
Reseñas
254
H H - ª • V. • 2024 • [253-255] • ISSN 1136-6877 © Universidad de Huelva
auxilio, desconanzas y prevenciones. Cabe destacar igualmente la transmisión de infor-
maciones condenciales (pp. 105 y ss.), así como el continuo trasiego de población hu-
yendo de los estragos de la guerra (pp. 117 y ss.). Los primeros meses de 1812 resultaron
además muy difíciles tanto por la carestía de víveres propios, como por las dicultades de
abastecimiento de productos desde Cádiz o Portugal (pp. 143 y ss.).
Cuando los franceses abandonaron denitivamente el suroeste en agosto de 1812 se
abría un nuevo tiempo: la raya perdía el protagonismo que hasta entonces había tenido y
desaparecía la frontera del Odiel con los franceses (p. 149). El traslado de las tropas france-
sas no hizo disminuir sin embargo el tránsito económico, social o político a ambos lados del
Guadiana (pp. 155 y ss.), continuando la colaboración institucional para seguir paliando,
entre otras, las consecuencias de las deserciones y del contrabando (pp. 157 y ss.).
La segunda parte del libro analiza la conguración institucional del poder en la zona
en cuestión entre 1808 y 1814 en los siguientes capítulos: Capitulo 4.- Movilización y
resistencia. La renovación institucional en los primeros tiempos de la guerra (1808-1809);
Capítulo 5.- La periferia como centro de poder. La Junta Suprema de Sevilla en la desembo-
cadura del Guadiana (1810-1811); y Capítulo 6.- Fronteras en movimiento. La distribu-
ción del poder entre dos regímenes en pugna (1811-1812).
El proceso político que se desarrolla en la guerra de la Independencia entre 1808
y 1810 descansa en tres fenómenos: la formación de las Juntas provinciales, la con-
guración de la Junta Central y la constitución del Consejo de Regencia, junto con la
convocatoria de las Cortes para septiembre de 1810. La constitución de la Junta Su-
prema de Sevilla en mayo de 1808 genera importantes consecuencias a las autoridades
del suroeste español, destacando la importancia de la Instrucción de 29 de mayo para la
organización institucional de la defensa (pp. 168 y ss.), tan determinante, por ejemplo,
para la Junta de Gobierno de Ayamonte (pp. 173 y ss.). Resulta decisivo el período en
el que, a consecuencia de la entrada de los franceses en Sevilla, el 1 de febrero de 1810,
la Junta Suprema se traslada a Ayamonte (pp. 193 y ss.), destacando desde entonces su
labor no sólo en la coordinación con Francisco de Copons de las tropas del Condado de
Niebla (pp. 198 y ss.), sino también en la articulación del eje Algarve-Huelva-Cádiz en
el marco de los ujos de recursos en las distintas plazas (pp. 220 y ss.). Saldaña aborda
tanto la representación política en la zona de estudio (pp. 231 y ss.), como la organiza-
ción de la opinión pública a través de la Gazeta de Ayamonte y su guerra de opinión con
la afrancesada Gazeta de Sevilla (pp. 235 y ss.). La datación exacta de la salida de la Junta
Suprema de Sevilla desde Ayamonte hasta la Real Isla de León no resulta fácil de concre-
tar (pp. 252 y ss.), pero, además del desarrollo de la guerra, se incluyen entre las causas
que la motivaron las desavenencias con el general Ballesteros (p. 253). En el capítulo 6,
se aborda la distribución del poder entre los dos regímenes en pugna, el napoleónico y
el patriótico, cuya frontera, a pesar de las incursiones de las columnas móviles, estaba en
torno al río Odiel. En relación al primero, destacan la Junta de repartimiento de Gibra-
león (pp. 259 y ss.) y la Junta de Subsistencia de Huelva (pp. 260 y ss.), mientras que en
el ámbito patriótico resaltan las Juntas de Cartaya y de Villanueva de los Castillejos (pp.
274 y ss.), destacando en este apartado el minucioso análisis que Saldaña realiza de la
Junta Patriótica de Ayamonte (pp. 277 y ss.).