitiendo los símbolos iniciales
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en favor de los nales “?” y/o “!”. Por ejemplo:
dond estas??????!!!!!”, como si el hecho de po-
ner más interrogantes y exclamaciones diera
más potencia gráca a la frase. El uso de sím-
bolos también se ve incluido en muchas pala-
bras como otro grafema (Levis, 2006; Sánchez,
2015), ya sea por su signicado intrínseco o
atribuido, como la arroba (@) para denotar
lenguaje inclusivo (gracias a tod@s x venir), la
igualdad (=), signos matemáticos (+, -, x) o la
almohadilla (#). También se usan números
como si fueran partes de la palabra (“salu2”:
saludos”) y onomatopeyas como jumopuf
o para imitar acciones o muak para dar un
beso (González, 2011).
Una característica más propia del castella-
no es que, al ser una lengua alfabética, permite
transcribir lo oral. Y no se puede armar que
sea este proceso decodicador sea igual de
able. También, el español se apoya mucho
en las vocales, sin embargo, son las primeras
en desaparecen (“n t bo”: “no te veo”), dejando
al lector la ardua tarea de descifrar la palabra
abreviada según el contexto de la oración (Ca-
bedo, 2009; Perea et al., 2009; Sánchez, 2015).
De forma curiosa, ocurre un fenómeno que Ca-
bedo (2009) llama marca de personalidad, ocu-
rre en las vocales y consiste en un “alargamien-
to para expresar lástima (x favooooooooo) y
asemejar el lenguaje escrito al oral (hooooooo-
la! cooomo estaass??!).
Las abreviaciones se pueden leer por dos ru-
tas, una fonética (o fonológica) y otra ortográ-
ca. En cuanto a la primera, bnt a ksa xfavo k tngo
gns de brte (vente a casa por favor, que tengo
ganas de verte) se hace relativamente fácil de
leer para los más principiantes por el hecho de
usar el propio sonido del grafema para comple-
tar de una ese vacío de vocales. La ruta ortográ-
ca es más costosa de leer a nivel cognitivo por
el hecho de ser una reducción de letras en frases
como “tb toy cn mirmano k tine m tlf -también
estoy con mi hermano que tiene mi teléfono-
(Perea et al., 2009). Además. hay cambios en
muchos grafemas, se tiene constatado (Geraldo
et al., 2018: Perea et al., 2009) que las grafías ch
y ll se sustituyen por x, y la qu y la c por la k. La h
al ser muda desaparece y el fonema /g/ se susti-
tuye por w, por ejemplo.
Con relación a la RAE, se produce un gran
uso de anglicismos, usar la mayúscula para si-
tuaciones de enfado, sorpresa o ira, sumándole
un uso excesivo de emoticonos para expresar
el estado de ánimo (Cabedo, 2009; González,
2011). Parece que todo esto les da a los propios
hablantes del idioma la sucientemente auto-
nomía como para variarlo en favorecimiento
de modos más simples de comunicarse. Con
todo ello, se pone de relieve el orecimiento
de un código distinto del lenguaje escrito de
hace 40 años, ya que el lenguaje evoluciona
con la cultura (Castillo, 2016; Levis, 2006).
¿Hay diferencias por sexo y generación?
En cuanto a diferencias de género, no hay
muchos estudios que especiquen diferencias.
Aun así, en el lenguaje digital ya no escriben
los hombres peor, aunque hay expresiones
más usadas según el sexo, pero sin grandes
diferencias. Habiéndolas en la extensión del
mensaje a favor de las mujeres (Gómez del Cas-
tillo, 2017), en las páginas y servicios usados,
los hombres se decantan por el ocio y juego,
y las mujeres en la formación. Donde no hay
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diferencias es en la cantidad de redes sociales
ni en el número de contactos entre los jóvenes
(Espinar y González, 2009). Aunque las adoles-
centes son las que más usan las redes sociales
(García et al., 2013).
Revisando diferencias generacionales, los
jóvenes muestran movilidad diafásica, usando
un registro formal o coloquial según la situa-
ción. También son los que más crean expre-
siones vagas y opacas (“ipas”, “petado, …),
aunque según crezcan esta distinción se va a
transformar en un lenguaje más cuidado, de-
pendiendo de características como el grupo
social de referencia y el nivel socio-económico
(Gómez del Castillo, 2017; Sánchez, 2015). Por
otro lado, los jóvenes tienen más contactos,
proviniendo la mayoría de relaciones físicas
(Bohórquez y Rodríguez-Cárdenas, 2014).
¿Hay dicultades en el lenguaje abreviado?
La respuesta en redes sociales puede ser
demorada e incluso ignorada, sin haber turnos
de palabra ni elementos prosódicos e irónicos
(Crystal, 2002), aunque haya emoticonos para
paliar esa carencia. Sin embargo, se puede vol-
ver atrás en el tiempo para leer lo escrito (Sán-
chez, 2015). El lenguaje electrónico coge ele-
mentos del lenguaje oral y escrito, pudiendo
considerarse como un tercer medio indepen-
diente que comunica de forma pobre oralizan-
do lo escrito (Ayala, 2014; Cabedo, 2009; Crys-
tal, 2002; 2008; Sánchez, 2015; Giraldo, 2018;
Giraldo et al., 2018; González, 2011).
González (2011) en contraposición a Crys-
tal (2002), arma que la frontera entre el len-
guaje oral y abreviado es muy frágil, ya que
los jóvenes siguen usando frases hechas, neo-
logismos, tópicos, etc. Ayala (2014) cree que
estas características lo hacen muy cercano
al lenguaje oral, pero que es un empobreci-
miento del lenguaje ya que no invita a la re-
exión de lo que se escribe ni se cumplen con
las normas ortográcas. Sin embargo, Cabedo
(2009) cree que el chat es una oralidad ngi-
da, una ilusión entre los usuarios de que su
conversación es igual de able que una co-
municación cara a cara.
Por otro lado, para Sánchez (2015) existen
tantos códigos como hablantes, aunque los
une el carácter dialógico del chat. Lejos de pa-
recer una pérdida, para Levis (2006) es una ga-
nancia, el lenguaje se adapta al momento his-
tórico, por ello, para entender este lenguaje es
necesario poseer: buena capacidad para leer,
comprender y ser habilidoso en las nuevas tec-
nologías (Castillo, 2016). Para Crystal (2002) el
mensaje abreviado por el hecho de serlo hace
que pierda redundancia, de igual forma con-
sidera poco importante el no cumplimiento
de las normas ortográcas, ya que el recep-
tor puede empatizarse de las condiciones en
las que el emisor lo escribió (falta de tiempo,
presión, etc.). Pero ello no quita la dicultad
de conocer muchas de las palabras creadas
dentro de una red social, ya que hay vocablos
como “WTF”, xDoLOL que sólo entienden
los usuarios (González, 2011; Sánchez, 2015).
Vienen dicultades derivadas de “navegar”
por muchas páginas a la vez, lo que da lugar a
que los usuarios no hagan un reconocimiento
profundo de la información, se quedan con lo
más relevante (Ayala, 2014; Castillo, 2016), lo
cual también inuye al leer los mensajes y ser
más dependiente del móvil (Centeno, 2017; Pe-
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fácil leer palabras sin vocales. A pesar de que
un SMS abreviado sea más corto, el hecho de
tener que completar las palabras abreviadas
supone más relectura y movimientos sacádicos
de regresión. En una investigación similar, pero
de aplicación inglesa (Ganushchak et al., 2013),
se va más allá de los resultados de Perea et al.
(2009), se quiso averiguar si el procesamiento
de los SMS era más difícil que su mensaje sin
abreviar equivalente. Se usó una abreviación
por frase para evitar desbordamiento al leerla.
Además, cada condición apareció en una ora-
ción con sentido y en otra sin sentido (Tabla
1). La muestra se compuso de 24 estudiantes
de la Universidad de Birmingham con buena
visión. En sus resultados se observa como en
un principio existe una dicultad a la hora de
decodicar los mensajes SMS abreviados plau-
sibles, pero ésta desaparecía a medida que los
sujetos se familiarizaban.
No todas las consecuencias tienen un tin-
te negativo, Bataineh (2015, cit. en Centeno,
2017) estudió las diferencias a la hora de apren-
der a escribir en papel o en digital (Facebook y
Skype), encontrando que quienes aprendieron
a redactar en estas redes sociales mejoraron su
gramática, puntuación y organización textual.
rea et al., 2009). Además, al haber casos de no
conocer físicamente al receptor, hay una ma-
yor tendencia a contar intimidades, ser su Yo-
ideal o ngir ser otra persona, sobre todo los
hombres (Bohórquez y Rodríguez-Cárdenas,
2014; Espinar y González, 2009; Levis, 2006).
Olson (1997) arma: De hecho, ninguna es-
critura ha tenido nunca éxito para determinar
completamente la lectura: cualquier actor pue-
de leer una expresión simple de muchas mane-
ras distintas (p. 93). parafraseándole, habla de
la correspondencia entre lectura y escritura,
aunque la escritura pueda ser igual, la lectura
juega un papel muy importante para la inter-
pretación léxica, siendo incluso distinta entre
lectores de una misma comunidad lingüística.
Siendo una reexión sobre la propia habla.
Ayala (2014) destaca que hay mayor com-
prensión cuando el medio es impreso, aun-
que enfatiza que la diferencia pueda radicar
en el cansancio ocular o en el desplazamien-
to óculo-manual en los dispositivos electró-
nicos para seguir leyendo. De igual forma, se
prefiere le medio impreso a la digital (Aso-
ciación para la Investigación de los Medios
de Comunicación, 2018).
En un trabajo español de Perea et al. (2009)
con 26 estudiantes de la Universitat de Valèn-
cia, sin problemas de visión y autodeclarados
como habilidosos en el SMS. Se investigó los
movimientos oculares al leer SMS tanto en
abreviaciones ortográcas como lectura foné-
tica y en escritura normal. Se observó que exis-
te un coste de lectura en ambas condiciones
incluso si el lector es experto. Por otro lado, se
encontró que la lectura fonética era más costo-
sa de descifrar que la ortográca, siendo más
Condición
semántica Abreviaciones Sin
abreviaciones
Plausible She sent a txt
message to a friend
She sent a text
message to a friend
Implausible She baked a txt
message to a friend
She baked a text
message to a friend
Tabla 1.
Condiciones experimentales del trabajo de Ganus-
hchak et al. (en inglés).
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http://dx.doi.org/10.33776/amc.v49i180.7659
Por todo lo anterior, se propone interesante
el hecho de saber si el lenguaje abreviado lleva
consigo cambios cognitivos. Se proponen dos ob-
jetivos principales: Conocer cómo afecta la abre-
viación al recuerdo del mensaje y cómo afecta la
abreviación en el tiempo de lectura. Como obje-
tivos secundarios: determinar si el sexo inuye
en el recuerdo del mensaje sea o no abreviado y
si inuye en el tiempo de lectura. Por otra parte,
determinar si la generación inuye en el recuerdo
del mensaje y tiempo de lectura. Se espera mayor
recuerdo y velocidad lectora a favor de la genera-
ción joven sin saber a priori diferencias por sexo.
Método
Participantes
Este estudio se compuso de una muestra
total (N) de 32 participantes nativos españoles
elegidos intencionalmente, distribuidos equi-
tativamente en jóvenes y adultos. Los jóvenes
tienen un rango de edad entre los 20 y 25 años
(M = 21.50, DT = 1.50), y en los adultos se am-
plía de los 45 hasta los 55 años (M = 49.75, DT =
4.38) por haber menos diferencias entre ellos.
Se dividió al azar si la condición era o no abre-
viado según el sexo.
Todos pertenecen a la Universidad de Sevi-
lla (2 provienen de la Facultad de Derecho, 2
de Educación, 2 de Filosofía, 2 de Económicas,
1 de Trabajo Social, 1 de Relaciones laborales y
Recursos Humanos, 1 de Matemáticas y el res-
to (21) de Psicología). No presentan problemas
que puedan dicultar la lectoescritura, el nivel
socioeconómico es medio-alto y son universi-
tarios. Una participante fue reemplazada por
otra nueva debido a que armaba que su es-
clerosis múltiple le inuía en su cognición.
Instrumentos
Para poder realizar la investigación y debi-
do a la falta de instrumentos en esta temática,
se usan instrumentos ad-hoc.
Primeramente, se creó un cuestionario es-
tructurado derivado del estudio de Giraldo et
al. (2018). Se ha modicado la forma de presen-
tación de las preguntas, así como añadido otras
varias para ampliar la información a recoger.
Se compone de 17 preguntas divididas en una
parte general (3 preguntas) y otra concreta (14
preguntas). En la primera se hacen preguntas
en relación con los hábitos en Whatsapp (e.g.,
“¿Número de mensajes ENVIADOS en el último
mes por mensajería instantánea (subjetivo)?”)
con cuatro opciones de respuesta tipo Likert
(e.g., Nada/casi nada, Poco, Bastante y Mucho).
En cuanto a las concretas –derivadas del estudio
mencionado-, son preguntas de respuesta dico-
tómica No/Sí (e.g., “¿Sueles usar la escritura abre-
viada MÁS con gente cercana y de conanza que
con desconocidos?”). El objetivo del cuestionario
no es más que conocer mejor a la muestra para
poder entender mejor los resultados. Se hizo de
forma individual desde sus dispositivos electró-
nicos ya que el cuestionario (disponible en Ane-
xo 1) se pasó a la “nube (Google Forms). El tiempo
por persona fue de unos seis minutos.
Después se usó una prueba de comprensión
ad-hoc en la cual se evalúa el tiempo de lectura
y el recuerdo del mensaje según la presenta-
ción: abreviado con emoticonos o sin abreviar
siguiendo las directrices ortográcas de la RAE.
Se les presentó una captura de pantalla en el
que una persona le manda un mensaje a otra
(disponible en el Anexo 2) para contarle una
situación vivida. Fue un mensaje relativamen-
INFLUENCIA DEL LENGUAJE ABREVIADO DE REDES SOCIALES EN EL PROCESAMIENTO DE INFORMACIÓN
126
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Análisis y Modicación de Conducta, 2023, vol. 49, nº 180
te corto en el que la gran mayoría de palabras
tenían su equivalente según la condición (e.g.,
brt para decir verte”). De igual forma, para
hacer el mensaje más “propio según el sexo
del participante, se cambiaron palabras tales
como el nombre de los personajes, situacio-
nes y objetos, pero manteniendo la estructura
principal del mensaje.
Para comprobar el recuerdo, tenían que es-
cribir en un folio en blanco la situación que re-
cordasen bajo la pregunta “¿De qué va este men-
saje? ¿Qué le contarías a otra persona después de
leerlo?”. Se corrigió el mensaje según la calidad
de las ideas presentadas en los relatos, pudien-
do distinguir entre: ideas principales, ideas se-
cundarias y detalles. De igual forma, se tuvieron
en cuenta las ideas inventadas, las cuales no tu-
vieran nada que ver con el contenido del men-
saje, y las ideas reconstruidas o distorsionadas,
las cuales tienen una parte de verdad, y otra de
cción. El formato de corrección para clasicar
las ideas está disponible en Anexo 3.
Se utilizó el CARAS-R. Test de Percepción de
Diferencias – Revisado (Thurstone et al., 2017)
y el Test del Trazo de Partington en lápiz y pa-
pel creado en 1938. Sus resultados no se ten-
drán en cuenta ya que fueron usados solamen-
te como distractores.
Para probar si la prueba de comprensión la
podían entender la población a la que iba dirigi-
da, se pasó inicialmente a modo de pilotaje a una
pequeña muestra aparte de jóvenes y adultos
con las mismas características que los participan-
tes diana. Ninguno de los cuatro testers (partici-
pantes pilotos ajenos a la muestra nal) indica-
ron dicultades a tener en cuenta que indicasen
la necesidad de una revisión de los materiales.
Procedimiento
Se realizó un muestreo intencional en uni-
versitarios de la Universidad de Sevilla. Cada
participante realizó las pruebas de forma in-
dividual en un entorno tranquilo sin distrac-
tores durante el mes de marzo en horario de
mañana. Todos vieron al mismo encargado
para todo el proceso. Primero, el participan-
te hacía el cuestionario online que tenían
que rellenar. Tras ello, se les mostró el tex-
to del mensaje de forma aleatoria según el
sexo, el grupo joven lo vio en su pantalla del
teléfono móvil y los adultos lo vieron en la
pantalla del ordenador portátil del encarga-
do, se medía el tiempo en que lo leían, pero
sin que ellos fueran conscientes. Después de
leerlo, se les explicó y pasó el CARAS-R en
su tiempo de aplicación de 3 minutos y el
Test del Trazo en un máximo de 4 minutos. El
tiempo total de ambos distractores debía de
ser de 10 minutos.
Con independencia de que hubieran com-
pletado o no estas dos pruebas (cosa la cual
hicieron todos), se les dio un folio A4 en blan-
co y un bolígrafo con la premisa de que cada
uno escribiera lo que recordase del mensaje.
Tras esto, su participación habría concluido. El
tiempo total de toda la batería fueron unos 20
minutos por persona y las dudas que tuvieran
se respondieron al nal.
Finalmente, se le explicó a cada sujeto como
se corregirían las tareas y cómo se usarían sus da-
tos. Aquellos de la condición abreviada fueron
preguntados por expresiones que les fueran des-
conocidos, seis participantes reportaron dicul-
tes con los emoticonos de “bruja, gusano y “me-
tro, esto no fue tenido en cuenta para los análisis.
ANTONIO DAVID MARTÍN BARRADO 127
Análisis y Modicación de Conducta, 2023, vol. 49, nº 180
http://dx.doi.org/10.33776/amc.v49i180.7659
Resultados.
Para el análisis de las variables se utilizó
el programa estadístico SPSS en su versión
25.0 para el sistema operativo de Windows.
En cuanto las variables dependientes (tiem-
po lectura, tiempo escritura, ideas principa-
les, secundarias, detalles, inventas y recons-
truidas) se desarrolló un ANOVA multi-factor.
En cada caso se calculó la como medida
para el tamaño de efecto según los niveles
de Cohen (1988). También se comprobó si se
cumplía la homocedasticidad según el valor
de la F de Levene. Se van a destacar aquellos
resultados de la Tabla 2 que muestran dife-
rencias significativas.
Se encontraron diferencias estadísti-
camente significativas entre el tiempo de
lectura del mensaje y la condición expe-
rimental, F(1, 24) = 7.61, p = .011, = .24,
indicando un tamaño de efecto grande.
Este perfil de interacción puede verse en
la Figura 1. El tiempo de lectura era mayor
si el mensaje era abreviado (M = 78.81, DT
= 5.12) que no abreviado (M = 58.81, DT =
5.12). A su vez, se mostró una tendencia no
significativa (p = .052) donde los adultos (M
= 71.50, DT = 5.12) tardaron más tiempo que
los jóvenes (M = 66.12, DT = 5.12).
Se encontraron diferencias significati-
vamente significativas entre el número de
idas reconstituidas y el sexo, F(1, 24) = 9.72,
p = .005, = .28, marcando un tamaño de
efecto grande. Siendo mayor en mujeres (M
= .62, DT = .18) que en hombres (M = .06, DT
= .18), p = .005. Esta diferencia puede ob-
servarse en la Figura 2.
En cuanto a relaciones más complejas, se
encontraron diferencias estadísticamente sig-
nicativas en el número de ideas principales
en función del sexo y la generación, F(1, 24) =
4.68, p = .041, = .16, marcando un tamaño
de efecto grande. El número de ideas princi-
pales fue mayor para los hombres adultos (M
= 3.37, DT = .28) y menor para los hombres
jóvenes (M = 2.37, DT = .28). En cuanto a las
mujeres, éstas tuvieron un número de ideas
Figura 1. Medias ajustadas del tiempo de lectura (en segundos) según la condición experimental.
INFLUENCIA DEL LENGUAJE ABREVIADO DE REDES SOCIALES EN EL PROCESAMIENTO DE INFORMACIÓN
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Análisis y Modicación de Conducta, 2023, vol. 49, nº 180
principales parecidas tanto para las jóvenes
(M = 2.75, DT = .28) como para las adultas (M
= 2.50, DT = .28). En la Figura 3 se pueden ob-
servar mejor estas diferencias.
Se encontraron diferencias estadística-
mente signicativas entre el número de ideas
reconstituidas en función de la condición y la
generación F(1, 24) = 5.88, p = .023, = .19,
marcando un tamaño de efecto grande. Fue
mayor tanto para los adultos de la condición
abreviada (M = .62, DT = .18) como para los jó-
venes de la condición no abreviada (M = .50,
DT = .18), siendo menor en los adultos de la
condición no abreviada y jóvenes de la condi-
ción abreviada (M = .12, DT = .18). En la Figura
4 pueden observarse las diferencias.
Figura 2. Medias ajustadas para el número de ideas reconstituidas en función del sexo.
Figura 3. Medias ajustadas del número de ideas principales en función de la generación y del sexo.
ANTONIO DAVID MARTÍN BARRADO 129
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Finalmente, se encontraron diferencias
estadísticamente significativas entre la va-
riable tiempo de lectura según la condición,
sexo y generación como se puede observar
en la Figura 5, F(1, 24) = 5.18, p = .032, =
.17, marcando un tamaño de efecto grande.
La prueba post-hoc de bonferroni no en-
contró diferencias significativas entre los
distintos grupos.
Para las variables de Ideas Inventadas, TO-
TAL (IP + IS + D) y Detalles no se cumplió el
supuesto de homocedasticidad, por lo que se
realizó una F de Welch. Resultaron compara-
ciones no signicativas.
Figura 4. Medias ajustadas del número de ideas reconstituidas en función de la condición y generación.
Figura 5. Medias ajustadas del tiempo de lectura (en segundos) según las variables sexo, generación y condición.
INFLUENCIA DEL LENGUAJE ABREVIADO DE REDES SOCIALES EN EL PROCESAMIENTO DE INFORMACIÓN
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Análisis y Modicación de Conducta, 2023, vol. 49, nº 180
En cuanto al cuestionario que respondie-
ron inicialmente, se encontró que la pobla-
ción de este estudio se adaptaba sutilmente
a la forma de comunicación predominante.
Se van a comentar los resultados más sor-
prendentes y aquellos en donde existan di-
ferencias de respuesta por sexo y/o genera-
ción. Primeramente, como puede observarse
en la Figura 6, de los 32 participantes tota-
les, un 75 % se ve competente en el uso del
lenguaje abreviado, siendo mayor (100 %)
en hombres jóvenes que en mujeres (75 %),
mientras que en los adultos son algo más re-
servados sin importar el sexo (75 %).
Por otro lado, un 75 % afirmaba escribir
generalmente respetando las normas de la
RAE (pregunta 7), sobre todo a favor de las
mujeres jóvenes y adultas, en los hombres
hay más discordancia, mientras que el 96.9
% no buscaba escribir abreviando mensajes.
A esto se le suma que el 65 % estaban a favor
de que el resto de los contactos escribiesen
respetando a la RAE (pregunta 8).
En cuanto al uso de estas redes sociales
(pregunta 1), son los hombres con diferen-
cia quienes más uso hacen, siendo entre
ellos mismos los adultos los que más sobre-
salen (un 75 % hacen uso de estas redes más
Gl = 1 Sexo Condición Generación Sexo *
Condición
Sexo *
Generación
Condición *
Generación
Sexo *
Condición *
Generación
Tiempo de
lectura
(TL)
P .445 .011 .466 .075 .273 .226 .032
.02 .24 .02 .12 .05 .06 .17
F.60 7.61* .55 3.46 1.25 1.54 5.18*
Tiempo de
escritura
(TE)
p .851 .667 .359 .244 .157 .062 .882
.00 .00 .03 .05 .08 .13 .00
F.03 .19 .87 1.42 2.33 3.83 .02
Ideas
Principales
(IP)
p .395 .096 .206 .096 .041 .669 .206
.03 .11 .06 .11 .16 .00 .06
F.75 3.00 1.68 3.00 4.68* .18 1.68
Ideas
secundarias
(IS)
p .760 .760 .076 .136 .229 .543 1.000
.00 .00 .12 .09 .06 .01 .00
F.09 .09 3.42 2.38 1.52 .38 .00
Ideas
Reconstituidas
(IR)
p .005 .732 .732 .732 .732 .023 .096
.28 .00 .00 .00 .00 .19 .11
F9.72* .12 .12 .12 .12 5.86* 3.00
Error intra-sujetos Gl = 24
Tabla 2.
Resultados del análisis experimental para cada condición experimental.
Nota: * p < .05
ANTONIO DAVID MARTÍN BARRADO 131
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de 4 horas por día frente a un 12.5 % de po-
blación joven). Como puede observarse en
la Tabla 3, se encuentran diferencias en el
sexo, pero no generación en la percepción
de mensajes recibidos (pregunta 2), siendo
los hombres adultos quienes más mensa-
jes reciben (75 %) y las mujeres jóvenes las
que menos (62.5 %). Esto último cambia en
la percepción de mensajes enviados, aun-
que los hombres adultos son quienes más
envían en igual proporción anterior, va se-
guido de cerca por las mujeres de su gene-
ración (62.5 %), siendo las mujeres jóvenes
las más desventajadas.
Figura 6. Recuento de respuestas en cuanto a la competencia percibida en el uso del lenguaje abreviado.
Respuestas
Preguntas escala tipo Likert Nada Poco Bastante Mucho
1 ¿Cuánto uso haces de las redes sociales normal-
mente? 7 7 11 7
Menos de 80 Entre 80 y 300 Más de 300
2 ¿Número de mensajes ENVIADOS en el último
mes por mensajería instantánea en Whatsapp (sub-
jetivo)? Nota: los grupos no cuentan.
10 715
3 ¿Número de mensajes RECIBIDOS en el último
mes por mensajería instantánea en Whatsapp (sub-
jetivo)? Nota: los grupos no cuentan.
510 17
Tabla 3.
Consolidación y recuento de respuestas en escala en el cuestionario ad hoc.
En general, poco más de la mitad (59.4 %)
usaban emoticonos en sus mensajes de forma
frecuente, no habiendo diferencias entre gene-
ración, pero sí en el sexo a favor de los hombres
(pregunta 11). Cabe destacar que una amplia
mayoría (93.8 %) sí ha usado el SMS alguna vez
sin diferenciar entre sexo ni generación, ha-
biendo un uso más esporádico (81.3 %), pero
sin usar abreviaturas, siendo las mujeres sin im-
portar la generación las que no han hecho uso
de abreviaciones (75 %). Finalmente, un 62.5 %
cree que esta forma de escribir es útil (pregun-
ta 12), un 68.8 % cree que no se lee más rápido
usando abreviaciones (pregunta 13), aunque
un 78.1 % sí cree que se lee más rápido este tipo
de lenguaje (pregunta 14). En estas tres últimas
preguntas no hay grandes diferencias a remar-
car. Todas las respuestas del cuestionario se en-
cuentran contadas en la Tabla 4, mientras que
en el Anexo 4 se adjuntan para un mayor en-
tendimiento las respuestas desglosadas según
generación, sexo y condición.
Tabla 4.
Consolidación y recuento de respuestas dicotómicas del cuestionario ad hoc.
Respuesta
Preguntas cerradas No
4 ¿Te ves COMPETENTE en el uso de este lenguaje abreviado, es decir, puedes entenderlo sin
mucho esfuerzo? 24 8
5 ¿Consideras la VELOCIDAD de escritura como una característica fundamental en redes socia-
les tipo Whatsapp? 26 6
6 ¿Tu actitud a la hora de redactar el texto GENERALMENTE es abreviarlo lo máximo posible? 131
7 La forma de tus mensajes en redes sociales se asemeja más a lo que dice la RAE, es decir, res-
petando lo MÁXIMO posible los signos de puntuación, uso de mayúsculas, tildes, … 24 8
8 ¿Consideras importante que el resto de contactos escriba respetando las normas de la RAE? 21 11
9 ¿Tu forma de escribir mensajes en estas redes sociales se asemeja a documentos INFORMALES
cómo apuntes o documentos en “sucio”? 18 14
10 ¿Sueles usar la escritura abreviada MÁS con gente cercana y de conanza que con descono-
cidos? 19 13
11 ¿A la hora de escribir usas EMOTICONOS frecuentemente? 19 13
12 ¿Crees que esta forma de escribir más abreviada es ÚTIL? 20 12
13 ¿Consideras que se LEE más rápido el lenguaje abreviado que el NO abreviado? 10 22
14 ¿Consideras que se ESCRIBE más rápido el lenguaje abreviado que el NO abreviado? 25 7
15 ¿Has usado el SMS alguna vez? 30 2
16 RESPONDE SÓLO SI EN LA PREGUNTA ANTERIOR MARCASTE “SÍ” ¿Este uso del SMS ha sido
MÁS ESPORÁDICO que como forma de comunicación regular? 26 6
17 RESPONDE SÓLO SI EN LA PREGUNTA ANTERIOR MARCASTE “SÍ” ¿Usabas ABREVIATURAS
en el SMS? 11 17
ANTONIO DAVID MARTÍN BARRADO 133
Análisis y Modicación de Conducta, 2023, vol. 49, nº 180
http://dx.doi.org/10.33776/amc.v49i180.7659
Discusión y conclusiones
No se puede dudar que la escritura y lectura
han supuesto un gran hito en la historia de la
humanidad, por ello, se comenzó este estudio
en búsqueda de cambios en cuanto al procesa-
miento de la información debido a la “nueva for-
ma de comunicarnos de un lenguaje abreviado
en relación con el que dice la RAE, sobre todo en
Whatsapp por ser la red social más usada (Inte-
ractive Advertising Bureau, 2016; 2017; 2018).
Comenzando por las preguntas más des-
tacables del cuestionario administrado a los
participantes, es curioso que el 93.8 % de la
muestra haya usado el SMS alguna vez en su
vida, pero sin usar abreviatura. Esto parece ir
en contra del ahorro económico que muchos
autores destacan del SMS (Perea et al., 2009), lo
cual puede deberse al nivel socio-económico
de la muestra. Pero no hay que olvidar que la
población joven (de 20 a 25 años) vivió el nal
del SMS en su adolescencia temprana, años
en los que imperaba las abreviaciones tanto
del SMS como de Tuenti o Messenger (Ayala,
2014; Perea et al., 2009), parece haber alguna
razón para no querer usar abreviaciones. De
igual forma, del 75 % que sigue las normas de
la RAE, hay un 10 % que no le importa que sus
contactos les escriban en formato abreviado,
es posible que estos participantes entiendan
la carencia de la correcta norma ortográca en
redes sociales como Whatsapp.
Las mujeres jóvenes son quienes peor se
ven para escribir y comprender el lenguaje
abreviado y sus emoticonos, yendo en contra
de la creencia de que las mujeres son grá-
camente más expresivas (Gómez del Castillo,
2017; Sánchez, 2015). De igual forma, los hom-
bres adultos son los que más consideran que
la abreviación tiene alguna utilidad. Muchos
de estos resultados son similares a la encues-
ta del estudio de Giraldo et al. (2018). Sin em-
bargo, resulta sorprendente que son los hom-
bres adultos los más implicados en el lenguaje
abreviado, incluso más que los jóvenes.
Ahora bien, este trabajo comenzó con varios
objetivos principales a tratar. Primero, se planteó
si la abreviación inuía en el recuerdo del mensa-
je, así como en el tiempo de lectura. Por otra par-
te, si estas dos variables covariaban con el sexo y
la generación. Hay resultados destacables.
Los resultados entre tiempo de lectura y con-
dición experimental muestran un aumento de
tiempo si el mensaje era abreviado, congruen-
te con resultados de investigaciones similares
(Alonso y Perea, 2008; Ganushchak et al., 2013;
Perea et al., 2009). No parece haber ninguna
duda en que la abreviación, lejos de parecer
más simple de decodicar, es más costosa por
la carga cognitiva que se necesita para prestar
atención. Además, es necesario conocer el códi-
go del interlocutor (Alonso y Perea, 2008; Calde-
villa, 2010; Geraldo et al., 2018; Gómez, 2001; Le-
vis, 2006; Perea et al., 2009). Parece ser que por
muy habilidoso que uno se vea a sí mismo en la
decodicación de estos mensajes, siempre será
más sencillo leer un mensaje correctamente es-
crito a pesar de su mayor longitud en cuanto a
las mismas palabras, pero bien escritas. Aunque
habría que tener presente si no se produjo un
desbordamiento por la longitud del mensaje
utilizado, es posible que la abreviación pueda
ser útil para mensajes superuos y breves, per-
diendo sentido para mensajes importantes, con
muchos detalles y extensos.