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Introduction
Principal Arriba

 Puerto Rican Literature in the United States                                  -                       Latina Women Writers in the United States

 

Presencia cubana en Estados Unidos

Historia reciente de Cuba: La revolución y el Exilio

Concepto de Identidad Nacional

El Exilio Cubano

La Cubanidad y sus implicaciones espaciales

Diferentes definiciones de cubanidad

La Literatura cubana

Literatura de exilio

Los escritores de los 70:

Literatura étnica cubanoamericana

La generación de los Marielitos:

Literatura de la generación puente

 

 

 

Presencia cubana en Estados Unidos

 

La historia de la presencia cubana en Estados Unidos se remonta muy atrás en el tiempo hasta la colonización de América por los españoles.  Por tanto podemos decir sin lugar a dudas de que había cubanos (es decir descendientes de españoles y nativos de la isla) en territorio que es hoy estadounidense  desde mucho antes de que existiera ésta como nación.

En 1513 Juan Ponce de León pone pie en la isla con su grupo siendo ésta la primera vez que los europeos  llegan a la península de Florida pero encuentran mucha hostilidad por parte de las tribus indígenas sobre todo los semínolas.  Españoles y franceses se disputan la colonización de la península como puerta de entrada al resto del continente.  En 1563 Pedro Menéndez de Avilés sentó las bases de San Agustín el primer asentamiento esp0añol en lo que es hoy territorio estadounidense.  En el siglo XVII se multiplicaron los asentamientos españoles sobre todo aquellos promovidos por los monjes franciscanos que convirtieron a gran parte de la población indígena que quedaba. Los franciscanos fundaron toda una cadena de misiones desde San Aguastin hasta Tallahassee.

Inglaterra y Francia ambicionaban el territorio al norte de la Florida española.  Ya durante el sigklo XVII los ingleses habían ido expandiéndose hacia el sur por Carolina y Georgia y se encontraban ahora con la presencia española en el sur.  Los franceses también intentaron destruir numeroso asentamientos españoles y gran parte del siglo XVII transcurrió entre enfrentamientos de ingleses y franceses contra españoles.

  En la guerra entre Francia y Gran Bretaña por la india, España se alió con Francia y tras la  Tratado de Paris, España se vio obligada a entregar a Gran Bretaña la florida.  Los ingleses dividieron la península en l Florida este y oeste.  Durante 21 se produjeron numerosos asentamientos de ingleses en la zona pero con la guerra de la independencia americana España apoya a los colonos americanos en la guerra y tras el segundo Tratado de Paris recibe de nueva la Florida de manos inglesas.

Estados Unidos y España mantuvieron numerosas disputas sobre la localización de la frontera entre ambos territorios y con el tratado de San Lorenzo se fijó la línea sobre el paralelo 31.  Las revueltas de los nativos provocaron innumerables enfrentamientos con los vecinos del norte y por consiguiente numerosas disputas entre los dos gobiernos.  La población estadounidense que se había asentado en la zona oeste se sublevaron y declararon su independencia como la República de Florida Oeste pero los enfrentamientos continuaron entre las fuerzas militares americanas y los indígenas.  Durante la guerra de 1812 España permitió a los ingleses que instalaran una base militar en Pensacola pero en 1814 el general Andrew Jackson echó a los ingleses de la zona y participó más tarde en las guerras semínolas que suponían la invasión de los territorios semínolas como represalia contra los ataques de incursión de éstos en territorio estadounidense.  Los españoles habían apoyado a los semínolas y por tanto el gobierno estadounidense  reclamaba que España redujera a los semínolas o si no estaba preparado para ello que cediera el control de la zona al gobierno estadounidense.  Después de largas negociaciones España cedió la Florida en 1819 bajo el tratado de Adams-Onís por el cual Estados Unidos pagaría 5 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios y se anexionaría la Florida.  En esta fecha termina oficialmente la presencia española en territorio norteamericano.

Los Estados Unidos con su política expansionista precedida por el Tratado de Oregón (1846) y el de Guadalupe Hidalgo (1848) no se detendría en sus cosats.  De este modo Estados Unidos ambicionaba desde hace tiempo las posesiones españolas en el caribe, lugar estratégico en el comercio marítmo entre América y Europa.

En 1865 se desgaja la república dominicana.

La emigración cubana desde la isla a Estados Unidos no se produce exclusivamente a partir de la revolución.  De hecho los primeros emigrantes procedentes del Caribe fueron los cubanos y puertorriqueños que emigraron en la segunda mitad del siglo XIX por motivos sobre todo económicos aunque también políticos.  De hecho gran parte de los movimientos independentistas cubanos y puertorriqueños se desarrollaron desde el exilio en la costa este de Estados Unidos.  Sin embrago es a partir de 1857 cuando la emigración cubana aumenta debido sobre todo a la subida de los impuestos en la venta del tabaco que hizo que muchos pequeños comerciantes se fueran a Estados Unidos el principal mercado del tabaco.  Los intelectuales que residían en Estados Unidos tenían una ideología claramente progresista y en su mayoría admiraban el sistema democrático norteamericano frente al colonialismo que se vivía en Cuba bajo el yugo español.  Entre ellos se encontraban los dirigentes políticos del Grito de Lares en Puerto Rico (que no tuvo éxito) y el Grito de Yara dirigido por Carlos Manuel de Céspedes que comenzaría la guerra de diez años por la independencia.  Aunque no consiguieron su objetivo final si consiguieron crear un espíritu nacionalista e independentista entre la población, la abolición de la esclavitud en 1886 y el debilitamiento del poder español en la isla.  La cúpula intelectual y política independentista entre los que se encontraba el general Antonia Maceo siguió funcionando en la costa Este norteamericana con pensadores tan admirados como el puertorriqueño Ramón Emeterio Betances y el cubano José Marti.

En los año 80 la isla sufrió una gran desintegración social y económica. Tras al abolición de la esclavitud la producción del azúcar era más cara y ahora tenía que competir con la estadounidense.  El mercado del azúcar sufrió grandes caídas y el desempleo y la inestabilidad crecían considerablemente en la isla. Mientras tanto José Martí fundaba el partido revolucionario cubano y preparaban el asalto final por la independencia para el 25 de Febrero de 1895.  En 1896 el presidente William McKinley representando los intereses norteamericanos en la isla demandó a España que hiciera reformas y acabara con la guerra o se verían obligados a intervenir.  España aceptó hacer reformas pero los insurgentes no confiaron en esto y continuaron la guerra.   Después de la sospechosa explosión del barco americano Maine,[1] Estados Unidos que había estado preparándose para una intervención, declara la guerra en Abril de 1898 a España aunque se acuerda en el congreso que la acción estadounidense se limitaría a liberar a la isla y garantizar la soberanía de la nueva nación.

El Tratado de Paris de 1898 daba por terminada la guerra dejando la nueva isla independiente bajo el control de Estados Unidos que mantuvo la ocupación militar hasta Mayo de 1902.  Una de las condiciones que imponía Estados Unidos a las clases dirigentes era que se educaran en escuelas y universidades norteamericanas para llevar a cabo políticas democráticas y obligaron por medio de la Enmienda Platt a que se establecieran ci8ertos principios en lo concerniente a las relaciones entre ambos países.  Estos principios prohibían que Cuba hiciera tratos o alianzas con otros países, o permitiera la instalación de bases militares de otros países, permitía cualquier intervención estadounidense si surgiera cualquier tipo de inestabilidad y limitaba los préstamos que Cuba podía solicitar a otros países, entre otras medidas.  La enmienda Platt  fue recibida con gran rechazo y de hecho muchos dirigentes nacionalistas abandonaron la asamblea negándose a votar una constitución restringida en tal medida por los deseos estadounidenses.  Sin embargo los dirigentes que permanecieron procedieron a la votación a favor de la nueva constitución que tuvo un resultado positivo con sólo un voto de diferencia.  Por lo tanto los comienzos de Cuba como nación no fueron fruto de los designios de un pueblo sino más bien de la intrusión norteamericana en la soberanía de un pueblo.  Esto provocó profundos sentimientos anti-estadounidenses que se reflejarían más tarde en la historia política de la isla.

Con el primer gobierno de Tomás Estrada Palma la economía de la isla se vino a pique a medida que las tierras pasaban a manos de terratenientes estadounidenses y españoles lo que provocó el Tratado de reciprocidad entre Cuba y Estados Unidos por el cual se les prometió a los agricultores cubanos el 20 & del mercado estadounidense libre de impuestos de importación y a cambio Cuba bajaba los impuestos para proteger sus industrias de la importación norteamericana.  De este modo la economía cubana comienza a ser estrictamente dependiente de la estadounidense.

Tras la independencia Cuba se convirtió, como Puerto Rico que aún seguía siendo colonia ahora norteamericana, en un satélite de Estados unidos que de manera entreverada dirigía la política y la economía de la isla.  Las grandes empresas se hicieron dueñas de la industria del azúcar y el tabaco y más tarde en los tiempos de la prohibición en Estados unidos, Cuba se convirtió en el lugar de diversión y disfrute para los norteamericanos a solo 90 millas de distancia.  La población desempleada marginada de la industria norteamericana y que no tenia cabida en la economía de la diversión se veía obligada a emigrar a Estados Unidos no solo a la zona de Florida sino especialmente en esta época a la zona de Nueva York donde florecían la industria textil que ofrecía abundante trabajo no cualificado. 

   La turbulencia política que reino en la isla desde los años 30 a los 50 también influyo en el aumento de la emigración.  El gobierno que se convertiría en dictadura  de Gerardo Machado terminó con la revolución de 1933 dirigida por un creciente grupo de militantes de izquierda que luchaban contra el control extranjero de la isla.  Este periodo que vió la alianza de militares y estudiantes de izquierda duró poco aunque Ramón Grau San Martin tuvo tiempo de tomar medidas drásticas como  anular la Enmienda Platt, dar el voto a las mujeres, establecer la jornada de trabajo de ocho horas, disolver los partidos que habían cooperado con Machado, aprobar una plan de redistribución de la tierra e implantar unos impuestos justos para las empresas azucareras estadounidenses.

Estados Unidos no se quedó impasible ante estos acontecimientos y en 1934 colaboró y apoyó el golpe militar del general Fulgencio Batista que paradójicamente había colaborado en la revolución de un año antes.  El golpe fue un éxito y Grau fue destitutido.  En los años siguientes se sucedieron diferentes presidentes pero siempre bajo la dirección del jefe del ejército, Batista.  Aunque la situación de la isla mejoró la mayoría de la población aplaudía algunas de las medidas tomadas por Grau aunque éstas hubieran sido tomadas fuera del marco constitucional.  Por esta razón se pedía una nueva asamblea constitucional para modificar una constitución que nunca había sido del agrado del pueblo cubano.  Se convocaron elecciones y Batista se presentó a  presidente. Gobernó durante unos años prometiendo reformas constitucionales pero se marchó a Estados Unidos en 1944 después de que el sucesor que había elegido perdiera las elecciones.  Se sucedieron dos gobiernos con presidentes del partido Auténtico pero ambos gobiernos se impregnaron de la corrupción y malversación que los años de bonanza tras la segunda Guerra Mundial habían traído a la economía cubana. 

En 1952 Batista volvió a la isla para presentarse a presidente pero al comprobar que no tenía apoyo suficiente reclutó un buen grupo de militares y dio un golpe militar sin violencia.  Batista apenas tenía poyo entre la población y sus críticos salían de todas partes.  En 1954 Batista ganó las elecciones presidenciales después de que los demás partidos políticos se negaran a participar.  El gobierno de Batista se fue recrudeciendo hasta el punto de sofocar intentos militares de terminar su mandato e instaurar una represión política muy dura.  Mientras tanto Fidel Castro planeaba en el exilio mejicano la revolución y la invasión cubana.  En noviembre de 1956 comenzaron la invasión de Cuba pero se vieron obligados a replegarse ante el ataque de las fuerzas del orden a la Sierra Maestra en el sureste de Cuba.  En 1958 la situación se agravó para Batista que ya no tenía un apoyo total de Estados Unidos que le exigía cambios en su política.  El ejército rebelde fue ganando terreno progresivamente a las fuerzas oficiales apoyado por la mayoría de la población y a principios de 1959 ante una situación irreversible Batista escapaba a la república dominicana.

 

 

 

Historia reciente de Cuba: La revolución y el Exilio

 

Castro toma medidas inmediatamente que beneficiaron especialmente a las clases trabajadoras: detiene y juzga a todos los políticos pro-batista, centraliza el control de la economía, aprobó la Ley de Reforma Urbana que reducía los beneficios de las grandes propiedades en las ciudades, redistribuyó la riqueza y las tierras, apropiándose de grandes latifundios que se convirtieron en cooperativas estatales repartidas en parcelas a los trabajadores.  También puso en práctica importantes proyectos para mejorar las condiciones de vida de las clases más bajas mediante reformas sanitarias y construcciones de hospitales en áreas deprimidas, la construcción de escuelas y la ampliación de al educación a toda la población cubana, etc.

Una de las consecuencias inmediatas de estas medidas fue la reacción de la clase media y alta que vieron como sus posesiones y riquezas eran confiscadas.  Ante el intento de escapar de la isla, el gobierno les declaró  traidores y les prohibió sacar cualquier tipo de riqueza de la isla con ellos.

Otra de las consecuencias inmediatas a nivel internacional fue el duro golpe que sufrió Estados Unidos con las reformas castristas.  A finales de 1958, Estados Unidos poseía el 75% de las tierras fértiles, 1l 90% de los servicios públicos y el 40 % de la industria azucarera.  Aunque Castro insistía en que su gobierno no estaba basado en el comunismo, el gobierno norteamericano tenía que deshacerse de tan negativa influencia a tan poca distancia de las costas estadounidenses.  Se plantearon dos iniciativas, una económica y otra militar.  Primero se prohibió la entrada de azúcar cubano en Estados Unidos y el gobierno cubano se apropió de la industria azucarera estadounidense.  El 19 de Octubre los Estados Unidos declararon el embargo comercial con Cuba y el día 24 Castro nacionalizó todas las empresas norteamericanas en la isla.  Los dos países rompieron relaciones diplomáticas en Enero de 1961.

En Marzo de 1962 el presidente Kennedy aprobó la invasión de Cuba por la Bahía de Cochinos. La invasión fue un fracaso y un triunfo para la política de Castro que no dudó en reducir y encarcelar todo componente subversivo dentro de la isla.  En Mayo el gobierno canceló las elecciones que había prometido y declaró nula la constitución de 1940.  Las asociaciones políticas y sociales se reunificaron en organizaciones gubernamentales y el 2 de Diciembre Castro declaró que era comunista y que implantaría una política comunista en Cuba.  Como era de esperar Castro buscó apoyo en la gran potencia comunista, la URSS.  Khrushchev acordó enviarle secretamente misiles armados con cabezas nucleares que podían en un momento dado alcanzar territorio estadounidense.  Pero las fuerzas estadounidenses detectaron el movimiento de misiles y anunciaron un bloqueo naval de la isla amenazando a ka URSS con provocar una guerra nuclear si  barcos soviéticos cruzaban la línea del bloqueo.  Afortunadamente los dos dirigentes (al margen de Castro) llegaron aun acuerdo por el cual la URSS desmantelaba los misiles nucleares de Cuba y Estados Unidos se comprometía a no invadir Cuba.

Durante los años 60 se impuso una economía centralizada y se introdujo la Teoría del Hombre Nuevo diseñada por Che Guevara.  Esta doctrina proponía que la gente trabajara no por el avance material sino por beneficio de la comunidad a través del trabajo voluntario en organismos oficiales, cooperativas, etc.  Pero el embargo comenzó a pesar gravemente sobre la economía cubana y los recortes en alimentación y recursos se intentaban compensar con una redistribución igualitaria de las escasas riquezas, de tal modo que hasta los más pobres tenían más que antes de la revolución. 

Los problemas económicos obligaron al gobierno a pedir ayuda a la URSS que consintió en ayudar financieramente a la isla pero reclamaba cambios en la organización política para limitar el poder unipersonal de Castro y delegar funciones en una burocracia según el modelo soviético.

En 1960 Castro introdujo una nueva constitución que introdujo cambios políticos significativos y que permitía a la población a elegir sus dirigentes a todos los niveles con la excepción del presidente que era elegido por la Asamble nacional.  La nueva constitución era muy progresista en sus intentos de promover una gran participación en la vida política y social de la isla a través de numerosas organizaciones pero paradójicamente el gobierno central era el que tomaba todas las decisiones y el que imponía directrices a través de representantes de estas organizaciones.

Las relacione internacionales de Cuba fueron de mal en pero. Primero fue expulsada de la Organización de Estados americanos y provocó reacciones negativas en la URSS por su intromisión en diferentes países latinoamericanos y africanos en los que participaba para favorecer una revolución marxista al estilo cubano.  La URSS no era partidaria de la intervención violenta y redujo sus ayudas de petróleo y en educación a Cuba mientras la mejora de las relaciones URSS-USA benefició a Cuba ya que se redujo la presión del embargo y de las relaciones de otros países con Cuba. En 1977 se permitió que los americanos visitaran la isla pero en 1979 se volvieron a endurecer las relaciones debido a la intromisión cubana en la revolución sandinista en Nicaragua.

A finales de los años 70 las medidas represivas dentro de la isla se recrudecieron hasta el punto de que ya no existía ninguna voz crítica que fuera permitida por el gobierno.  La mejora de la economía no era paralela al empeoramiento de las libertades individuales y en 1980, el asalto a la embajada Peruana fue buena muestra de ello.  Varios miles de amotinados exigían asilo en la embajada y al saber que el presidente Carter ofrecería asilo a todos los que quisieran marcharse Castro no dudó en deshacerse de elementos subversivos permitiendo que se marcharan.  Como reacción a este suceso en Estados Unidos se comprobó el mal estado de las libertades individuales en la isla y en Cuba se dieron cuenta de la necesidad de introducir cambios que mejoraran la situación de la población.  Entre 1980 y 1985 se permitió el comercio a poca escala entre el campo y las ciudades pero en 1986 Castro implantó el Proceso de Rectificación  por el cual se impulsó la producción destinada a la importación por encima de la producción interna y se instó a la población al trabajo voluntario para luchar contra los males del mundo material.

A finales de los 80 los cambios que se estaban produciendo en la URSS tuvieron una repercusión muy grave en la economía de la isla.  Gorbachev anunció que la URSS reduciría considerablemente sus ayudas a la isla y de repente Cuba vió como el 80% de los movimientos de su economía estaban en peligro.  Esto provocó  una grave crisis en la economía que se vió aún más perjudicada por la Ley por la Democracia en Cuba que aprobó el gobierno de Bill Clinton en 1992 y que extendía el embargo a cualquier compañía además de las estadounidenses que mantuvieran relaciones comerciales con Cuba.  Ante una situación tan grave el gobierno cubano tuvo que endeudarse y permitir el uso y la posesión del dólar con lo que las desigualdades comenzaron a aflorar entre la población de la isla.

 

Las dos palabras que marcan el desarrollo de la literatura cubano americana son “revolución” y “exilio”. La revolución y el exilio son hechos que han marcado la vida de varias generaciones de cubanos y cubanas.  Un hecho histórico y político como la revolución cubana ha tenido repercusiones a nivel no sólo político, social y económico sino mucho más trágicamente en la identidad de miles de cubanos que se vieron obligados a dejar la isla con el consiguiente desarraigo emocional y crisis de identidad que provoca el convertirse en seres desplazados del espacio donde hasta ahora residía su identidad.

 

 

 

Concepto de Identidad Nacional:

 

   La diáspora cubana:

   El exilio no es algo reciente entre la comunidad cubana.  Ya desde el siglo 19 muchos intelectuales anti-españoles se exiliaron a Europa o a Estados Unidos.  Entre ellos hay que nombrar a José María Heredia, José Marti, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Alejo Carpentier, etc.

   La gran diáspora cubana tiene lugar con motivo de la revolución cubana en 1959.  Esta diáspora tiene lugar en diferentes oleadas.  La primera gran oleada tiene lugar justo tras la revolución entre Enero de 1959 y octubre de 1962 en la que alrededor de 250000 personas dejaron la isla para exiliarse en otros países latinoamericanos, Europa y Estados Unidos.  Muchos de ellos se exiliaron a la Florida por razones de proximidad geográfica ya que desde allí mantenían un contacto más cercano con los acontecimientos de la isla a la espera de poder regresar tras el derrocamiento del nuevo régimen.  Esta población exiliada se caracterizaba especialmente por su origen social ya que la mayoría pertenecían a la clase social dominante en la isla que en su gran parte habían apoyado la dictadura de Batista antes de la revolución.  Obviamente también poseían grandes propiedades y gran parte del capital que se movía en la isla.  Cuando dejan la isla se lleva todo lo que pueden para poder rehacer sus vidas en la Florida mientras esperan y colaboran para derrocar el régimen de Fidel Castro.

   La segunda oleada se produce entre diciembre de 1965 y abril de 1973 en la que alrededor de 400000 personas abandonan la isla.  Esta oleada esta compuesta principalmente por miembros de las clases medias que ante el decepcionante rumbo que toma la revolución y que perjudica claramente sus intereses y sus libertades deciden dejar la isla antes de que la situación se vuelva insostenible para ellos y sus familias.

   La tercera oleada supone casi exclusivamente en la marcha de alrededor de 120000 personas desde el puerto de Mariel en 1980.  Estos cubanos sufren un exilio diferente ya que se levantó mucha polémica a raíz de esta salida de la isla.  Se dice que fue Fidel Castro el que permitió la salida de estos cubanos entre los que se encontraban numerosos ex-convictos, homosexuales y por tanto no se vieron desde Estados Unidos como verdaderos refugiados políticos sino más bien como un instrumento para que Castro se deshiciera de los indeseados de la sociedad y de los que no aceptaban el régimen comunista.  Se cree que la salida de Mariel fue una estrategia política para afianzar su régimen comunista y para deshacerse de los indeseables.

   A partir de 1980 el gobierno castrista cerro sus fronteras impidiendo la salida de cubanos al exterior y de este modo comenzó el lento pero constante fluir de balseros rumbo a Miami.

 

 

El Exilio Cubano

 

El exilio es sin duda consecuencia directa de la revolución.

Miguel González Pando describe diferentes etapas en el desarrollo del exilio cubano:

La etapa de supervivencia (1959-1962)

La etapa de transición (1962-1965)

La etapa de ajuste (1965-1973)

La etapa del milagro económico (1973-1980)

La etapa de diversificación (1980-1990)

La etapa post-soviética (1990-      )

 

 

La Cubanidad y sus implicaciones espaciales:

 

Podríamos decir que en realidad toda la narrativa cubana desde la revolución dentro y fuera de la isla gira en torno a la cubanidad, lo que cada uno entiende por ser cubano.  Este debate tan extenso y que parece interminable esta ampliamente justificado por la diáspora cubana y por la división ideológica.  Para los cubanos de la isla la cubanidad es el sentimiento patriótico de la revolución y está indiscutiblemente unido a la isla.  Es por ello que aquellos que abandonan la isla no son realmente cubanos sino traidores a la patria.  Los cubanos exiliados está convencidos de que son ellos los que conservan la más genuina marca de cubanidad ya que conservan intacta su cubanidad de la influencia dictatorial castrista y siguen soñando con la liberación de la isla, su patria soñada.  Esta nostalgia por lo cubano se convierte en extrema a través de los persistentes intentos de consolidar una identidad cubana en el exilio por medio de la representación estricta de la vida cubana en suelo norteamericano.  Un ejemplo claro de este “exceso” de cubanidad es Little Habana de la cual se ha llegado a hablar como un lugar más cubano que la Habana misma precisamente por esa exageración de elementos que se consideran definitorios del estilo de vida cubano.

   Es por ello que podemos referirnos a diferentes modos de percibir la cubanidad o cubanía desde diferentes perspectivas.  Entre los estudios que márcan la historia del debate sobre la cubanidad esta el libro de Fernando Ortiz

 

 

Diferentes definiciones de cubanidad

 

Hay que distinguir diferentes aspectos en lo concerniente a la cubanidad y sus redefiniciones.  La cubanidad se redefine dentro y fuera de la isla en diferentes momentos tras la revolución.  Por un lado la comunidad exiliada en Estados Unidos necesita mantener su cubanidad intacta durantelos primeros años de exilio.  Piensan que volverán pronto a su país y por tanto no pretenden asimilar la cultura norteamericana sino conservar la suya propia ya que esto les ayuda a superar la crisi de identidad que provoca el exilio, la distancia de los seres y lugares queridos.  Al mismo tiempo en la isla se comienza a redefinir el sentido de la cubnaidad desde la perspectiva política y cultural de la revolución.

Tras unas décadas de exilio, la cubanidad tal y como era entendida pierde gran parte de sus fundamentos.  Ya no están tan seguros de que algún día volverán a la isla.  Se han acostumbrado a la vida americana, es decir se ha producido una aculturación sin desculturación y ya no tiene tan claro que quieran considerar su país a un país comunista que representa todo lo contrario de lo que creen: la libertad y la prosperidad.  Sin embargo aún siguen queriendo conservar su identidad cultural cultural ya que esto les hace fuertes contra el imperio asimilacionista y les ayuda a sobrevivir como una comunidad distintiva con una herencia cultural propia dentro de los Estados Unidos.  Paralelamente, todo lo que acontece dentro del exilio cubano también tiene su repercusión en la isla donde el concepto de cubanidad se politiza más y más hasta el punto de igualar el concepto de patria con el de nación comunista dirigida por Castro y por tanto definiendo a los exiliados como traidores a la patria, “gusanos.”

Los exiliados cubanos intentar mantener su cubanidad a toda costa creando centros culturales, imitando el estilo de vida en la isla produciendo y consumiendo productos típicamente cubanos, rodeándose de la música, olores y colores que les rodeaban en la isla, etc.  Estos intentos de mantener presente su origen es algo muy pronunciado en la comunidad cubano y las razones son obvias: la mayoría de los cubanos en Estados Unidos no eligieron venir sino que se vieron obligados a abandonar su hogar y su país por razones puramente políticas.  Por tanto se sobreentiende que son refugiados hasta el momento en que puedan volver a su patria una vez cambien las circunstancias políticas.  Por esta razón las primeras oleadas de cubanos se consideran exiliados o refugiados de por vida.  Se niegan a ser catalogados como emigrantes ya que eso supondría ignorar las razones que les trajeron a los Estados Unidos y quizás por ello se sienten más obligados a mantener una herencia cultural puramente cubana que está amenazada en la isla por las miserias del régimen comunista.  Ellos representan la alternativa política a la isla y se sienten orgullosos de su papel en el exilio, por ello Cuba sigue estando presente sobre todo para las primeras generaciones de exiliados cubanos.

Durante los años 60 y 70 la obsesión por mantener la identidad cubana se tradujo en todos los aspectos de la vidas en los Estados Unidos hasta el punto de convertirse en algo casi absurdo si observamos que en Little Habana se crearon emisoras de radio que emulaban las programaciones de antes de la revolución, se instalaban negocios con nombres de locales muy conocidos en Cuba, se celebraban fiestas típicamente cubanas y patrióticas del siglo pasado y se elegían antiguos héroes de la patria para simbolizar el idealismo y el patriotismo frente a las injusticias del opresor, en este caso castro. 

En los años 60 y 70 también surge un debate muy importante relacionado con la evolución de la identidad cubana en Estados Unidos.  Este debate versaba sobre la  naturalización o conveniencia de pedir la nacionalidad estadounidense.  Mientras muchos se horrorizaban con la sola idea de pedir la nacionalidad estadounidense o de ver cómo sus hijos juraban la bandera americana era obvio que muchos cubanos eran conscientes de las ventajas de la naturalización a medida que la vuelta a Cuba se hacía más difícil una vez asentadas sus familias y negocios en suelo norteamericano.  Para muchos la naturalización suponía la renuncia definitiva a su cubanidad, el final de la lealtad a una patria cultural que habían llevado por bandera desde que llegaron a los Estados Unidos.  Para muchos era de alguna forma una rendición ante la abrumadora presión asimilacionista de la sociedad norteamericana y la desaparición de los recuerdos y las vivencias para adoptar una nueva identidad que les era extraña.   Sin embargo otros cubanos pensaban que no debía existir ningún conflicto entre el hecho de ser norteamericanos y el conservar su herencia cultural cubana que siempre estaría presente en sus vidas.  Fueron estos últimos en su mayoría los más jóvenes entre los exiliados los que comenzaron a desarrollar una visión distinta de la cubanidad y del ser cubano. 

La visión de Mariel:  A principios de 1980 más de la mitad de los exiliados cubanos ya habían solicitado la ciudadanía norteamericana  aunque mantuvieran a toda costa su dualidad como cubanos y sus costumbres culturales.  Pero con la legada de los Marielitos se añade una nueva perspectiva al debate entre la aculturación y adaptación a una sociedad que estos últimos ven con ojos muy críticos.  Para poder entender estas críticas tenemos que recordar que muchos de ellos crecieron ya dentro del régimen comunista es decir, no vivieron la Cuba pre-revolucionaria y por tanto fueron educados desde pequeños dentro de la ideología de la nación comunista.  Sin embargo las circunstancias que rodearon a la isla en las últimas décadas tales como el embargo, el endurecimiento del régimen con las persecuciones continuas de todo aquel que se alejaba del redil por ser contra-revolucionario, crítico, homosexual, y los tintes dictatoriales que estaba tomando la política interior hicieron que gran parte de esta población eminentemente trabajadora se volviera muy crítica hacia la situación de la isla y la responsabilidad de sus gobernantes.  Es pues comprensible que en semejantes circunstancias desarrollaran un sentido muy crítico hacia lo que les rodeaba y del mismo modo cuando llegaron a Estados Unidos sufrieron la decepción de darse cuenta de que no todo en Estados Unidos era perfecto tal y como se creía en la isla.  El país de las oportunidades lo era para aquellos que no se encontraban en los márgenes de la sociedad como era su caso.  La posibilidad de prosperar estaba sujeta a las necesidades y la estructura económica de un país donde los más pobres tenían restringido el acceso a algo más allá de los trabajos más bajos en la escala laboral y a los servicios.  También fue un choque muy grande el encontrar a sus familiares y amigos demasiado americanizados , adaptados a un modo de vida que les era muy ajena y a veces bastante superficial.  El grupo de los exiliados de Mariel es un grupo con un componente trágico muy profundo.  La mayoría de los Marielitos pertenecían a las clases bajas y por tanto habían apoyado la revolución desde sus principios a la espera de conseguir un país más justo donde la riqueza no estuviera no estuviera en manos de unos pocos.  Sin embargo el resultado de la revolución y el devenir del sistema comunista que se implanta tras ella transforma en gran medida esa ilusión hasta el punto de decepcionarles enormemente el rumbo que toma la política y la situación en la que se encuentra gran parte de la población de la isla.  Por otro lado cuando llegan a Estados Unidos se encuentran con una población cubana que vive un espejismo donde todo lo cubano pre-revolucionario se mantiene intacto y sostenido en el aire mientras son devorados por las fuerzas capitalistas y consumistas que controlan a la sociedad norteamericana.  Muchos de ellos son conscientes de que ningún sistema persigue la igualdad social y la justicia como podrán comprobar por sí mismos en los Estados Unidos.

La llegada de los Marielitos también obligó a muchos exiliados de las primeras oleadas a enfrentarse con la realidad de una isla a la que habían mantenido en el recuerdo con una imagen muy distinta de la real en el presente.  Con la llegada de algunos familiares tuvieron información de primera mano sobre la situación y el aspecto de la isla y comprendieron que los cambios que había sufrido la isla eran muy grandes y transformaban su visión de Cuba hasta el punto de comprender que la isla que ellos añoraban y ala que soñaban regresar ya no existía.  Por lo tanto muchos se replantearon la conveniencia de volver alguna vez a la isla.  Parecía muy insensato querer mantener unos lazos con un país que se había convertido en el refugio de comunistas y en una prisión enorme.  Por el contrario parecía mucho más sensato prosperar en los Estados Unidos y educar a sus hijos en un sistema democrático donde sus libertades estuvieran salvaguardadas y donde podían soñar con conseguir aquello que se propusieran en el país de las oportunidades.

La población cubana en Estados Unidos había sufrido una transformación inevitable desarrollando una identidad a caballo entre ambas culturas, convirtiéndose en ethnic Americans  con una herencia cultural propia de la que se sentían orgullosos y que les definicía como un grupo distintivo dentro del panorama étnico dentro del los Estados Unidos.  Contribuyeron así a formar parte de las  nueva oleada de nacionalismos culturales que no reclaman en abolsuto una soberanía nacional sino que aceptando su pertenencia a un país o nación también enarbolan como bandera su propia herencia transcultural. 

 

 


 

La Literatura cubana

 

   Como podemos observar el exilio cubano ha tenido lugar en diferentes épocas y formas y esto sin lugar a dudas ha influido en el desarrollo de la literatura de intelectuales cubanos pertenecientes a diferentes oleadas y con preocupaciones a veces muy diferentes. Cada grupo de escritores parte de unas circunstancias históricas diferentes.

La literatura cubana en Estados Unidos tiene una historia muy compleja y del mismo modo las circunstancias en las que se desarrolla desvelan la complejidad de la experiencia cubana fuera de Cuba.  A la hora de hablar de la literatura cubana en Estados Unidos es inevitable rescatar la historia reciente de Cuba ya que la marca de lleno.

La literatura cubana en Estados Unidos es una literatura que se centra eminentemente en el tema de la identidad cubana.  Los temas recurrentes de esta literatura, como veremos, son la definición de la identidad cubana y la relación con la isla y la cultura cubana.  Es por ello que la relación entre los espacios Cuba-Estados Unidos es fundamental.  Pero para poder llegar a comprender el verdadero alcance de la influencia de ambos espacios en el desarrollo y representación de la identidad cubana es imprescindible recordar la historia de ambos espacios y la relación entre ellos.

La literatura cubano-americana se diferencia sin duda de la literatura puertorriqueña y chicana por razones eminentemente históricas.  Podríamos decir que la literatura cubano-americana tiene, en especial en sus principios, un tinte profundamente nostálgico y emocional.  Sin embargo en la literatura chicana y puertorriqueña siempre ha predominado un interés social en mejorar la representación y la visión de estas comunidades en la sociedad norteamericana y también ha predominado la necesidad de fortalecer una identidad cultural amenazada por las instituciones anglosajonas.  El caso cubano es diferente desde sus comienzos.  Con la excepción de un número de tabaqueros que emigraron a Estados Unidos a principios de siglo, la primera oleada de cubanos a Estados Unidos tiene lugar tras la revolución y procede de las clases alta y media de la isla que precisamente huyen a los Estados Unidos por la amenaza que un régimen comunista representa para su clase, sus posesiones, y sus propias vidas.

La clase social a la que pertenecen las primeras generaciones de escritores marca sin duda su producción y también refleja el espíritu cubano en Estados Unidos que no fue reivindicativo sino más bien proteccionista con su cultura y asimilacionista solo en lo económico ya que poseían una formación que les permitía volver a subir en la escala social tras el bajón que su nueva situación como exiliado había supuesto.  En general la primera oleada de cubanos se adaptan fácilmente y no se enfrentan a las autoridades norteamericanas sino muy al contrario colaboran con ellas a la espera de que les ayuden a cambiar la situación en la isla para volver a ella.  La literatura de esta primera generación de escritores es por tanto muy nostálgica y con un gran sentimiento reivindicativo contra la isla y su régimen y no contra la sociedad norteamericana.

Sin embargo la literatura cubano-americana sufre una gran transformación con la segunda generación de escritores o más bien un grupo diferente de escritores que formaron parte o vivieron de cerca la experiencia de los marielitos.  De este modo se añade a la población cubanoa-mericana en Estados Unidos gran parte de la diversidad de la isla en cuanto a color, formación y clase social ya que gran parte de los marielitos eran mulatos o negros, procedentes de las clases trabajadoras y además sin formación.  Con la adición de esta oleada de exiliados, la población cubano-americana presenta una visión un poco diferente a lo que era antes y ahora sí se ve una amenaza en el grupo de mulatos, delincuentes, gentes sin educación ni estudios que en vez de aportar algo a este país vienen a aprovecharse de el.   La literatura cubano-americana que refleja esta situación y representa la experiencia de esta población escribe casi siempre en inglés y ahora sí presenta unos rasgos marcadamente combativos contra el racismo y la discriminación que observan en la sociedad norteamericana.

En décadas posteriores, años 80 y 90, aparecen un grupo de escritores nacidos o criados en Estados Unidos que presenta unas características especiales: su lengua dominante es el inglés; para ellos Estados Unidos es su hogar y lo consideran su país; no sueñan con volver a una isla que nunca han conocido o de la que apenas de acuerdan.  Su literatura ya no esta teñida de nostalgia sino más bien de una búsqueda de identidad que poco a poco se convierte en la necesidad de representar una nueva identidad cubano-americana y transcultural dentro de los Estados Unidos.

Por lo tanto hemos preferido hacer una distinción de tres grupos de escritores y escritoras según su relación con Cuba: en un primer boque englobaríamos autores y autoras que nacieron y recibieron gran parte de su educación en Cuba (Literatura de exilio), aquellos escritores/as que emigraron en la juventud o adolescencia y por tanto se formaron en Estados Unidos (literatura de la generación ½) y por último un grupo de escritores y escritoras que nacieron o fueron llevados muy pequeños a los Estados Unidos y por tanto no tienen experiencia directa de la isla (Literatura étnica cubano-americana)

La literatura cubano-americana es un magnífico ejemplo de cómo una literatura surge estrechamente unida al concepto de nación y patria hasta evolucionar a algo muy distinto pero también muy actual y casi profético sobre lo que será el futuro.  Los temas recurrentes en la literatura cubana y cubano-americana son sin duda la isla de Cuba, la revolución, el exilio y la identidad cubana en Estados Unidos.  La revolución y posterior diáspora cubana no han supuesto simplemente el desplazamiento de una gran población cubana a otro territorio sino que ha provocado importantes cambios dentro de la cultura cubana a medida que seguía desarrollándose en territorio norteamericano.  La literatura cubano-americana al igual que otras literaturas escritas por latinos y latinas en Estados Unidos demuestra que el mantenimiento y desarrollo de una cultura no está sujeta a un espacio geográfico, casi podríamos decir que es un ente vivo ya que son los propios individuos los que readaptan su cultura a las nuevas circunstancias convirtiéndola en algo nuevo.  Pero debemos preguntarnos, aunque la identidad transcultural que desarrollan los latinos y latinas en Estados Unidos desafía las imposiciones de los espacios geográficos ¿hasta que punto influyen en el desarrollo de esta nueva identidad precisamente esos espacios geográficos? ¿Qué papel tienen Cuba Y Estados Unidos como espacio geográfico y geopolítico en la formación de la identidad cubano-americana del siglo XXI? A responder estas cuestiones nos ayudan precisamente cubano-americanos/as que a través de la representación artística literaria de estos espacios y de la función que en la narrativa desempeñan.

   La literatura cubano-americana, mucho más que la propia literatura cubana de la isla, tiene un carácter marcadamente revisionista de la historia.  Gran parte de la narrativa que nos ocupa no es otra cosa que la exploración de un periodo de la historia de Cuba y de su diáspora en Estados Unidos con el objetivo de comprender los efectos que dichos acontecimientos históricos han tenido sobre la población cubana y cubano-americana.  También es cierto que la narrativa perteneciente a la literatura étnica cubano-americana (la que recoge más atención en este estudio) es la que más se aleja del tema histórico y político sin llegar a descartarlo y puede que sea precisamente por esta razón que esta literatura sea la más fresca y original.  Esto es debido a que la mayoría de los escritores/as cubano-americanos más jóvenes han resuelto de alguna manera el problema de la representación de la identidad cubano-americana a través de la narrativa transcultural.  Esta es una narrativa que refleja un nuevo concepto de cultura o nación cultural desmarcada de una nación política.  Estos escritores/as, conscientes de que una parte de su identidad se haya en desventaja/mal representada/vista en la sociedad en la que viven consiguen a través de la obra narrativa crear un espacio donde todos los componentes de su identidad son adecuadamente representados.  De alguna forma esto no es otra cosa que la vieja idea de escribirse uno mismo sobre el papel.

Suponemos son obvias las razones por las que este estudio se concentra en el último grupo de escritores/as cubano-americanos/as ya que es en su narrativa donde la representación de los espacios que influyen en la identidad se representan con más complejidad y profundidad crítica y donde interaccionan más creativamente.

 

Literatura de exilio

 

Primeras manifestaciones literarias cubanas en Estados Unidos:

En los primeros años del exilio cubano en Estados Unidos los escritores se pusieron manos a la obra a escribir poesía, cuentos, narrativa sobre la problemática cubana, contra Castro y con la esperanza de que el exilio sería temporal.  De hecho estos primeros escritores publicaban sus obras en revistas semanales que a veces ellos mismos financiaban y distribuían entre la comunidad.  Sin embargo, tras la fallida experiencia de la Bahía de Cochinos el grupo de escritores en Miami se fue dando cuenta de que el exilio sería largo y comenzaban a contemplar la idea de tener que permanecer mucho tiempo sin regresar a la isla.  Mientras en una primera etapa algunos escritores llevaban sus obras a publicar a España o a Sudamérica, más adelante surgieron intentos como el de Julio Salvat por crear una editorial como Universal donde poder publicar las obras cubanas del exilio.  Huelga decir que la mayoría de las obras que aquí veían la luz eran anti-castrista y marcadamente políticas por lo que esta primera generación llevó a cabo lo que podríamos calificar una guerra de palabras contra Castro.  Casi todos ellos intentaban hacer ver a todo el mundo que Castro era un traidor ya que había traicionado el fin principal de la revolución al no establecer una democracia en Cuba tal y como el mismo había prometido al principio.

Esta primera generación está compuesta por autores que vivieron la revolución siendo adultos y que se vieron obligados a exiliarse en diferentes oleadas.  A través de sus obras plantean una visión personal de la historia reciente de Cuba, de la revolución y del exilio. Entre ellos destacan entre otros Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, Antonio Benítez Rojo, Novás Calvo, Severo Sarduy, Hilda Perera, Heberto Padilla, Carlos Victoria.  La mayoría de las obras que producen giran en torno al tema constante de la revolución como causa del exilio desde un sentimiento de rabia, nostalgia e indignación y clara oposición a los acontecimientos que suceden a la revolución.  Es pues de esperar que ante la cercanía de tales acontecimientos vividos de primera mano, el contenido de las obras sea marcadamente político y acusador.  El  lector al que van dirigidas estas obras es en su mayoría cubano o hablante de español.  También es necesario mencionar que dentro de este grupo existen diferencias debidas a las diferentes experiencias de la revolución o el exilio.  Por ejemplo algunos escritores como Benítez Rojo procedentes de clases media y alta dejaron la isla inmediatamente tras la revolución mientras que otros que habían apoyado la revolución como Cabrera Infante se marcharon más tarde decepcionados con el rumbo que tomaba el país y finalmente otros como Reinaldo Arenas fueron educados y crecieron en la época post-revolucionaria pero se marcharon ante la creciente represión de los sectores críticos.

El papel que juega el país de acogida en estas obras es mínimo y tan sólo sirve de recordatorio de lo que se ha perdido y por lo tanto detonante de la nostalgia que provocan las diferencias apreciables entre ambos espacios, uno ajeno y extraño y otro querido pero distante.

Entre las obras de este destaca Territorio libre de Luis Ricardo Alonso que alude al cambio que se produjo hacia el gobierno totalitario a finales de los años 60, El cielo será nuestro de Manuel Cono Sausa sobre el episodio de la Bahía Cochinos, No hay aceras de Pedro Entanza sobre la contrarrevolución que tuvo lugar durante los primeros años de gobierno castrista.  Muchas de estas obras son abiertamente políticas y didácticas en las que se intenta convencer al lector de los peligros y demonios del comunismo y se ataca directamente la figura de Castro como principal responsable de las miserias de Cuba.  Por esta razón muchas de estas obras fueron rechazadas por la crítica por su escaso valor literario y por ser consideradas casi propaganda política.

   Pero no todas ellas eran eminentemente políticas.  De hecho en muchas de ellas se deja entrever mucho del mundo interior de estos escritores a los que invade el sentimiento más arraigado en esta época entre los cubanos exiliados: la nostalgia.

 

Los escritores de los 70:

 

En los años 70 se exilian a Estados Unidos un gran número de escritores que ya lo eran en la isla y que abandonaron la isla desencantados con el desarrollo político que Castro estaba provocando.  Entre ellos se encontraban Lidia cabrera, Lino Novas Calvo, Enrique Labrador Ruiz, Antonio Benítez Rojo y Herberto Padilla. A finales de los 70 también surge la revista Areito muy singular ya que sus editores y la mayoría de sus contribuyentes pertenecían a la operación Peter Pan que había sacado a niños cubanos de familias de clase alta de la isla para alejarlos de la revolución y de la política castrista.  Pero a pesar de su educación en Estados Unidos este grupo de jóvenes cubanos eran simpatizantes de las ideas de la revolución y mostraban un claro rechazo a la experiencia norteamericana a la que les habían obligado sus propios familiares.  El volumen Contra viento y marea publicado en  ....  recoge el sentir de este grupo de jóvenes y tuvo una gran aceptación cuando se publicó en Cuba.  Uno de ellos fue Roberto Fernández Echevarría y Lourdes Casal que participó en la organización de la Brigada Antonio Maceo que con la intención de establecer relaciones con Cuba permitía el viaje de estos jóvenes cubanos simpatizantes de la revolución

 

 

La generación de los Marielitos:

 

Esta generación recibe el nombre por puerto cubano de Mariel desde donde partió la mayoría de una oleada de cubanos en Mayo y Junio de 1980 después de que Castro permitiera que cualquier cubano que quisiera marcharse lo hiciera.  Alrededor de 125000 cubanos dejaron la isla en aquel tiempo pero estos cubanos no fueron recibidos con los brazos abiertos por sus compatriotas en Estados Unidos. 

Aunque solo un número reducido de estos cubanos habían sido liberados de las cárceles de Cuba, se extendió la idea de que Castro se había desecho de la basura de la sociedad cubana permitiéndoles dejar la isla e irse a Estados Unidos.  Los cubanos que llevaban décadas en los Estados Unidos provenientes de la alta sociedad cubana anticastrista no miraban con buenos ojos a un número de cubanos que posiblemente estaban muy influenciados por el comunismo después de vivir tantos años bajo el regimen castrista y que además no parecían tener el espíritu emprendedor de los primeros exiliados sino que más bien buscaban la comodidad en Estados Unidos donde poder continuar una vida delictiva o poco tradicional, como en el caso de los homosexuales.  Las diferencias entre la primera generación de exiliados y los marielitos no podían ser mayores: muchos de los Marielitos pertenecían a las clases más bajas de la sociedad, carecían de una educación adecuada, al contrario que la mayoría de los intelectuales cubanos ya instalados en Miami, eran de piel más oscura y habían apoyado la revolución y el régimen durante muchos años.

Reinaldo Arenas formó parte de esta generación asentándose primero en Mimi para marcharse más tarde a Nueya York lejos de los enfrentamientos entre los diferentes grupos de cubanos de Miami.  En Nueva York colaboró con  otros escritores cubanos como , Ismael Lorenzo y Carlos Díaz en la revista Mariel que denunciaba la opresión del régimen castrista desde la visión de jóvenes literatos exiliados.  La obra de éstos últimos difiere claramente de la generación anterior en la ausencia de una narrativa nostálgica que venera e idealiza la Cuba pre-revolucionaria.  También aparecen nuevos temas como la homosexualidad que hasta ahora había sido prohibida en la isla y rechazada por el grupo conservador de cubanos en Miami.  Aunque muchos críticos apuntan que esta generación de escritores no ha sido aún superada en calidad e innovación no tuvo la aceptación que merecía en el aspecto comercial y académico.  Es por ello, que Ruth Behar tiene parte de razón cuando la denomina la generación perdida ya que trabajaban desde universidades prestigiosas, no tenían independencia para publicar y para promocionar sus obras (Bridges...).   Se ha llegado a decir que la literatura cubana en Estados Unidos es ´demasiado cubana´. Con esto se quiere decir que muchos escritores cubanos se centran exclusivamente en lo cubano y en lo relacionado con la isla.  De hecho, algunos escritores de la literatura latina en Estados Unidos le han criticado a muchos autores cubanos la falta de preocupación en sus obras por el problema latino en Estados Unidos y por la lucha contra la opresión que sufre esta minoría en la sociedad norteamericana.

 

Literatura de la generación puente

 

La década de los 80 vio surgir una nueva generación de escritores que habían vivido la revolución siendo niños o habían dejado la isla en la adolescencia.  Muchos de ellos optan por el inglés como lengua literaria y por esto mismo se les dio en llamar los “atrevidos.” (cita de Hospital)  Entre ellos se encuentra Pablo Medina, Gustavo Pérez Firmat, Roberto Fernández y Himilce Novas.  Pérez Firmat denomina a la generación a la que pertenece la generación del 1 y ½ (cita).  Aunque algunos comienzan a escribir sus primeras obras en español la mayoría pasa pronto a escribir en inglés la mayor parte de su producción literaria.[2] 

En Cuban American Writers : Los Atrevidos, Carolina Hospital habla sobre algunos de ellos: 

One of the strongest indicators of this Cuban-Latin American legacy is the preponderance of the tropical neo-baroque in the works of these young writers.  Language becomes the ultimate vehicle to recreate a historical reality.  Furthermore, this recreation takes place within a humorous and sometimes fantastical , hallucinatory, world.  Two writers in the anthology, Fernandez and Medina , refect this well.  Both push the limits.  In Fernández’ case, it’s done through absurdity; in Medina’s case, it’s through illusion.  Carlos Rubio on the other hand reveals a mastery of the language that echoes the work of both Alejo Carpentier and Julio Cortazar; his characters are trapped in an urban environment that oppresses the spontaneity of the human spirit (17).

Pablo Medina.  En Exiled Memories, Pablo Medina transporta al lector hasta Cuba donde residen sus recuerdos de la niñez.  Como el propio autor reconoce el libro persigue mantener vivos unos recuerdos de la isla que no se han de perder para las próximas generaciones.  Sin embargo es obvio que la nueva generación de cubano-americanos no tiene recuerdos propios de la isla, no vivió nunca allí y por tanto novelas como la de Pablo Medina se convierten en construcciones de una Cuba que para ellos es imaginada, ha de imaginársela.  La narración de Medina está llena de emoción y poesía.  La identidad fragmentada del narrador busca a través de sus recuerdos el consuelo emocional.  La narración está teñida de una nostalgia muy sentida desde la distancia y desde la certeza de que la niñez que el vivió no volverá a ser vivida por sus hijos y nietos.  La intención constante del autor es recuperar aquellas sensaciones que le conectan con la Cuba de su niñez ante el miedo de que se pierda para siempre, de que las enseñanzas y el mensaje de sus antepasados se pierda..  La nostalgia y la tragedia existencial impregnan toda la narración y sólo cuando aparece el narrador adulto se deja entrever que no todo era bello en la Cuba de ayer.  Desde la madurez que los años le han proporcionado el narrador es consciente de la tragedia que asolaba a Cuba, de las injusticias del sistema, y del miedo.  Podemos afirmar que en Exiled Memories la nostalgia es una parte fundamental en la reconstrucción de una identidad fragmentada como la del narrador.  Esta identidad se describe desde una sentimiento trágico que caracteriza a gran parte de la narrativa de esta generación aunque más acusadamente en la narrativa de Pablo Medina.

Gustavo Perez Firmat se diferencia de Medina en varios aspectos.  Aunque su recuerdo de Cuba pueda parecer a veces nostálgico siempre pretende mantener las distancias.  Cuba es una arte fundamental de su identidad porque su niñez transcurrió en Cuba pero intenta dar un paso más asentando su identidad en los intersticios de ambos mundos, viviendo en el guión de su identidad cubano-americana.  Esta postura es la que nos plantea en Life on the Hyphen (1994) donde el mismo define esta identidad en constante equilibrio entre los dos mundos.  Este equilibrio se ha de conseguir desterrando la nostalgia por un lugar que aunque forma parte de su identidad no permanece estático y que además ya es imposible de recuperar.  Es por ello que en Next Year in Cuba: A Cubano´s Coming of Age in America la ironía implícita en el título plantea la imposibilidad de seguir viviendo en el pasado, de seguir soñando con un regreso a la tierra natal.  Tal como hiciera en Life on the Hyphen, Perez Firmat es muy crítico con la idealización de todo lo cubano en Miami, una fantasía cubana en la que se sigue viviendo en la fantasía de que algún día se regresara a Cub, pero ¿qué Cuba es esa?  De cualquier manera no es la Cuba que se reconstruye idealísticamente en las calles de Little Habana.  Para Firmat esta fantasía espacial tiene dos vertientes: por un lado supone una fuente de seguridad de solidaridad dentro de la comunidad que más te comprende pero al mismo tiempo es un recuerdo constante de lo que se quedó atrás y esto produce la mayoría de las veces un dolor inútil.  Los valores que existían para el cubano en Cuba ya no son los mismos que para la nueva generación y es por ello que Pérez Firmat explora las relaciones con su padre desde una visión crítica y dolorosa.

 

Literatura étnica cubanoamericana

 

A este grupo pertenece un número de escritores nacidos o llevados en Estados Unidos siendo aún muy niños como Cristina García, Oscar Hijuelos, Elías Miguel Muñoz, Virgil Suárez, .  Comparten escasos recuerdos de la isla, una educación completamente norteamericana y una preponderancia del inglés como lengua literaria.  El público al que suelen ir dirigidas es mucho más amplio que en los grupos anteriores incluyendo a un público general norteamericano.  La temática presente en la mayoría de estas obras sigue siendo la cuestión cubana pero desde una perspectiva muy distinta a la de los grupos anteriores.  No son seres biculturales, su identidad es única, la cubano-americana y además las culturas que forman parte de su identidad no se encuentran equilibradas y precisamente sus obras persiguen llenar ese vacío correspondiente a su herencia cubana.  No viven en ningún guión a caballo entre dos culturas al mismo nivel ni a la misma distancia de ambas sino que a partir de ellas han desarrollado una nueva visión de sí mismos como estadounidenses con herencia cubana.  Ante la dificultad que supone ser aceptados como individuos con una herencia múltiple necesitan encontrar un espacio donde definirse y encontrarse a sí mismos y este espacio es claramente la obra literaria.

Cuba, la revolución y el exilio cubano sigue siendo un tema muy presente en sus obras pero desde una visión fundamentalmente crítica y conciliadora.  La revolución y el exilio se observan desde la distancia que permite el no haberla vivido directamente al mismo tiempo que se intenta lograr una objetividad amenazada por los recuerdos que otras personas han pretendido hacer suyos propios.  Pretenden desterrar la visión exclusiva en blanco y negro de la cuestión cubana sustituyéndola por una revisión imparcial de los acontecimientos históricos y culturales que han afectado a la comunidad cubana y cubano-americana.  Rechazan la nostalgia y la ficción creada a través de la memoria del exiliado para sugerir una visión más realista e integradora de la experiencia cubano-americana a lo largo del proceso de adaptación y desarrollo en la sociedad norteamericana.  Evitan la confrontación cultural aceptando sin reservas la enorme influencia que la experiencia en Estados Unidos tiene en su propia identidad y precisamente por ello buscan formas estéticas de compaginar ambas tradiciones.

 

 

 

[1] Estudios recientes estadounidenses confirman que la explosión del Maine  fue debida a la combustión espontánea en el depósito de carbón del barco.

[2] Algunos poetas de este grupo como Lourdes Gil y Maya Islas siguen escribiendo en español a pesar de que dejaran la isla siendo niñas.

 

 

 

© Antonia Domínguez Miguela. Site last updated: 07/03/2007